De las cartas de Petras (Pedro) Paulaitis: . . . Cuando las cartas que se me envían son dejadas pasar por Moscú, Vilnius, Magadan u otros cualesquiera grandes centros de la Unión Soviética, entonces la administración local de todos aquellos pequeños centritos de la periferia de Rusia, como Barashev (Mordovia), Lesnoi y otros lugares de tortura de gente inocente, de ningún modo pueden desprenderse de su concepto lobuno con respecto a las demás personas. Aquí priman los intereses propios, puramente personales, de cada jefe de esa adminis­tración. Todos desean una tarea liviana pero muy lucrativa. Y una de esas tareas es justamente oficiar de removedor en el crisol de los esclavos, para que los desgraciados allí incluidos puedan comunicarse lo menos posible entre sí, para que no puedan escribirse libremente con nadie sin los enredos de los ajenos: la administración, a fin de que no lleguen a enterarse de lo que sucede allí nomás . . . No me llegaron 7 cartas seguidas. ¿A dónde habrán ido? Similar cosa ocurrió con las cartas de Zoriano P. y de Česlovas Stašaitis y de algunos otros. Para todos es evidente que los "denodados defensores" de los derechos humanos retuvieron dichas cartas, para que yo, su esclavo, que he sido aprovechado de todas las maneras por ellos durante 33 años, sojuzgado y perseguido sin la menor culpa, no me pueda enterar de lo que me escriben mis más cercanos y amados connacionales. Son muy dulces en Madrid las palabras de esos "defensores" de los derechos humanos sin la menor conciencia ni honor, pero la verdad es totalmente contraria a dichas palabras, — hasta terrible. . . . Los "liberta­dores" rusos, le quitaron la vida a miles de los mejores Hijos e Hijas de nuestra Patria Lituania, a nuestra bellísima juventud, mientras que a otros, entre ellos a mí, nos quitaron la existencia humana. La pretensión fundamental rusa, especialmente en cuanto a las naciones pequeñas, es la de asimilarlas. Pero es que nosotros poseemos una bellísima historia de nuestra honrosa nación, disfrutamos de una faz propia definida. No nos hacen faltas las importaciones extranjeras, especialmente de los rusos, pues esta siempre está basada en la mentira, la crueldad, el alcoholismo, la prostitución. Mi deseo — prolongación de los deseos de mis Hermanos-Hermanas, es sobre­llevar todos los pesares por nuestra Patria y sus Hijos, para que ellos sepan con quien están tratando y donde eso los conduce . . .

Con toda el alma estaremos junto con todos nuestros Hermanos y Hermanas que nos recuerdan, a lo largo de todas las Festividades Navideñas, y especialmente en la Nochebuena . . .

2 de diciembre de 1980.

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Escribe Petras (Pedro) Paulaitis en su carta del 9 de enero de 1981:

". . . Nosotros nos movemos de a poco, más o menos como antes. Solamente Vaivada no trabaja del todo. El 1 de enero de 1981 traspuso el umbral de sus 80 años de edad, pero aún se mantiene. Somos 9 lituanos en el lager. A los 8 que quedábamos se agregó Algis Zipre, ya hace 20 años tras las rejas. Pero no se queja de su salud, pues todavía no llegó a viejo. (Algis Zipre estuvo internado mucho tiempo en hospitales psiquiátricos, bajo jurisdicción de la KGB. Obs. de la Red.). También los otros, aunque de mayor edad, por el momento, gracias a Dios, se mantienen . . . Digo "por el momento", puesto que otros dos — Kolotka y Chiobatiuk — de Kaunas, que conocía el idioma lituano, parecían estar sanos y no estuvieron enfer­mos, pero ya no se encuentran entre los vivos. Al primero lo hallaron la mañana del 25 de diciembre yerto en su cama, mientras que el segundo murió de un infarto el 7 de enero. Pero nosotros queremos, y debemos, regresar todavía a nuestra Patria libre. Nosotros creemos en la bendición de Dios y en Su ayuda. Empero, "sint voluntas Tua, Domine!"

Petras Paulaitis escribe en su carta del 26 de febrero de 1981:

. . . Los nuevos hombres, Vytautas Skuodis y Anastazas (Anastasio) Janulis, ya casi se han acos­tumbrado a nuestro patio (el lager. La Red.) y a nuestra gente. Son magníficos y buenos, ambos. Fueron traídos el 9 de febrero. V. Skuodis llegó algo resfriado. Hubo de quedar internado varios días en nuestra enfermería. Actualmente está de pie — se mueve, anda como todos los demás. Aprendió bastante rápido a coser guantes. Mientras, Anastazas Janulis no se queda a la zaga de los sastres vete­ranos . . .

... Se pierden muchas cartas. No recibí ninguna de las vuestras desde la undécima a la décima sexta. Y hasta la undécima, recibí solamente tres.

... A partir de diciembre del año pasado carezco de la menor noticia de Vincas, de Danute, ni de

Leonas (León), en una palabra, de ninguno de aquellos que antes me escribían. Ignoro que sucedió con ellos . . .

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Escribe Jadvyga-Gema Stanelyte:

Carta I. Espero que esta carta Te alcance. Agradezco a todos por la preocupación y ayuda, suministradas y por la que me están suministrando. No os violentéis por mí, gracias a Dios me encuentro sana y tranquila. Hoy me volvieron a traer a la cárcel de Vilnius, y recién en el vagón pude enterarme que me llevaban por etapas a Sverdlovsk. Cuando se iniciarán las etapas, lo ignoro, tal vez dentro de un par de días, o puede ser tras un mes. Uno se entera solamente en el minuto, cuando se presentan para llevarlo. Les escribiré apenas llegue a mi "lugar de veraneo" y esperaré ansiosa vuestras cartas. Presien­to que Vosotros tenéis muchas preocupaciones y cuestiones, las cuales también las vivo yo. Pero, según el apóstol, "todo les sale para bien a los que aman a Dios". Aquí tengo oportunidad de trabar conocimien­to con una miseria moral y espiritual, que resulta difícil imaginarla, pues sin enfrentarla frente a frente, resulta inconcebible entenderla. No me quejo de mi suerte, dado que también Cristo fué compren­dido entre los criminales.

Sed fuertes, por los grandes ideales se deben pagar grandes precios.

Por Vuestra bondad procuraré resarcirles (por lo menos parcialmente) con la oración y el sacrificio. Y Os pido a todos Vosotros — no me olvidéis. Os pido oraciones, pues solo allí reside todo el apoyo y la fortaleza.

Saludo cordialmente a todos. Perdonadme por tener muchas preocupaciones por mí, aunque espero que esas preocupaciones nos ligarán con lazos aún más estrechos mutuamente y en Dios.

Agradecida a todos Vosotros

25-1-1981.           Gemma-Jadvyga (Eduvigis)

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. . . Me llevaron de Vilnius el 4 de febrero. En Smolensk permanecí 3 días, ahora me encuentro en Voronezh y en cada momento espero la próxima etapa. Las cárceles y los lagers están colmados. Cuando recibáis mi carta de Ural, contestadme inmediatamente. Esperaré ansiosa.

Percibo Vuestras oracipnes. Os agradezco cordial-mente, espero que me sigáis recordando. Conozco que en la libertad la existencia exige no menos sacrificios, por lo tanto Os recuerdo en mis oraciones, solo que aquí carezco de posibilidades y condiciones para la oración conjunta. Espero que el buen Dios no despreciará mi pequeña ofrenda.

Aquí percibo la vida desde su desnudo lado amoral. El corazón se angustia por el destino de jóvenes personas, cuando la primavera de su existen­cia transcurre en los lagers y las cárceles. Y aquí nadie añora a Dios, nadie sueña con ideales más elevados. Creo que en el lager habré de hallar también otra clase de gente. El mayor de los consuelos es agregar el pequeño sacrificio personal al enorme sacrificio de Cristo y albergar la fervorosa esperanza de aceptación del Señor. Lo que mayor­mente le pido a Dios, es que en nada trasgreda su voluntad, especialmente que los Amigos y las Herma­nas de la Eucaristía se acrecienten en amor y número y le den a Lituania la verdadera renovación. No temamos ningún porvenir, pues está en manos del Señor, precioso y hermoso, cuanto más dado que nos apoyamos mutuamente con la oración y el sacrificio. Todos vosotros permanecéis vivos en mi corazón. Os encuentro en el sacrificio de la Cruz y en el Banquete Eucarístico. Mi constante Santa Misa y constante Santa Comunión, es recibir agradecidamente de manos del Señor en todo instante, todos los despropó­sitos, burlas, menoscabos, ofensas: pequeñísimas espinas de la corona de espinas de Cristo. Ellos son una excelente práctica de aquella teoría en la que he sido noblemente educada: amar las ofensas, el sacrificio, — en una palabra, el último de los lugares y percibir en todo ello la mano del buen Dios.

Por consiguiente, me encuentro feliz allí donde esté, y agradecida por todo.

Estoy agradecida a Vosotros, a todos y todas. Me encomiendo al amparo de la Providencia y a Vuestras oraciones.

Voronezh, 14-11-1921.                 Gemma.

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La dirección de Gemma-Jadvyga Stanelyte: 622020 Sverdlovskaia obl. Nizhnii Tagil P/ja USC 349/6-la Jadvyga Stanelyte, Beño.

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Escribe el docente Vytautas Skuodis: . . . Finalmente llegué al lugar designado. Hice mi entrada aquí el 9 de febrero. Deseaba escribiros inmediatamente, empero las nuevas impresiones, las nuevas cuestiones y las nuevas amistades y, final­mente, la enfermedad que contraje, me hizo retrasar. La combinación de la gripe, el resfrío, la bronquitis, además de algo indeterminado me obligaron a permanecer más acostado que levantado. Y todavía no puedo trabajar.

Partimos de Vilnius el 9 de enero (también fui arrestado el 9 de enero). El viaje resultó prolongado, pero interesante. Luego del juicio me lamentaba porque no me habían aposentado en "la institución de trabajo correccional" de Lukiskiai. Empero, para mi mayor satisfacción, me fué dable trabar un conoci­miento bastante bueno de instituciones del mismo perfil en Pskov, Jaroslavsk, Gorki, Ruzajevk y Potma. Durante las etapas me tocó alternar con ladrones, asaltantes, asesinos y otros similares. Al ser yo un "amoral" y "sumamente peligroso", encontrándome en tal ambiente no me sentí incómodo, cuanto más que todos esos "compañeros" tampoco me demostra­ron desprecio. Uno de los reos, habiendo rapiñado de algún lado una selección casi entera de "Ciencia y Existencia" del año 1980, me la ofreció para que me "ilustrara". En las páginas de esa revista encontré una gran cantidad de nombres conocidos. Largo rato contemplé dos grandes fotografías: de un académico — físico, y de una doctora en ciencias — geóloga. Me alegro, porque mis conocidos se van elevando. Sin embargo, no siento la menor envidia al respecto. Cada uno es feliz a su modo.

Dejando a mis colegas en Gorki, proseguí mi viaje hasta aquí con un kaisiadoriano (natural de Kaišiado­rys, Lituania. El T.), con quien me había conocido en mi etapa desde Pskov.

En esta colonia correccional por el trabajo de régimen severo, es sabido, las condiciones son totalmente diferentes. Aquí por lo menos es posible pasear por el patio cuando se desee. Realmente no sé que puedo escribir sobre las condiciones de mi actual existencia. Deseo fervientemente, que os alcancen todas mis cartas. No solamente mis cartas, sino también las que se me envían, serán examinadas. Yo puedo enviar no más de 2 cartas por mes. Así, pues, una para Vos, la otra a Panevėžys. (En Panevėžys, calle Gogolio 65-2, habita la madre de Skuodis. Obs. de la Red.). Teóricamente es ilimitada la cantidad de cartas a recibir por mí. Empero ello no significa que todas las cartas que se envían lleguen hasta aquí. Desearía que Vos numerases vuestras cartas por separado . . . Esperaré mucho, mucho, vuestras car­tas .. .

Muchísima fortaleza espiritual me confirió vuestra decisión de visitarme.

. . . Actualmente mi estado y ánimo son buenos. Este mejorará más cuando me recupere completa­mente. Tampoco aquí me quejo por mi existencia. La única preocupación que me acosa es la carencia de noticias sobre vosotros. Siempre ansioso, empero pacientemente, esperaré vuestras cartas. Contestaré a todas las vuestras, aunque sea en una mancomún para todos vosotros.

Mi dirección es la siguiente (escribir en ruso): 431200 Mordovia Tengushevskii r-n Barashev, ucr. ÓX 385/3-5 Skuodis Vytautas, Petro

Siempre con Vosotros. ¡Adiós! Vytautas.

A este mismo lager, también ha sido traído Anastazas Janulis, hijo de Juozas.

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Escribe Gintas Iešmantas:

. . . Hete aquí que he llegado allí donde estuve destinado. El viaje resultó largo y cansador, pero peculiarmente interesante, todo era novedoso, no visto ni oído. A decir verdad, no hemos podido ver nada, puesto que no nos tocó bajar a tierra — del tren directamente al automotor, del automotor directa­mente al tren, etc. etc. Viajamos a través de Pskov permanecimos dos semanas en Jaroslavl, Perm (aquí estuvimos nuevamente una semana).

Salimos de Vilnius el 9 de enero por la tarde, y llegamos al lugar de destino a la 1 hora del 10 de febrero, en una palabra, viajamos durante un mes entero. Nunca jamás había deambulado tanto . . .

Vivimos entre dos (con Pečeliūnas). La nieve tapa la mitad de las ventanas. Al echar una mirada al exterior se recuerda la infancia nevada, tormentosa. Nos rodea un bosque, dicen que tiene muchas frambuesas. Claro, no para nosotros . . .

Podré escribir sólo dos cartas por mes, pero recibir una cantidad ilimitada. En una palabra, cuanto más me escriban, mayor será mi alegría . . .

Por lo demás, me encuentro sano. Verdad que en Pskov me había enfermado, mejor dicho recaído, pues estando todavía en Vilnius me resfrié después de Año Nuevo. Pero después, viajando en tren hacia Jaroslavl, todo se me pasó. (Entre otras cosas, en Jaroslavl nos separamos, uno partió hacia el sur, Mordovia). Actualmente siguen conmocionando los ojos de otro . . .

 

Seguid sanos y contentos. No os conmocionéis por mí. Yo me siento satisfecho de mi destino, que no podía ser de otra manera . . .

La dirección de G. Iesmantas: 618810 Distr. Perm, Raion Chusovskii st. Vsesvetskaia, uch. VS-389/35 Gintas Iesmantas

Povilas Peceliunas también ha sido traído a este mismo lager.

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El 11 de febrero de 1981 se anunció que Povilas Buzas, hijo de Juozas, desde el 10-11 ha sido llevado al lager de esta dirección: 618801 Permskaia obl, Chusovskii raion pos. Polovinka, uchr. VS-389/37.

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Fragmento de una carta de Povilas Peceliunas: ... El viaje de Vilnius a través de Pskov, Jaroslavl y Perm duró un mes entero (llegué al lugar el 9 de febrero). El 16 de febrero ya quedé instalado definiti­vamente en el lugar destinado. Pero el trabajo recién me lo asignaron ayer, es decir el día 21. Por el momento me tocará trabajar con el trapo y la escoba. Se me dijo que cumpliré esta tarea hasta el 1 de marzo, pasando posteriormente a trabajar en el comedor, pero como resultará en la realidad, lo ignoro.

Por cuanto me sentí en posesión de infinidad de especialidades, entonces puedo desempeñarme en todas partes. Gintautas Iesmantas fué a trabajar con los telares, mientras que Vytautas Skuodis se despidió de nosotros en Jaroslavl desviándose hacia Mordovia.

Indudablemente os interesa mi salud. Claro está que luego de tamaño viaje la salud no puede ser buena, pero ahora se está componiendo: recibo medicamentación . . .

Tranquilizad a mamá, que no lo sienta tanto . . . Los saludo a todos deseándoles mucho bien y belleza.

En general no me quejo de mi destino. Cuando la conciencia está tranquila, cuando hay dicha en el corazón, todo lo demás es insignificante. Lo impor­tante es seguir siendo hombre siempre y en todos los lados.

22 de febrero de 1981.

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Petras Plumpa escribe en su carta del 9 de octubre de 1980:

... Te escribo desde mi nuevo lugar de descanso — la cárcel de Chistopol. Llegué aquí el 5 de octubre y, de acuerdo a la decisión de los órganos estableci­dos más arriba, tendré que aguantármelas aquí hasta el fin de la condena: 19-XI-1981 . . .

Hace mucho que no recibo carta de Nijole Sadunaite — desde el mes de junio. Uno de los jefes me aclaró que no tengo derecho de mantener correspondencia con ella, por lo tanto sus cartas, por lo visto, ya no me llegarán . . .

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Escribe Genovaite Navickaite:

. . . Varios días atrás recibí Vuestra cuarta carta. No recibí la tercera que, por lo visto, se extravió en el trayecto. Onute Vitkauskaite recibió Vuestra tercera carta, pero ella consistía en un sobre vacío y una hoja de papel en blanco. Pareciera ser que nuestros "protectores" piensan que sabemos leer en una hoja en blanco . . . Releo varias veces las cartas recibidas, reflexiono sus ideas más profundas. Se las puede comparar a los medicamentos, cuya ingestión ali­via . . . Lentamente comenzamos a acostumbrarnos al medio. El ruido ya no parece tan insufrible como en los primeros días. Pronto pasará todo, quedando solamente el recuerdo. Únicamente debemos alegrar­nos y decir con tranquilidad de corazón" ¡Sí, Padre!"

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Escribe Ona Vitkauskaite:

... he recibido Vuestra cuarta carta. Empero no entiendo que sucedió con la carta tercera: recibí solamente un sobre y un papel en blanco (la carta fué extraída por el censor. La Red.) . . . Está terminando el invierno, se aproxima la primavera, el verano, y luego ... (la libertad. La Red.). Mas si Dios me exige un sacrificio mayor, seguiré feliz, siempre que pueda unirme al Supremo Sacrificio . . . Respirando el amor a Dios y al prójimo, ninguna penuria nos espanta, sino que nos retempla aún más . . .