El 25 de marzo de 1981, en Šiauliai, calle Spindulio 6-10, fué arrestado el integrante del Grupo Lituano

Helsinki — Mečislovas Jurevičius. Se efectuó el allanamiento de su domicilio, con la participación del sumariante para casos especialmente importantes, consejero de justicia Norkūnas, el teniente de la milicia A. Augas, cuatro chequistas, y los testigos Vytautas Slaminas y Kęstutis Snykas. Se tomaron: 19 cassettes y cintas magnetofónicas, una estampilla de correo alemana, 20 estampillas, 5 telegramas de variado texto, alrededor de 50 fotografías (de procesi­ones religiosas), una hoja de papel con números telefónicos, un libro "Žvaigžde" (La Estrella), 29 revistas "Savaite" (La Semana) (años 1942-44), varios periódicos de preguerra, 2 mapas de Lituania, 4 hojas de papel con textos de oraciones, 6 libritos de pequeño formato con textos religiosos.

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La acusación según el art. 199 del CC de la RSSL fué presentada el 1 de abril de 1981, mientras que la acusación final lo fué el 22 de mayo.

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Carta desde la celda 163

Sr. J. Kr.

Encontré una oportunidad para escribirle una breve carta. En primer término, agradezco a todos por su ayuda, especialmente por la espiritual, que es la más necesaria. Agradezco a todos aquellos que visitan a mi familia. A todos se les acrecentaron las preocupaciones. ¿Desearíais conocer como vive Gem­ina? Le resulta difícil, pues es la primera vez que convive con delincuentes. ¿Cuántos detenidos hay, solamente somos nosotros dos? Sé sobre Vyturėlis (el ingeniero Vytautas Vaičiūnas. La Red.), lo detuvieron el mismo día que a mí. También le resulta difícil, pues es la primera vez. Empero posee un vigoroso espíritu. Vi a Vyturėlis cuando nos trasladaban de la KGB de Vilnius. El no me vio. Me causó satisfacción su excelente ánimo y pensé que se trataba de un real vyturėlis (una especie de pajarillo de Lituania. N. del T.) espiritual. Después no he sabido nada más sobre él. Ahora algo sobre mi vida. Agradezco a Dios todo lo que me da. Con mi pequeño sacrificio recuerdo a todos los que están en libertad. Percibo muchísimo todas Vuestras oraciones, que tan necesarias me resultan. El corazón renguea un poco. El ánimo es excelente no oculto mis convicciones. De primera vez me arrojaron en una celda donde se encontraban dos asesinos, así como ladrones y perdularios. Les conté la razón de mi detención, sobre la portación de la cruz, sobre las procesiones. Se levantó un coro de insultos, decían: los comunistas ya se vuelven locos del todo, dicen que existe libertad de religión, y encarcelan a gente inocente. Cuando por la noche todos se silenciaban, se ponían a dormir, yo rezaba arrodillado en la cama (dormía en la parte superior). En cierta oportunidad me sorprendieron los guardias, pero los demás presos me defendieron: no lo molestéis, no veis que el hombre está rezando, pues dejadlo rezar. Los guardias se retiraron. Después me cambiaron a otra celda. Durante un mes permanecí junto a ladrones, reincidentes varias veces. Allí me hicieron objeto de un robo — me robaron ropa interior de abrigo. Unos me robaban, otros me lo devolvían. Cierta vez quisieron goleparme, pero luego se disculparon. Y allí, en esa celda, obtuve mucha alegría espiritual, aunque por doquier resonaban ecos de horribles conversaciones. A veces me veía obligado a taparme los oídos con algodón, pero eso nada me ayudaba. El 30 de abril me trasladaron a otra celda, en la que me encuentro actualmente. Aquí la gente es tranquila, aunque sin la menor idea. Esta cruz es más pesada que la primera, pero me resulta más fácil de llevar puesto que no estoy solo. Tanto seremos fieles a la Patria, cuanto lo seamos a Cristo. Varias veces he sido hecho comparecer para el interrogatorio, pero me he negado a exponer. Preguntaron quien había organiza­do las procesiones. Respondí concisamente: ¡Cristo! Este año piensan proceder del modo siguiente — serán juzgados aquellos que caminen en primera fila.

Ignoro cuando se realizará en el presente año — yo también participaría con mis oraciones.

Sería interesante conocer como resultó la ayuda en la colina de las Cruces. El 4 de junio me notificaron que el 29 de mayo mi sumario procesal había sido girado al Tribunal Supremo, por lo que ahora aguardo el juicio, que se realizará no sé donde. De ninguna manera puedo conseguir que me atienda el médico, siempre está de vacaciones. Cierta vez pregunté a la enfermera si no lo podía hacer venir del extranjero . . . Replicó que yo personalmente podría ir.

¡Saludos de mi parte para todos!

Mečislovas.

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El 25 de junio de 1981 el Tribunal Supremo de Vilnius inició la consideración del proceso judicial de Mečislovas Jurevičius. La entrada a la sala judicial era permitida según un listado. En el proceso del juicio solamente era permitido la participación de los miembros familiares más próximos de M. Jurevičius: la esposa, el hermano, la hija con su esposo. Los demás asistentes del proceso judicial eran personas absolutamente ajenas, mayormente rusos, reunidos por la KGB para llenar los lugares y formar una agobiante atmósfera para el procesado. Todos los amigos de este quedaron fuera de la puerta de entrada, junto a la cual permanecía de guardia un chequista bien conocido de vista por todos, que temía dar a conocer su nombre, por lo cual se le apodaba "Beria". En rigor a la verdad, débese reconocer que la totalidad de los chequistas se comportaban cortes-mente, a no ser que "Beria" empalidecía y se le saltaban los ojos cuando advertía junto a sí una nueva persona que le solicitaba permiso para ingresar en la sala. Nadie de los allí reunidos filmaba públicamente ni hacía advertencias, cuando rezaban silenciosa­mente los allí estacionados.

Presidía el tribunal el juez Ignotas, mientras actuaba de acusador fiscal, como siempre, el procura­dor Bakucionis.

Antes de hacer entrar en la sala a M. Jurevičius, ocho testigos fueron informados que tendrían que testimoniar en primer término, puesto que deberían viajar durante 14 horas para testimoniar en otro jucio (en Širvintai era procesado el ingeniero Vytau­tas Vaičiūnas).

A Jurevičius lo hicieron entrar en la sala tres soldados, uno de los cuales permanecía a las espaldas del procesado, con el objeto de que este no curioseara por la sala.

Interrogado por el juez si el acusado manifestaba algún deseo, M. Jurevičius rechazó el defensor, quien se retiró.

Ante la solicitud del juez de sus datos biográficos, M. Jurevičius respondió haber nacido el año 1927 en la Lituania Independiente, departamento Šakyna, aldea Mamaiciai y ser ciudadano lituano.

 

Sumario preventivo

del proceso judicial No. 09-2-006-81, por el cual Jurevičius Mecys, hijo de Jurgis, resulta acusado según el art. 199 del CP de la RSSL

El proceso judicial es promovido el 12 de enero de 1981 en la Procuraduría de la RSS de Lituania, de acuerdo al art. 199 del CP de la RSSL.

En el sumario judicial queda comprobado: El 22 de julio de 1979 Mecys Jurevičius organizó acciones en grupo, ligadas con evidentes desobedien­cias a las legales exigencias de los representantes de la autoridad, mediante las cuales resultó lesionado ásperamente el orden público, promovidas infraccio­nes al tráfico laboral, en las que él mismo participa­ra activamente, es decir, en contra de la ley — sin tener el correspondiente permiso de los pertinentes órganos de gobierno, abusando de los sentimientos religiosos: ha organizado marchas de creyentes, con portación de una cruz, desde el pueblo de Meškuičiai, raion Šiauliai, al monte de Jurgaičiai (así llamado

"Monte de las Cruces") y, desobedeciendo indubita­blemente las exigencias legales de los representantes del gobierno para que detuviera las acciones grupales, personalmente participó activamente en las mismas: como organizador — indicaba a los participantes: órdenes para comportarse correctamente, impartien­do diversas indicaciones, y así, con su ejemplo y acciones concretas incitaba a los demás al no cumplimiento de las exigencias manifestadas y proseguir realizando las actividades ilegales, aunque con ellas se había infringido ásperamente el orden público, y promovido la indignación de la vecindad y la infracción del transporte laboral.

El 26 de agosto de 1979, M. Jurevičius organizó acciones grupales, ligadas con una evidente desobe­diencia de las exigencias legales de los representantes del gobierno, con las que fuera escabrosamente infringido el orden público, promovida la infracción del tráfico laboral de la ciudad de Tytuvėnai, en el camino Tytuvėnai — Šiluva, así como en la ciudad de Siluva, con su participación personal activa, es decir, contrariando la ley, sin el permiso de los pertinentes órganos del gobierno, abusando de los sentimientos religiosos, organizó la marcha de los creyentes, reunidos en la iglesia de Tytuvėnai, hacia Siluva y, en clara desobediencia a las legales exigencias de los representantes de la autoridad de cesar en las actividades grupales, participó personalmente: como organizador — dando indicaciones a los participantes, apartándose de la columna al medio del camino ordenaba que los demás participantes se comportaran correctamente, impartía diversas instrucciones, y así con su ejemplo y acciones concretas incitaba a los demás al no cumplimiento de las exigencias manifes­tadas y a la prosecusión de las acciones ilegales, aunque con ellas se estuviera infringiendo escabrosa­mente el orden público, promovido la indignación de la vecindad y la infracción del tráfico laboral.

El 24 de agosto de 1980, M. Jurevičius participó activamente en las actividades grupales, que fueron organizadas sin el permiso de los órganos de las autoridades competentes, a raíz de las cuales resultó infringido escabrosamente el orden público, y pro­movida la infracción del tránsito laboral en la ciudad de Tytuvėnai, en el camino Tytuvėnai — Šiluva y en la ciudad de Siluva, es decir, abusando de los sentimientos religiosos, en clara desobediencia a las exigencias de los representantes de la autoridad para detener la marcha, incitaba a los demás a participar en la ilegal procesión, impartiendo diversas instrucci­ones.

Al serle expuesta a M. Jurevičius la acusación de acuerdo al art. 199 del CP de la RSSL, él no se reconoció culpable del delito que se le incriminaba. Negándose a suministrar cualquier clase de detalles y declaraciones fundamentales sobre las marchas realizadas, sólo indicó que había participado en la procesión como simple peregrino.

A pesar de que M. Jurevičius no se reconociera culpable del delito que se le incrimina su culpabili­dad está demostrada plenamente: pruebas de los testigos, pruebas objetivas tomadas (películas y fotografías), en las cuales ha sido fijado M. Jurevičius en el transcurso de la procesión y donde se percibe indudablemente a M. Jurevičius como organizador y conductor de las marchas.

1. M. Jurevičius organizó y dirigió la procesión del 27 de julio de 1979 de Meškuičiai a la "Colina de las Cruces".

El CE del SDP del raion de Šiauliai en su certificación destaca que nadie se dirigió al CE del SDP recabando permiso para realizar la procesión y que tal permiso no se había otorgado.

El testigo E. Zulpa demostró que el 22 de julio de 1979, por la mañana, comenzaron llamadas telefónicas a la Seccional de Asuntos Internos de conductores para quejarse que la procesión entorpecía el tránsito. Comparecido en el lugar, se convenció que la procesión realmente entorpecía el tráfico laboral, e infringía el orden público. Los organizadores fueron advertidos por el presidente del Comité Ejecutivo, y también por él mismo. Empero las acciones grupales no fueron detenidas. Por cuanto la procesión provoca­ba peligro para un seguro tránsito, fué obligado a cerrar el movimiento en el camino donde se cumplía la marcha.

El testigo V. Plunge demostró haber fotografiado la procesión de Meškuičiai a la "Colina de las Cruces". Vio como la dirigía un hombre de baja estatura, de cabellos canos, con anteojos, vestido de traje negro. V. Plunge entregó dos películas, de las que se revelaron fotos en las que se observa a M. Jurevičius como organizador y dirigente.

La testigo L. Lukoseviciute evidenció haber visto como, en el atrio de Meškuičiai, un hombre, que anteriormente no conocía, de baja estatura, cabellos canos, con anteojos, vestido con traje de color oscuro, formaba en columna a los concurrentes, impartía instrucciones, órdenes, enseñaba a otros como com­portarse durante la marcha. Fué advertido por A. Juzikis, presidente del Comité Ejecutivo de la regional. La procesión constaba de unas 500 personas, portando una cruz a su frente.

Entre las personas presentadas para reconoci­miento, M. Jurevičius fué reconocido como organiza­dor y director de la procesión.

Ofrecieron testimonios similares los testigos G. Juodzevičius y V. Gentis.

G. Juodzevičius y V. Gentis también reconocieron en M. Jurevičius al organizador y dirigente de la procesión.

El testigo A. Juzikis expuso que en el atrio de la iglesia de Meškuičiai se había reunido mucha concu­rrencia. De ella se destacaba un hombre de baja estatura, cabellos canos, con anteojos, vestido de traje negro, que se ocupaba de organizarlo todo: daba diversas indicaciones, hacia formar en columna, los demás obedecían sus instrucciones. Por cuanto nadie había otorgado permiso para tal clase de procesión, entonces él, en su calidad de presidente del CE del SDP, advirtió a los organizadores. Haciendo caso omiso de ello, las acciones grupales fueron prosegui­das: entonando cánticos sonoramente, portando una cruz, los integrantes de la procesión marcharon por el camino desde Meškuičiai en dirección a la colina de Jurgaičiai.

Los testigos J. Tiknius y S. Jokūbaitis demostraron que la procesión fué organizada y dirigida por un hombre de baja estatura, cabellos canos, con anteojos. Su actividad como organizador y dirigente, no la interrumpió ni cuando resultó advertido por el presidente del CE — Juzaliunas.

II. El 26 de agosto de 1979 fué organizada una marcha de peregrinos desde Tytuvėnai a Siluva, donde participaron unas 1000 personas.

En su comunicación, el CE del SDP del raion de Raseiniai, destaca que nadie se ha dirigido al CE del SDP del raion de Raseiniai para recabar un permiso para la realización de la mencionada marcha de peregrinos y que no ha sido extendido tal permiso.

El testigo A. Mikalauskas demostró que, a pesar de no haberse obtenido el permiso para la preocesión, el 26 de agosto de 1979 se realizó una procesión de creyentes desde la iglesia de la ciudad de Tytuvėnai hasta Siluva. Al cruzar la marcha la calle "Tarybų", se desarticuló totalmente el tránsito vehicular. Los caminantes cantaban estridentemente. El, en su calidad del CE de la regional de Tytuvėnai, por altavoces advirtió a todos que la marcha estaba prohibida, ordenando se dispersaran. Lo repitió en tres oportunidades.

El testigo V. Navickas demostró que la procesión desde su mismo comienzo detuvo totalmente el tránsito en la calle "Tarybų", los integrantes de la procesión que marchaban encolumnados .cantaban muy ruidosamente. No prestaron la menor atención a la advertencia hecha.

También ofreció demostraciones similares el testigo V. Mišeikis.

El testigo A. Vezniakas demostró que la marcha había sido organizada y sus participantes fueron dirigidos e instruidos por un hombre antes no visto, de baja estatura, canoso, con anteojos. Al ofrecerle fotografías de hombres de la misma edad con anteojos, entre ellas la de M. Jurevičius, A. Vezniakas lo reconoció como organizador y dirigente.

El testigo D. Gaižutis demostró que la marcha estaba organizada y dirigida por un hombre no visto antes, con anteojos. La procesión interrumpía el tránsito, promovía desórdenes. Entre las fotografías reconoció a M. Jurevičius como el organizador y dirigente.

Análogas demostraciones ofreció el testigo J. Jonaitis. También entre las fotografías reconoció a M. Jurevičius, como el organizador y dirigente de la marcha.

El testigo J. Jonikas demostró que la procesión entorpecía el tránsito. Observando la marcha, le llamó la atención su organizador y dirigente: se trataba de un hombre, de baja estatura, con anteojos. Entre las fotos reconoció a M. Jurevičius como ese organizador y dirigente.

El testigo A. Rimelaitis demostró que la procesión le cerró el tránsito en la calle "Tarybų" de Tytuvėnai, por lo cual no pudo proseguir su marcha.

Las testigos A. Simkeviciute y V. Gleveckaite demostraron que la procesión perturbaba el tráfico.

III. M. Jurevičius participó activamente el 24 de agosto de 1980 en la procesión de creyentes de Tytuvėnai A. Siluva.

Los CE del SDP de los raion de Kelme y Raseiniai no concedieron permiso para la procesión.

De lo expresado sobre la procesión religiosa se advierte que las marchas perturbaban el tráfico, infringieron el orden público, los integrantes de las procesiones desobedecieron las exigencias de los representantes de la autoridad para cesar las activi­dades en grupo.

Los testigos H. Juzeliūnas y S. Sturys demostraron que por altavoces habían sido advertidos los inte­grantes de la procesión, se les ordenó dispersarse. La marcha entorpecía el tránsito, infringió el orden público.

    El testigo V. Mišeikis demostró que la procesión interrumpió todo el tránsito en la calle "Tarybų" de la ciudad de Tytuvėnai.

Los testigos J. Daniliauskas, Mikolaityte-Mackevi-ciene Nijole — hija de Juozas, N. A. Laniauskiene y A. Lapienis, demostraron que la procesión entorpecía el tránsito.

Demostraciones iguales ofreció el testigo P. Pris-montas.

Los testigos E. Urbonas, R. Ilevicius y G. Bruzas demostraron que fueron instados a participar en la procesión por M. Jurevičius, a quien reconocieron por fotografía.

Según el acta sumarial de la inspección en el lugar del hecho, se puede notar que en la calle "Tarybų" de la ciudad de Tytuvėnai, frente al No. 6 el ancho de la calzada es de 6 m. Más adelante el espacio circulatorio se restringe paulatinamente y frente a las casas, marcadas con los números 34 y 25, constituyen solamente 3,5 m.

En la comunicación de la SAI de Kelme se especifica que la longitud del camino de Tytuvėnai a Siluva es de 8 km. Se trata de una ruta republicana, cruzada por diversos otros caminos.

M. Jurevičius es caracterizado por el último empleador así: hasta fines del año 1974 no ha tenido sanciones administrativas. Los días 10 de noviembre y 8 de diciembre ha faltado al trabajo, motivándolo en tener que festejar feriados religiosos. Se le amonestó por las inasistencias. Empero volvió a inasistir el 25 de diciembre y el 6 de enero. Por tal motivo fué despedido del empleo.

No se han determinado causales que atenúen la responsabilidad de M. Jurevičius.

La causal agravante de la responsabilidad de M. Jurevičius reside en que anteriormente había come­tido un delito.

Jurevičius, Mecys, hijo de Jurgis, nacido el 29 de octubre de 1927, en la aldea de Mimaiciai, raion de Šiauliai, lituano, sin partido, casado, estudio: 4 clases, procedencia campesina, no obligado militarmente, condenado anteriormente en 1950 por el tribunal militar a 25 años de privación de la libertad según el art. 63-3 del CP de la RSFSR, domiciliado en Šiauliai, calle Spindulio 6-10, ocupación: sacristán de las iglesias de Žarėnai y de Latveliai, ciudadano de la URSS, mediante esta acción delictuosa cometió el delito previsto en el art. 199 del CP de la RSSL.

Este sumario acusatorio ha sido formulado en Vilnius, el 25 de mayo de 1981.

El sumario acusatorio es elevado al Tribunal Supremo de la RSSL.

(El sumario acusatorio ha sido abreviado. La Red.)

El sumario acusatorio ha sido formulado por A. Jucys, sumariante para casos especialmente impor­tantes de la Procuraduría de la RSSL, siendo ratificado el 27-V-1981 por el subrogante del procura­dor de la RSSL — A. Novikovas y el procurador de la RSSL — A. Kairelis. Durante los interrogatorios los testigos muchas veces se confundían: unos decían que la gente marchaba desordenadamente y ocupaba la totalidad del camino, otros afirmaban que la marcha se hacía en orden en columna de 4 a 5 personas y ocupaban solo la mitad de la calzada, — las máquinas (automotores. El T.) podían transitar.

Luego del interrogatorio de los testigos, se hojea­ron rápidamente tres tomos de proceso. De esta manera los miembros del tribunal y el público quedaron enterados "minuciosamente" de las prue­bas objetivas del delito, así como otro material.

El 26 de junio habló el procurador Bakucionis. No dejó pasar la oportunidad para acusar a M. Jurevičius de participación en el movimiento nacionalista de oposición contra la ocupación rusa y recordó todas las calumnias publicadas en la prensa soviética dirigidas a M. Jurevičius. Terminando su alegato, el procura­dor subrayó que Jurevičius no se reconoció culpable, manifestando que a su regreso volvería a participar en marchas similares y que difundiría la fe, por lo cual resulta un delincuente asaz peligroso para la comunidad y debe ser aislado de la comunidad durante 3 años, cumpliendo la condena en lagers de régimen severo.

El encausado caracterizó de la siguiente manera a los funcionarios y guardianes de la justicia soviética: "Sois más crueles que los guardianes de la época zarista. Mi padre, y esto lo contaba él mismo, en cierta oportunidad entregó una hogaza de pan a prisioneros, y el guardián lo permitió, mientras que ayer mi hija intentó suministrarme bebida y comida, puesto que me hallaba sumamente hambriento, pero vuestros guardianes lo impidieron".

Ultimas palabras 26 de junio de 1981.

Nací el mes de octubre de 1927 en la Lituania Independiente, departamento de Sakyna, aldea de Mimaiciai, en el hogar de una familia campesina. La existencia me resultó penosa, puesto que desde la primera niñez serví en las chacras. Posteriormente, llegados los rusos al gobierno, fui objeto de injustas calumnias y juzgado sin testigos. Se me aplicó 25 años de privación de la libertad, pero luego de 6 años el proceso fué revisto y quedé justificado. Me pusieron en libertad al reconocer que había sido un error de Stalin. ¿Acaso yo, a los catorce años de edad, podía andar con un fusil y dirigir a cierto grupo?

Y ahora, luego de 30 años, vuelvo a ser enjuiciado. No se me procesa por perversión, o por asesinato o por robo, sino por religión. A causa de que manifiesto a ustedes la verdad de frente, porque no reniego de mis convicciones.

Ha dicho un hombre ilustre: "Por una verdad dicha en 3 minutos, es posible hallar la muerte".

"Empero pronuncia aunque sea tres minutos de verdad,

Luego de ello que te maten . . ." (J. Ievtushenko — Interpolación de la Red.).

Yo os digo la verdad en la cara, ateos gubernamen­tales, y por ello habré de sufrir 3 años de cárcel, si es que allí no me asesinan. Estaré junto a los asesinos y perdularios, aunque debería existir una colonia separada para los presos políticos.

En la celda de la cárcel de Lukiskis me encontraba encerrado también con asesinos, que se sorprendie­ron enormemente al conocer el motivo de mi encarce­lamiento. He aquí lo que me dijeron, y repito sus propias palabras:

— ¡Esos tontos de comunistas se volvieron locos del todo! . . .

Los asesinos me defendían ante el guardián mientras yo oraba. Eso demuestra la fuerza de la religión. Lástima que haya tan pocos sacerdotes condenados: encontrándose ellos en este mundo de delincuentes propagarían la virtud y la luz de la religión.

En este mismo momento, solamente que en otra ciudad de Lituania, también es juzgado un amigo mío con quien participamos de esa misma marcha. ¿Por qué se nos juzga por separado? ¿Por qué no en el mismo banco? Ello una vez más patentiza vuestro temor y difunde inconcientemente la propagación de la religión, dado que frente a las puertas de los tribunales aquí y allí se reúnen los creyentes, mis amigos y los suyos. A ellos se les impide entrar en la sala, aún cuando el proceso del juicio se considera público. Sólo se permitió la entrada en la sala a mis parientes según un listado, todos los demás son curiosos alquilados, agentes de la Seguridad, entre los cuales la mayoría son rusos, a fin de que nada comprendan. Entre los testigos tampoco se encontra­ba ningún creyente, todos eran agentes de la Seguridad y comunistas. Así, pues, soy juzgado por la minoría. Hasta los propios marxistas han compilado datos de que en Lituania existe un 30 por ciento de ateos y un 70 por ciento de creyentes. Esta minoría es la que me está juzgando, porque se teme a la mayoría, se teme a todos los creyentes. Si alguien es creyente, será un patriota de su país y resultará difícil desnacionalizarlo.

Todas nuestras marchas de peregrinos no iban con lemas antisoviéticos e intenciones perdularias, sino con un ideal en el corazón: por la abstinencia y la virtud de la nación lituana. Marcharon gran cantidad de jóvenes y niños. Es que, si toda la juventud creyera en Dios, en Lituania habría muchos menos asesinatos, perversiones y alcoholismo.

Mucho me alegra que me consideren uno de los organizadores. Es un enorme honor para mí, un simple trabajador con 4 clases de estudios. Pero, pensad lógicamente qué posibilidad existiría en organizar una multitud de miles de personas proce­dentes de todos los rincones de Lituania si ninguno desease participar. Aquí la gente marchaba por su propia voluntad, arriesgando la posibilidad de resul­tar enjuiciados por ello. Pero veamos quienes participan en las demostraciones del 1 de Mayo: un puñado de comunistas, y todos aquellos que son amenazados con castigos administrativos si no partici­pan de las demostraciones.

Vosotros me juzgáis por la religión, os lo agradez­co, dado que ello es una demostración que en Lituania renace la religión. Y esas mismas marchas demuestran que el número de creyentes se acrecien­ta. Hasta los propios testigos demostraron que antes no existían esa clase de marchas.

Vosotros teméis hasta a la cruz: lo testimonia la en más de una ocasión destruida Colina de las Cruces. A partir de 1904 la Colina de las Cruces es engalanada con cruces, que ni el zar ni los fascistas destruyeron. Los lituanos paganos desde tiempos inmemoriales ofrecían allí sus sacrificios. Pero a la llegada de los rusos, todo los destruyeron y en más de una ocasión. Empero la Colina de las Cruces siempre se alza y las cruces se acrecientan. La propia gente, sin que nadie les obligue, las llevan y las instalan sobre la colina. La destrucción de la Colina de las Cruces solamente me acrecentó el impulso de creer más aún. Llevé mi primera cruz de noche. Subsistió apenas 2 horas y fué derribada, lo que me estimuló a llevar otra nueva­mente. Esta vez lo hice de día, ya sin temer nada. Y veréis que todavía brotará más de una cruz, y en más de una ocasión marcharán a Siluva multitudes de gente, aunque yo, como su organizador, me hallaré tras las rejas. Y yo os digo:

— Si regreso con vida, ¡yo siempre he marchado y marcharé!

Me juzgáis por la religión, ¡gracias por ello! Ello sólo demuestra que en Lituania renace la religión. Resulta un gran honor para mí estar sentado en el mismo banco que habían ocupado Stanelyte, Sadunai-te, Kovaliovas, Skuodis. Yo también le solicito al juez que no disminuya mi condena, y me aplique 3 años en colonias de régimen severo, tal como lo solicitara el procurador. Aunque esta condena es igual a la muerte para mí, pues mi salud empeoró (en la cárcel nadie prestó la menor atención a mi pedido de asistencia médica), me alegro de ser juzgado por ello.

No os guardaré rencor, sino que rezaré por vosotros, para que vuestros hijos no tomen el mal camino. Yo estoy preparado a sufrir a cambio de que toda la gente comience a creer en Dios, y que mi enjuiciamiento le abra la vista a más de un ateo.

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A la hora 15 fué anunciado el dictamen — 3 años de trabajo correccional, cumpliendo la pena en un lager de régimen severo.

Escuchado el dictamen, Jurevičius exclamó en voz alta:

"¡Gracias! ¡Es en honor de Dios y de Lituania!

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