(A causa de la libertad de fe proclamada por el gobierno y por la realización de la persecusión religiosa):

Al secretario general del CC de la URSS Al presidente del Soviet de Ministros de la URSS

Copias al presidente del Soviet de Ministros de la RSSL

Delegado del SAR de la RSSL

La mayor parte de la población de nuestra República la forman los creyentes. Ellos podrían resaltadamente participar más activamente en la vida social y política de nuestro país, si tuvieran condici­ones más favorables. La Constitución, el código penal, las convenciones internacionales, teóricamente ga­rantizan a los creyentes iguales derechos que a los demás ciudadanos. Acerca de esto también se expresan los programas radiales destinados al exte­rior, la prensa, los decretos postrevolucionarios de Lenín. Empero, en la realidad sucede de otro modo.

(Se restringe la preparación de sacerdotes):

Continuamente disminuye en Lituania el número de sacerdotes. Ello sucede no por culpa de los creyentes, sino por los obstáculos administrativos interpuestos por el gobierno. La actividad del único Seminario Eclesiástico de Kaunas en Lituania, está extraordinariamente restringida. El gobierno limita estrictamente la cantidad de estudiantes, por lo cual no pueden ingresar muchos deseosos. Los aspirante a estudiar en el Seminario son interrogados por diversos funcionarios, terrorizados en los lugares detrabajo. Habiendo tal situación, algunos candidatos estudian teología y se hacen sacerdotes fuera de los ámbitos del Seminario, empero el delegado del soviet de Asuntos Religiosos, dependiente del Soviet de Ministros de la URSS, impide que cumplan sus funciones (así ocurrió con el P. Vytautas Merkys y el P. Petras Naslenas).

¿No es ello anormal? Mientras tanto J. Rimaitis en el folleto, destinado al exterior, "Religión in Litua-nia" (Gintaras, Vilnius, 1971) afirma que "el gobierno no opone obstáculos para la preparación de nuevos sacerdotes" (pág. 21).

(No se permiten libros de oraciones):

El gobierno soviético proclama a todo el mundo, que "la Iglesia utiliza libremente todos los medios de propaganda" (allí mismo, pág. 30). Empero no es así en la realidad: los creyentes de Lituania no poseen su propia prensa, no pueden usar los servicios de la radio y de la televisión, carecen del más simple librito de texto de verdades religiosas. "Todo ciudadano puede comprar libros de oraciones, las Sagradas Escrituras y cualquier otra literatura religiosa", escribe más adelante J. Rimaitis (pág. 24). En realidad, las Sagradas Escrituras no fueron impresas del todo, como, asimismo, no se imprimieron libros religiosos necesarios para los creyentes comunes; hacemucho que no se encuentran en ningún lado los libros de oraciones que alguna vez fueron impresos en muy reducido tiraje, de los cuales necesitamos más de medio millón.

(Se obstaculizan las obligaciones sacerdotales):

La prensa soviética dice que, entre nosotros, la actividad canónica de la Iglesia no se restringe. Mientras tanto, hace ya más de 10 años que al Obispo Julijonas Steponavičius y al Obispo Vincentas Slad­kevičius no se les permite cumplir sus directas obligaciones. También los sacerdotes, que cumplieron su condena (hasta habiéndose anulado la sentencia) a veces deben esperar una serie de años hasta que el delegado del SAR se digne permitir que cumplan sus obligaciones sacerdotales.

(Quebrantan los decretos de Lenín):

El decreto de Lenín del 28 de enero de 1918, permite que se enseñe privadamente religión a los niños. Los sacerdotes y los padres, leyendo la prensa, entienden que los decretos de Lenín poseen vigencia actual. Mientras tanto, más de un sacerdote y laico (P. A. Šeškevičius, P. Juozas Zdebskis, P. Prosperas Bubnys, Ona Paškevičiūte) fueron condenados a trabajos forzados solamente por el cumplimiento de las obligaciones canónicas: por la preparación de niños para la Primera Comunión en el interior de las instalaciones de la iglesia.

Aunque de acuerdo a la convención internacional firmada por la URSS el 15-XI-1961, a los padres* se les debe garantizar la posibilidad de educar a sus hijos religiosa y moralmente según sus convicciones, empero en nuestro país los órganos gubernamentales a veces prohiben a los niños hasta el participar pasivamente en los oficios religiosos (tanto a los varones, como a las niñas), aunque los padres así lo exigen o solicitan. En las escuelas de nuestro país los niños son obligados a llenar diversos cuestionarios incompatibles con la libertad de conciencia, pronun­ciarse públicamente sobre sus convicciones religiosas; en forma desfigurada se les explica la actividad de la Iglesia Católica, por la fuerza se les impone la literatura antirreligiosa; son objeto de mofa y hasta de sanciones por concurrir a la iglesia; mediante coacción moral son inscriptos en las agrupaciones antirreligiosas.

(Los creyentes son discriminados en los empleos):

Los creyentes mayores de edad frecuentemente sufren por sus convicciones religiosas; se les impide cumplir funciones más elevadas. Aquellos, de quienes se sospecha que son religiosos, son amenazados de ser despedidos del trabajo y hasta despedidos, encubrién­dose esto bajo otros motivos distintos. Por ejemplo, a Ona Briliene, profesora de la escuela secundaria de Vilkaviškis, aún después de la decisión del supremo tribunal de la RSSL de reingresarla en el trabajo (por cuanto había sido condenada solamente por la asistencia a la iglesia) no se le permitió trabajar ni de barrendera en esa ciudad. En general, el comporta­miento de los tribunales populares, al fallar en los casos de los creyentes, son espantosos: los tribunales (e instituciones similares) frecuentemente se basan en ciertas instrucciones secretas (desconocidas hasta por los propios juristas soviéticos) y condenan por su incumplimiento (p. ej. el caso del P. Šeškevičius en Molėtai, del P. Zdebskis en Kaunas, del P. Keina en Varena). En los tribunales soviéticos los niños son interrogados, obligados a ser testigos hasta contra su propia voluntad y la de los padres, y a veces hasta obligados a testimoniar en falso (p. ej. el 7-XII-1971 en el caso del P. Keina en el tribunal popular de Varena).

(Solicitudes al gobierno):

Por consiguiente solicitamos:

1.Permitir que el Seminario Eclesiástico deKaunas funcione libremente y que ingresen todos los candidatos convenientes para la Iglesia.

2.Instaurar prácticamente la libertad de la prensa religiosa garantizada por la Constitución de la RSSL, es decir, permitir la impresión de libros de oraciones, catecismos, cancioneros, las Sagradas Escrituras y otros libros religiosos, que le hacen mucha falta al pueblo, que los exige.

3.Permitir que los Obispos Julijonas Steponavi­čius y Vincentas Sladkevičius cumplan sus obligaciones diocesanas, y a todos los sacerdotes que habitan nuestro país (entre ellos a los ucranianos) que puedan realizar libre y públicamente sus labores sacerdo­tales.

4.Por ser incompatible con la convención interna­cional del 15 de noviembre de 1961 y la Constitución de la Unión Soviética, anular el siguiente texto aclaratorio del artículo 143 del CP de la RSSL: "Por ocuparse de la organización de la educación religiosa de los menores de edad, infringiendo las reglamenta­ciones dispuestas por las leyes",del que se abusan los tribunales populares de nuestro país.

5.Anular todas las instrucciones secretas que nos son desconocidas, atingentes a la vida religiosa.

6.Volver a rever otra vez las causas de las personas condenadas por su fe y declararlos inocentes.

Solicitamos a Ustedes que decidan en Moscú cuestiones formuladas en esta presentación, dado que las anteriores presentaciones de los creyentes, reen­viadas de Moscú a Vilnius, no fueron examinadas en detalle, y acarrearon a los creyentes nuevas contra­riedades.

Estas nuestras quejas están fundamentadas en muchos hechos dolorosos, los cuales, si hiciera falta, podríamos presentarlos en mayor cantidad.

24-XII-1971.

Firmantes:

P. R. Blažys, P. B. Budreckis, P. A. Merkys, P. D. Valiukonis, P. C. Taraškevičius, P. A. Ulickas, P. J. Kardelis, P. J. Jakutis, P. J. Grigaitis, P. K. Zemenas, P. A. Ciuras, P. K. Garuckas, P. V. Miškinis, P. A. Petronis, P. A. Simonaitis, P. B. Laurinavičius, P. M. Žemaitis, P. J. Kukta, P. K. Vaicionis, P. J. Baltušis, P. B. Jaura, P. K. Pukenas, P. J. Vaitonis, P. A. Dzekan, P. D. Akstinas, P. L. Ivancyk, P. I. Karukie-vic, P. P. Jankus, P. A. Lakovic, P. K. Molis, P. P. Valicko, P. S. Valiukėnas, P. V. Merkys, P. P. Daunoras, P. V. Černiauskas, P. A. Tamulaitis, P. V. Zavadzkis, P. A. Keina, P. A. Jasmantas, P. N. Jaura,

P. J. Budrevicius, P. S. Tunaitis, P. M. Petravičius, P. N. Pakalka, P. K. Vasiliauskas, P. J. Lauriunas, P. A. Andriuškevičius.

Solicitamos enviar la respuesta a estas direcciones:

1.RSS  de  Lituania,  raion  Švenčionis,  oficina postal Adutiškis, P. B. Laurinavičius.

2.RSS de Lituania, raion Vilnius, oficina postai Nemenčine, P. K. Pukenas.

3.RSS de Lituania, raion Zarasai, oficina postai Tilže, P. R. Blažys.

Los esfuerzos de los sacerdotes para obtener mayor libertad de conciencia y de fe, fueron comen­tados por el delegado del SAR como arrogantes.