En 1974, millares de niños y jóvenes de Lituania recibieron el Sacramento de la Confirmación. Los cifras ofrecidas más abajo testimonian que la existen­cia religiosa en Lituania, a pesar de los esfuerzos de los ateístas, está viva.

Se confirmaron en: Dotnuva Tytuvėnai Prienai Šilale Alanta Griskabudys Obeliai

1526 personas, 2456 personas, 2702 personas, 5100 personas, 2000 personas, 1200 personas, 2860 personas.

(La colina de las cruces):

Si deseas conocer los verdaderos ánimos de Lituania, vete de Šiauliai hacia Joniškis. A doce kilómetros, a mano derecha del camino hay una indicación — Daumantai, 1 klm. Luego de caminar un kilómetro, otra vez a la derecha del camino verás una colina repleta de cruces. Es el piliakalnis (colina-for­taleza. El T.) de Jurgaičiai — la colina de las Cruces. Pasas un riachuelo cubierto de matorrales y por un sendero subes sobre un montículo en forma de montura. En el rincón meridional de la colina yace descuidadamente una gran piedra, sobre la cual se grabaron las fechas: 1861-1864. Las fechas del levanta­miento y del aplastamiento hablan airadamente a la conciencia del lituano.

Entre la gente lugareña vive la narración, de que al pie de la colina de Jurgaičiai existía una capillita, en la cual se reunieron los sublevados para orar. Los cosacos atrancaron la puerta de la capillita y durante tres días estuvieron cubriéndola con tierra de la colina, hasta enterrar vivos a los sublevados. Con el correr del tiempo se pudrieron los travesanos, se hundió el techo y por lo tanto la colina tiene una hondonada en el medio . . .

Al principio para honrar el recuerdo de los sublevados, luego solicitando o agradeciendo a Dios, la gente siempre trajo, llevó y erigió cruces. Había varios millares. Por orden de L. Dirzinskaite-Plíus-cenko, las cruces fueron destruidas. Empero, después de la noche, cual si fueran hongos después de la lluvia, volvían a aparecer. Colocaron guardias, velaba la Seguridad, los habitantes fueron interrogados, amenazados, terrorizados, pero las cruces en la colina de los sublevados siempre crecían. Como si el espíritu vivo de los sublevados exclamara — ¡no os entreguéis!

La última acción mayor destructiva de las cruces fué llevada a cabo el año 1973.Transcurrió un año ... y hay centenares de cruces — unas enterradas, otras colgadas de grandes postes metálicos, y otras instala­das en los árboles.

Puede ser que el odio de los ateístas vuelva a destruirlas, pero está claro una cosa: volverán a aparecer. Actualmente no son los tiempos de Muravi-ov — los sublevados no son tapados con tierra, sino matados en los hospitales psiquiátricos (M. Tamonis), se pudren en las cárceles de la Seguridad (P. Pluira, V. Jaugelis, J. Gražys, J. Stašaitis, P. Petronis, N. Sadunaite y otros), despreciados y calumniados. Cuando unos sean destruidos, tal como las cruces lituanas en la colina de Jurgaičiai, serán suplantados por otros, pero la sublevación contra la mentira, la coacción y el vilipendio de los derechos humanos proseguirá.

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