(Mindaugas Tamonis internado en el hospital psiquiátrico):

En el número 10 de Crónica de la ICL fué publicada la exposición del candidato de ciencias técnicas ingeniero Mindaugas Tamonis, por el cual renunciaba a restaurar el monumento al ejército rojo erigido en Kryzkalnys. La exigencia de M. Tamonis para erigir un monumento a los que sufrieron en tiempos del culto a Stalin, el no reconocimiento de la incorporación de Lituania en la conformación de la URSS — tanto afectó a los funcionarios superiores del gobierno, que se decidieron a una aventura singular.

En el establecimiento de trabajo, M. Tamonis fué acusado por los funcionarios administrativos de haber estado de acuerdo con la Junta chilena.

—       Yo no apoyo a la junta chilena, pues su comportamiento contraría la ética cristiana, — explicó M. Tamonis.

 — ¿Entonces eres cristiano?

 — Sí.

 — ¿Creyente?

 — Sí, — afirmó el inquirido.

Se le aconsejó buscar otro empleo, puesto que no podría seguir trabajando en el Instituto de Restaura­ción de Monumentos.

Cierto tiempo después, visitó a los padres de Mindaugas un agente de la Seguridad, denominán­dose "doctor".

—       ¿Saben ustedes qué le espera a Mindaugas? — preguntó el advenedizo y, simulando ser bondadoso, les ofreció una salida. — ¿Tal vez se lo podría convertir en enfermo y curarlo en casa? ¿Nadie de vuestra casa padeció de alguna enfermedad psíquica? ¿No observasteis en la conducta de Mindaugas nada raro?

De tal manera, los atemorizados padres, junta­mente con el "doctor", comenzaron a buscar en la conducta de Mindaugas cualquier clase de "rarezas".

Muy pronto Mindaugas recibió una citación para presentarse en el comisariado militar "para un examen médico de rutina". Un médico, luego de controlar los reflejos de las manos y las piernas, derivó a M. Tamonis al dispensario Psiconeurológico de Vilnius, en la calle Vasaros. La enfermera le explicó a M. Tamonis que se le había ordenado no permitir la salida del llegado ...

De tal modo* M. Tamonis, que osó decir a viva voz al gobierno soviético la verdad sobre Lituania, fué internado en el hospital psiconeurológico, al igual que el general Grigorenko, Medvedev, Pliushch y otros, que de alguna manera no habían conformado al actualrégimen gubernamental.

La médico Vaičiūniene (rusa) apeló a una "cura" intensa. Comenzó a inyectarle a Mindaugas Tamonis tales grandes dosis de insulina, que le provocaban shocks: queda sin conocimiento, luego, después de inyectarle glucosa, vuelve en sí, se agita, y por ello se le ata a la cama durante varias horas. Tal método de "curar", hasta para un hombre de sana psiquis puede dejarle huellas imperecederas. A M. Tamonis se le dan también otros preparados, cuyos nombres no son conocidos.

Cuando Tamonis intentó negarse a aceptar los remedios, se le manifestó que sería trasladado a la primera sección, donde los remedios son inyectados a la fuerza.

De resultas de esta "curación" se arruinó el aspecto físico de Tamonis — en poco tiempo aumentó unos 17 kgs. de peso, comenzó a torturarlo el insomnio, no puede leer en absoluto,

M. Tamonis tuvo que llenar un cuestionario, compuesto de 564 preguntas, que afectaban a su vida personal, la política, la religión — si cree en Dios, si asiste a la Iglesia, etc.

En el hospital psiconeurológico de Vilnius se encuentran también otros "enfermos" similares, enviados por el comisariado militar para curarlos "de las convicciones".

La médico Vaičiūniene frecuentemente conversa con Tamonis sobre su conducta, instándole a cambiar sus puntos de vista.

M. Tamonis, de 33 años de edad, es casado, tiene dos hijos, es poeta. Sus poesías, bajo el seudónimo de Tomas Kursis, fueron publicadas en "Literatura ir Menas" (La Literatura y el Arte), „Poezijos Pavasa­ris" (La Primavera de la Poesía) y en la revista de la emigración "Metmenys" (Urdimbre).

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(Conferencia católica en Berlín, organizada por los ateístas):

Un grupo de sacerdotes de Lituania concurrirán el mes de noviembre de 1974 a la conferencia católica europea de Berlín, que no organiza la jerarquía de la Iglesia, sino los funcionarios del gobierno ateísta. A los candidatos no se les pregunta si desean concurrir, sino que se les notifica que deben presentar 8 fotografías y prepararse para el viaje. Para que el grupo de sacerdotes lituanos parezca más sólido, se obliga a concurrir a Berlín a algunos sacerdotes fieles a la Iglesia.

¿Qué defenderán en la conferencia católica euro­pea los representantes de la Iglesia Católica de Lituania? No hay libros de oraciones ni catecismos. Por la confección de libros de oraciones y literatura religiosa, los creyentes se pudren en las cárceles de la Seguridad. Dos obispos se encuentran en el exilio. Los órganos de Seguridad continúan aterrorizando el

Seminario Eclesiástico. Los alumnos son violentados por las convicciones religiosas... ¿Si todo esto los delegados de Lituania lo callarán y con la sotana sacerdotal encubrirán los estragos de la Iglesia Católica de Lituania, entonces, como los habrán de valorar los creyentes y la historia de Lituania?