LA PERSECUSION DE LA MAESTRA O. BRILIENE

(Por fotografiar a sus hijos en la Primera Comunión):

En octubre de 1969, en manos de la maestra Kerusauskiene, del colegio secundario de Vilkaviškis, accidentalmente cayeron las fotografías de Primera Comunión de los hijos de la maestra O. Briliene. Kerusauskiene las entregó a Cekanavicius, director del colegio. Inmediatamente se convocó una reunión cerrada de los partidistas del colegio, tras lo cual se le ordenó a la maestra Briliene escribiera una aclara­ción. La maestra confirmó que eran fotografías familiares y, basándose en el pensamiento de Lenín, aconsejó no intervenir en la vida interna de la familia. Se inició el chantaje: examen diario de la limpieza en el aula de Briliene y de como explica las clases. Los inspectores encontraban todo muy mal, aunque hasta entonces Briliene no había tenido la menor observación.

(El aterrorizamiento de Briliene por la organización partidista del colegio):

Un día se organiza el interrogatorio.

Pues bien, tú, Briliene, ¿crees o no? — preguntó el director.

Así es, yo creo, — respondió tranquilamente la inquirida.

Los miembros de la comisión comenzaron a explicar que, terminados los estudios superiores, no cabe creer en Dios, que es necesario abandonar el colegio si no se reniega de la fe, etc. Amenazaron a la maestra de que iba a ser investigada en la sección educacional frente a todos los maestros del raion, etc.

Para un maestro, profesar públicamente la fe, es una cosa terrible, — expresóse el director.

¡Qué bajeza para una maestra, que trabajara 21 años en el colegio, es ser creyente! ¿Donde está la conciencia? — deseando complacer al director, decía la maestra Balazaitiene.

Procuraban menospreciar a la maestra Briliene: "¿Y qué, tú crees también en la vida postmortuoria?"

Los maestros se disgustaron mucho por el compor­tamiento de la maestra Kersauskiene al entregar las fotografías, pero después de la reprobación del director de que eran "desatinados", comenzaron a cambiar los ánimos.

Las fotografías le fueron devueltas, después que Briliene enviara una denuncia escrita al Ministerio de Educación de la RSSL.

 

(Aterrorizamiento de los colegas maestros):

En mayo de 1970 se convoca a una reunión extra de maestros, en la cual se habría de considerar el comportamiento de la maestra Briliene.

— Todo el tiempo he sido y soy profundamente creyente, concurro a la iglesia, puesto que es mi obligación. Siempre concurría a la iglesia, aunque secretamente. Ahora no tengo por qué ocultarme, pues esta cuestión es conocida por todos, — dijo Briliene en la reunión.

Los maestros subrayaron en sus manifestaciones, que Briliene era buena como maestra y como persona, aunque por su fe no servía para la labor de pedagoga. Finalizada la reunión, algunas maestras se disculparon con Briliene. Estaba claro, — la mayoría habló influenciada por el temor, obligada. Terminan­do la reunión, el director propuso votar que la maestra Briliene no servía para la labor pedagógica. Algunas maestras se abstuvieron y por ello el director las reconvino acremente.

 

(El terror del sindicato):

En junio de 1970, en la reunión del comité de la unión sindical del colegio, se trató el destino de la maestra Briliene. El presidente Girdauskas dió lectura a la nota del jefe de la sección educacional del raion de Vilkaviškis, en la cual se solicitaba al comité de la unión sindical del lugar, apoyar el despido del trabajo de la maestra Briliene. Todos los participantes expresaron que la creyente maestra Briliene no debía trabajar en el colegio. Ella explicó: "Al juzgarme por la creencia, ustedes infringen las leyes soviéticas." A ello respondió el director que, ella, creyendo en Dios, lesionaba a sus colegas maestros comunistas, de que no apoyaran el régimen soviético. Además, lamenta­ba, que a los hijos de la maestra Briliene, al terminar el XI año, tendrían que estamparle la característica de que eran creyentes. Le propuso dirigirse al gobierno del raion — y sería empleada. Finalizando votaron para que la maestra Briliene fuera despedida de su empleo.

En la conferencia de maestros, realizada en el mes de agosto, el jefe de la sección propaganda, Vyšniaus­kas, refiriéndose sobre la cuestión ideológica, tildó a la maestra Briliene de beata y recordó, que no era su lugar trabajar en la educación. El director se refirió sobre el abandonado trabajo ateísta en el colegio, y les ordenó a los maestros que advirtieran a los alumnos, que no debían ir tras la cruz y el sacerdote, no importa de quien fuera el sepelio. (Hace poco, en el entierro de un estudiante y del P. Valaitis, muchos alumnos llevaron flores y coronas.) El director reconvino a los maestros, porque ellos,viendo a los alumnos llevando flores y coronas, no los sacaron de las filas del acompañamiento. "Los creyentes en todo el raion levantaron sus cabezas, y el partido por su parte, con todo rigor asumirá los trabajos para desmoronar esta avalancha", hablabairritado el director.

Comenzada la persecusión de Briliene, los maes­tros partidistas expresaron su odio públicamente: no le hablaban, y parecía que ni querían dirigir la mirada para su lado. Los maestros, quien sabe por quien inspirados, proponían continuamente a Bri-liene que cambiara de trabajo voluntariamente. Especialmente les desagradó la asistencia pública de la familia de Briliene a la iglesia.

 

(La despiden del empleo):

El 14-IX-1970, la sección educacional del raion de Vilkaviškis ordena despedir la maestra Briliene del trabajo. El director le rogó no quejarse a nadie, porque sería peor.

Durante la última lección, la maestra Briliene, despidiéndose de sus alumnos, les explicó que por su fe era despedida del trabajo. Por tal motivo se enojó muchísimo la dirección del colegio.

 

(La denuncia de Briliene al tribunal del raion):

A fines de agosto la maestra Briliene acudió al tribunal popular del raion, solicitando se la reingresa­ra al trabajo. El 14 de octubre tuvo lugar el juicio. El jefe de la sección cultural, Sackus, explicó al tribunal que Briliene era creyente, concurre a la iglesia, y mentirosamente agregó que durante las lecciones había enseñado a los alumnos a creer en Dios.

Briliene confirmó que creía en Dios, que asiste a la iglesia, empero esto no lo prohiben las leyes soviéti­cas.

El procurador aseveró, que una persona de tan baja moral no podía trabajar en la educación.

En general, el juicio fué mayormente una propa­ganda ateísta, y no esfuerzos para aclarar el lesiona-miento del orden legal.

(Los padres por Briliene):

Los padres de los alumnos, observando la ince­sante persecusión de la maestra, se dirigieron al Procurador General de la URSS, con la siguiente exposición:

Al Procurador General de la Unión Soviética, Moscú

Exposición

de los padres de los alumnos del Colegio secundario Salomėja Neris de Vilkaviškis RSSL, Vilkaviškis.

La maestra Ona Briliene trabajó durante muchos años en nuestro colegio secundario. Todos nosotros la conocimos como buena persona, maestra y educado­ra.

El 15 de agosto del corriente año fué despedida de sus funciones de maestra. Los niños regresaron del colegio con llorosos ojos. Supimos que la maestra O. Briliene fué despedida de su trabajo por sus conviccio­nes religiosas. Nosotros, padres de los alumnos del colegio secundario de Vilkaviškis, estamos fuerte­mente heridos por ello. Acaso en la Unión Soviética, el párrafo 124 de cuya Constitución garantiza a todo ciudadano la libertad de conciencia, aún actualmente se producen persecusiones por las convicciones religiosas del individuo, hasta sin considerar de que la maestra posee instrucción pedagógica superior y que enseñó fructuosamente durante más de 20 años!

Solicitamos de Usted aclarar este lamentable hecho y devolver al colegio a nuestra sumamente honrada maestra O. Briliene.

Vilkaviškis. 15 de octubre de 1970.

Esta exposición la firmaron 46 padres.

(La denuncia de Briliene al tribunal supremo):

El 10-XI-1970, se realizó la sesión del supremo tribunal. No se le permitió a la maestra Briliene dar lectura a su descargo; entonces ella solicitó que su escrito fuera agregado a las actuaciones.

A comienzos de su discurso, la maestra Briliene expone la marcha de los hechos, como fueron quitadas las fotografías, como se, dirigió ella al Ministerio de Educación de la URSS por la persecu-sión religiosa y de como fué perseguida posterior­mente.

"Las leyes soviéticas", dice en el discurso, — "garantizan a los ciudadanos soviéticos la total libertad de conciencia, y por lo mismo también la libertad de manifestar su fe. El código penal de la RSSL hasta prevé las sanciones para aquellos que intentaren limitar estas libertades. En la cuestión de la defensa de la conciencia, también se ha expresado la prensa. El 10-VII-1970, en el No. 158 de "Tiesa" (La Verdad) dice el docente J. Anicas en su artículo "Por la total libertad de conciencia": "Actualmente en Lituania Soviética se ha formado absolutamente la libertad de conciencia, que abarca el derecho ciuda­dano . . . manifestar cualquier religión, cumplir sin inconvenientes los cultos religiosos."

V. Niunka, en la revista "Mokslas ir Gyvenimas" (Ciencia y Vida), 1966, No. 9, escribía en el artículo "Diálogo de los marxistas y los católicos": "En la cartallamamiento del CC del PCL, de fecha 4 de febrero de 1938, se proclamaba: "Aunque nosotros no tenemos nada en común con cualesquier religión, pero somos partidarios de la libertad de conciencia y luchamos contra cualesquier persecusión religiosa." Esta afirmación de principios, posteriomente, procla­mado el régimen soviético en Lituania, quedó legalizada en la Constitución soviética y otras leyes, pretendiendo total y terminantemente cortar el camino para cualesquiera intento de discriminar a los creyentes de uno y otro modo. Hace poco el Presi­dium del Soviet Supremo de la RSSL aclaró, que es considerada trasgresión de las leyes, que acarrean responsabilidad penal, tales acciones como el rehusa-miento de aceptar a los ciudadanos en trabajos, o en las instituciones educacionales, despido del trabajo o de establecimientos educacionales, el despojo a los ciudadanos de las facilidades o primacías previstas por las leyes, asimismo cualesquiera otras restric­ciones de los derechos ciudadanos, cometidos en dependencia de sus opiniones religiosas.

En el libro de J. Anicas y J. Rimaitis, "Las leyes soviéticas sobre los cultos religiosos y la libertad de conciencia" (Vilnius, 1970), se dice en la pág. 37: "La libertad de fe se comprende como el derecho de todo ciudadano al manifestar sin trabas cualquier religión. Es la libertad para elegir la religión y cambiar de convicciones religiosas, libertad para cumplir los cultos religiosos". Más adelante, escribe en la pág. 54:

". . . la libertad de conciencia incluye ineludible­mente también la libertad de cumplimiento de los cultos religiosos, la libertad de fe, la libertad de actuación de la iglesia satisfaciendo las necesidades religiosas de los creyentes."

La persecusión pública que las jefaturas de la sección educacional popular y del colegio de Vilkaviš­kis realizaban contra mí por mis convicciones religiosas, se contraponían a las leyes soviéticas, entorpecían mi trabajo normal, promovían descon­fianza en las leyes soviéticas.

Por lo tanto, el 28-VII-1970, volví a dirigirme al Ministerio de Educación de la URSS, solicitando una vez más influir ante el Ministerio de Educación de la RSSL, para que este obligara a la sección de educación popular del raion de Vilkaviškis y a la dirección del colegio, que respetaran las leyes soviéticas y que cesaran de perseguirme por el cumplimiento de mis deberes de fe y religión. Pero el Ministerio de Educación de la URSS, volvió a derivar mi exposición para su tratamiento al Ministerio de Educación de la RSSL, del cual, el 24-IX-1970 (ya después que fuera despedida del trabajo) recibí la contestación, que mi exposición no había sido satisfe­cha.

El 15-IX-1970, fui citada a la sección de educación popular del raion donde, sin resolución del comité local de la unión sindical ni del CCL, fui despedida del trabajo según el art. 47, inciso "c", del CDL. A este despido lo considero ilegal por dos motivos:

1.Al despedirme sin el consentimiento del CCL, el jefe de la sección educacional infringió la reglamentación de despidos dispuesta por el CDL.

2.El despido del empleo por las convicciones religiosas y el cumplimiento de los cultos religiosos, es contrario a las leyes soviéticas.

Por lo tanto, el 28-IX-1970 yo recurrí al tribunal popular del raion de Vilkaviškis, para que este, comprobada la infracción de la reglamentación de despidos, me reintegre al trabajo, de acuerdo a la disposición del 30-VI-1964 del Plenario del Supremo Tribunal de la URSS, aún sin considerar los motivos del despido. El tribunal popular no prestó atención a mi presentación, y sin considerar absolutamente la infracción de la reglamentación de despidos, de entrada comenzó la consideración de mis convic­ciones religiosas y el cumplimiento de mis deberes religiosos, como base para fundamentar los motivos de mi despido. Eso se refleja hasta en la sentencia del tribunal popular, donde se dice: "La recurrente fué despedida a causa de que es religiosa." Aunque en la sentencia del tribunal popular se dice que muchas veces fui encausada en el colectivo de los pedagogos, por motivos de que asisto a la iglesia, no dicto trabajos ateístas en el colegio, etc., pero la última considera­ción del 23-VI-1970, no pudo substituir el consenti­miento del CCL para despedirme del empleo el 15-IX-1970. Sobre todo, porque hasta el presente no he recibido ninguna disposición de las deliberaciones sobre mi despido del trabajo.

El despido del trabajo, a causa de que soy creyente, en contrario a la libertad de conciencia garantizada en las leyes soviéticas. Las leyes soviéti­cas aseguran el derecho ciudadano de elegir cualquier religión y cumplir las obligaciones religiosas. Nadie tiene derecho ni de preguntar que religión profesa alguien, o si no profesa ninguna. Y menos el de despedir del trabajo por el cumplimiento de las obligaciones de la fe y la religión.

En la parte final de su discurso, la maestra Briliene expuso que durante 21 años cumplió su trabajo pedagógico y no recibió ninguna observación, que no demostró sus convicciones religiosas en el colegio. Recién después que la dirección del colegio se apoderó de las fotografías familiares de carácter religioso y proclamó públicamente sus convicciones religiosas, ella comenzó a cumplir públicamente el culto religioso. La imputación de que había enseñado a los niños a creer en Dios, es infundado.

(Diálogo entre el tribunal y Briliene):

Comenzó el interrogatorio judicial.

— ¿Crees y concurres públicamente a la iglesia?

—       Si, yo soy creyente y concurro públicamente a la iglesia. Basta ya de ocultarme, — me estuve ocultando durante 21 años, y ahora, cuando promo­vieron públicamente mis convicciones religiosas, no veo motivo para ocultarme.

— ¿Qué dijiste a los niños en la última clase?

—       Les dije a los niños que ya no les iba a enseñar más. Me despidieron del trabajo a causa de que creo en Dios.

La maestra Briliene, dirigiéndose al tribunal, preguntó:

—       Si la sección educacional tenía derecho a despedirme del trabajo por la fe, ¿acaso yo no tengo derecho de decir el por qué me despidieron después de 21 años de labor? ¿Acaso por beodez?

— ¿Le dijiste algo más a los niños?

—       Les dije que el hombre debe tener fuertes convicciones, que es mejor morir de pie, que vivir arrastrándose.

— ¿Qué estudios has terminado?

—       El Instituto Pedagógico de Vilnius. Especialidad: geografía.

Luego habló el jefe de la sección educacional del raion de Vilkaviškis, Sackus, recordando que la maestra Briliene es creyente, que obstaculiza la labor ateísta con los niños al concurrir públicamente a la iglesia. Hasta promueve el presente juicio, para poder propagar mejor esta cuestión.

Interrogado por el juez, Sackus se confundía continuamente y dejó en todos una lamentable impresión: "Por lo visto no sabes nada. Ni sabes como despedir a una persona del trabajo", le recordó el juez.

(Diálogo entre el procurador y el pueblo):

Mientras el tribunal acordaba, en la sala se produjeron vivas discusiones. Decía el procurador:

Una maestra como tú, no puede enseñar a los niños. Eres una simuladora, una agraviadora de niños. No tienes derecho a educar ni a tus propios hijos. Nosotros te quitaremos a tus hijos, para que ellos crezcan verdaderos hombres soviéticos, y no arruinados.

Es decir, a los propios hijos no se les puede influir la fe, porque son alumnos; más tarde serán estudiantes—y nuevamente no podrán creer; ¿enton­ces, cuando puede creer la persona? ¿Cuando está jubilado? ¿Es esa la libertad de fe? — le decía cierto hombre al procurador.

El procurador siguió en lo suyo:

—       Echaremos a una maestra, a otra, si es que alguien intentase todavía demostrarse creyente, y ya veréis . . .

¡Ustedes no cumplen con sus leyes!

Nosotros tenemos nuestra fe y nuestras leyes, y según ellas tales maestros no trabajarán en las escuelas.

En ese momento intervino otro hombre:

—       Aunque yo no soy creyente, pero esta maestra ha sido despedida injustificadamente del trabajo. Es una infracción de las leyes. Las leyes soviéticas garantizan la libertad de conciencia, y qué clase de libertad hay, si por las convicciones religiosas la juz­garon, y la echaron del trabajo.

(La sentencia: reintegro al trabajo):

En ese entonces regresaron los jueces de su reunión de consideración y leyeron la sentencia de que la maestra era reintegrada al trabajo. Airadísimo el procurador manifestó:

—       ¡Yo no lo permitiré!

El jefe de la sección educacional decía desesperan­zado:

—       Ahora se desmoronará toda la labor ateísta . . . Luego de la sentencia del Supremo Tribunal de

retomar a Briliene en el trabajo, la procuraduría de Vilkaviškis convocó a los padres de los alumnos, quienes habían escrito la denuncia en el mes de octubre, y les hizo firmar bajo un texto de que O. Briliene había sido reintegrada al trabajo.

 

(Pero no fué reintegrada):

La maestra Briliene no fué reintegrada al trabajo. Cuando llegó al colegio con el funcionario del tribunal, el jefe de la sección educacional le espetó exasperado:

—       ¡Yo no la acepto! Vuelvan a las 15 horas.

Por lo visto, debía considerar el asunto con alguien. A la tarde, Sackus firmó el acta y le ordenó ir al colegio.

El juez del tribunal popular de Vilkaviškis aconsejó a la maestra Briliene que formulara por escrito su renuncia de las funciones de maestra, pues de otra manera no obtendría trabajo en Vilkaviškis.

La situación resultaba insostenible en la escuela. Los demás maestros no la saludaban ni le hablaban. El director le anunciaba diariamente:

— Hoy no habrá clase. ¡Puedes estar libre!

Seguramente que el director, no solamente por iniciativa propia, impedía las clases de la maestra. Alguien temía que una maestra creyente "arruinara" a los alumnos soviéticos.

En el mes de diciembre tuvo lugar la sesión del comité local de la unión sindical, durante la cual fué considerada nuevamente la maestra Briliene. Con singular cólera habló la secretaria del partido maestra Urboniene. Al terminar todos votaron por el despido del trabajo de O. Briliene, lo que fué cumplido el 23 de diciembre.

*    *    *

Sin querer surge el interrogante: ¿quién dirigió el despido del trabajo de la maestra Briliene? Todo el tiempo se notaba que, el jefe de la sección educacio­nal, el director y otros, eran meros instrumentos en manos de alguien. Al encontrarse en posiciones espinosas, para aconsejarse hasta se trasladaban a Vilnius. No cabe duda, que después de la sentencia del Supremo Tribunal, no fué por iniciativa propia que el director no permitió que trabajara la maestra Briliene. Alguien también aconsejo a la procuraduría del raion deVilkaviškis que engañaran a los padres de los alumnos, haciéndoles firmar que la maestra Briliene había sido reincorporada al trabajo.

(También resulta despedido su esposo):

Despedida de su empleo, la maestra Briliene intentó hallar trabajo en otras partes, porque en

Vilkaviškis no consiguió trabajo ni de mucama. Al esposo de Briliene, Jurgis Briulius, que trabajaba con funciones de ejecutor de trabajos en el MSV de Prienai, le dispusieron condiciones insoportables de trabajo, por lo cual estuvo obligado a renunciar.

En mayo del presente año, después que por el mundo tuvo amplio eco el memorándum de los católicos de Lituania, llegó Rugienis a Vilkaviškis y, llamando a Jurgis Brilius (habiendo tenido reciente­mente su quinto hijo su esposa no pudo asistir), se lamentó mucho por no haber sabido sobre la persecusión de la maestra Briliene y le prometió encontrarle un buen trabajo, pero no en la escuela. Al propio Jurgis Brilius le recordó que, seguramente tendría que retirarse de su nuevo lugar de trabajo, dado que su director era un gran ateísta y no soportaría un ingeniero tan creyente, como lo era J. Brilius.

*    *    *

El 16-IX-1971, en "Valstiečiu Laikraštis" (Periódico de los Campesinos) apareció el artículo "Pecados de Radio Vaticano". Se dice en él que Radio Vaticano "lleva regularmente una propaganda calumniosa contra Lituania Soviética", "los clericales lituanos mienten descaradamente", "lloriqueando por la discriminación de sus creyentes en Lituania Soviéti­ca." Continúa el periódico: "El art. 96 de la Constitu­ción de Lituania Soviética garantiza la libertad de conciencia a los ciudadanos de nuestra república, y por lo mismo la libertad de cumplir con los cultos religiosos. Pues los derechos y libertades de los ciudadanos, entre ellos la libertad de conciencia, están defendidos por otras leyes. El art. 145 del código penal de la RSSL prevé penas por impedir el cumplimiento de los cultos religiosos. Y en la reglamentación del art. 143 de ese mismo código . . . se expresa que se hacen pasibles de responsabilidad penal ... el despido del trabajo o la separación de un establecimiento educacional . . . asimismo toda otra clase de restricciones de los derechos esenciales de los ciudadanos, cometidos en dependencia de sus opi­niones religiosas."

"Como vemos", escribe el periódico más adelante, — "En la Lituania socialista, los derechos de los creyentes son defendidos por las leyes penales, y todos conocen perfectamente, que todo ciudadano de Lituania Soviética, puede cumplir libremente las ceremonias religiosas de su culto. Tal vez los señores del Vaticano podrían ofrecer pruebas, sobre cuando algún ciudadano fué discriminado por sus conviccio­nes religiosas — rebajado en sus funciones, despedido del trabajo, separado de colegios superiores y así por el estilo?"