(Terror contra la alumna por tocar el órgano en la iglesia):

Karklėnai. En 1970. en el colegio secundario de Karklėnai, la estudiante J. J. durante el oficio religioso tocaba el órgano en la iglesia de Pasile. Hubo paz durante un par de años, pero luego comenzaron a afluir quejas al colegio. Luego de la primer queja, la maestra Irena Saunoriene durante la clase de instrucción histórica, expresó: "Entre nosotros hay degenerados, que no debieran tener cabida en la escuela soviética". Después de otra queja, el director citó a J. J. y le ordenó cesara de tocar en la iglesia, mientras que la jefa de la parte didáctica, Irena Saunoriene, habiendo llevado a la chica con otros alumnos de la clase al gabinete de química, manifestó que ellos serían los ateístas del colegio. Como presidente fué elegida Aldona Butkute, su subrogante: J.J. Empero ambas alumnas protestaron enérgica­mente que no integrarían tal grupo. Jadvyga fué citada al gabinete del director, donde la esperaba el presidente del Comité Ejecutivo de Kelme, Tlycenas y cierto desconocido de Vilnius. Este ciudadano, seguramente un funcionario de la seguridad, comen­zó a decir que había oído de que J. J. tocaba en la iglesia, que a ella le sería cortado el camino para la escuela superior, que no tendría lugar en la escuela soviética. La alumna comenzó a llorar de indignación, preguntando que malo había cometido. El interroga­dor le dijo que seguramente J. J. no creía en Dios, sino que iba a tocar así no más. "No, yo creo y toco con gusto", manifestó la niña. "Pero piensa un poco, hijita, sobre tu porvenir. . .que sea la última vez", aconsejaba y amenazaba el representante guberna­mental. "Fíjate, que no tenga que despedirte de la escuela". Mientras tanto, la maestra de historia, Irena Saunoriene, amenazaba en la clase de Jadvyga: a quienes sirvan a los sirvientes del culto, se les disminuirá la calificación en conducta, les será cerrado el camino para elegir la profesión, se les aplicarán malas características.

Terminando el año escolar, J.J. fué citada por el director del colegio, Algis Vilkas, quien le dijo: "Yo no sé que hacer contigo. ¡Eres una fanática! ¿Qué característica recibirás?". El director cumplió su promesa: en la característica se inscribió que J. J. había crecido en una familia religiosa, los padres mantienen relaciones con los sacerdotes, que tocaba en la iglesia. Todo ello lo realizaba con tozudez fanática. Terminada la escuela secundaria, J. J. intentó ingresar en el instituto de medicina de Kaunas, pero ante la comisión de admisión, un profesor leyó la característica y preguntó sorprendi­do: "¿Fanática? ¡En vano, niña, viniste aquí!". Posteriormente ingresó para estudiar en otra escuela superior.

Silale. En el verano de 1963, la estudiante de V año Nijole Siekyte, que vivía en la aldea de Rubinovas, concurría con su madre a la iglesia. Al comenzar el año escolar, la maestra Statkeviciene retó a Nijole por la concurrencia a la iglesia, porque de ese modo había profanado el uniforme de estudiante. Le ordenó a la niña, en presencia de todos los demás alumnos, que explicara porque había ido a la iglesia, y que se reprobara a sí misma. Nijole, subida al escenario, comenzó a llorar en alta voz. La maestra Statkevi­ciene y otros maestros le ordenaron a Nijole volverse a su casa y no venir más al colegio. Nijole regresó a su casa llorando, arrojó en un rincón los libros y les manifestó a sus padres que no iría más al colegio. Posteriormente, convencida por otros maestros, volvió a frecuentar el colegio. Los maestros ateístas no cesaron de importunarla. Por esa causa la niña se pasó al colegio juvenil nocturno para estudiar, donde nadie volvió a perseguirla.

 

DIÓCESIS DE PANEVĖŽYS

(La lucha contra los feriados santos):

Seduva. El 27-VIII-1972, el administrador de las diócesis de Panevėžys y Kaišiadorys, canónigo P. Bakšys, imponía el Sacramento de la Confirmación. El gobierno permitió que ayudaran solamente dos sacerdotes. Había unos 3.000 confirmantes. Debido al cansancio de un intenso trabajo, apenas había terminado de pronunciar el sermón, falleció en la sacristía el decano de Seduva, cura párroco de Pakruojus, P. Juzas Razanskas (nacido en1910).

Ese mismo día, en esa misma población, los atorrantes golpearon con una piedra a una anciana vendedora de devocionarios que pasaba por la calle. Los atacantes golpearon a puntapiés a la anciana caída y, arrebatándole los rosarios y el dinero, se fugaron. La anciana falleció en el hospital.

(No se permite concurrir a la iglesia con trajes nacionales):

Joniškėlis. El 13-VIII-1972 hubo aquí la festividad de la Asunción al Cielo de la Santísima Virgen María. Después de ella, al visitar esta región el subrogante del Comité Ejecutivo del SDT del raion de Pasvalys, Stapulionis, convocó al cura párroco P. B. Jarecka junto con el tesorero del comité parroquial, y les reprochó severamente: "¿Por qué se había invitado tantos sacerdotes y seminaristas? ¿Por qué el cura párroco permitió que la predicación la pronunciara un sacerdote de otro raion? ¿Por qué el cura párroco permitió que durante la procesión las niñas usaran trajes nacionales?" Mientras tanto, en las festividades participaron solamente tres sacerdotes, y otros tantos seminaristas. Stapulionis exigió que el cura párroco prometiera que en lo sucesivo no permitiría a las niñas con trajes nacionales. Dado que se negó a hacerlo, entonces el subrogante obligó al comité parroquial a firmar que eliminaría los trajes nacio­nales de la iglesia. "El huésped no invitado" hasta quiso confiscar los trajes nacionales, pero no pudo encontrar las llaves de la iglesia.

En las iglesias de todo el raion de Pasvalys está prohibido el uso de los trajes nacionales durante las procesiones.

 

(A quien se permite ir a América):

Krikliniai. A fines de 1971 el cura párroco de Krikliniai, P. P. Masįlionis, solicitó al gobierno del raion de Pasvalys el permiso para visitar a los miembros de su familia que viven en los Estados Unidos de América. En junio de 1972 recibió una respuesta negativa.

Nadie se sorprendió por esa actitud del gobierno soviético. Parece que ni el propio P. Masilionis, puesto que, hasta el presente, a los países capitalistas, son dejados salir solamente los sacerdotes muy fieles, que tienen mayores o menores relaciones con los órganos de la KGB. El cura párroco de Krikliniai no posee "méritos" con respecto al gobierno soviético. Apenas hubo llegado a la parroquia, el subrogante del presidente del Comité Ejecutivo del raion de Pasva­lys, Stapulonis, le advirtió severamente: "¡Quédate en la iglesia! No excursiones por la parroquia." A los funcionarios del raion también la desagradan las predicaciones del P. P. Masilionis, en las cuales se tocan los problemas de actualidad de los creyentes. Por ejemplo, la dirección del koljose de Krikliniai, a aquellos koljosistas que van a trabajar los domingos, les paga el doble: a 10 rublos por jornada. Antes de la festividad de la Anunciación de María (VII-2) se les anunció a los koljosistas: el que trabaje durante la festividad obtendrá un carro de heno. Por cuanto es muy difícil conseguir heno, entonces más de un koljosista quedó tentado y trabajó durante la festivi­dad. El cura párroco recordó durante su predicación que los creyentes no deberían vender los domingos. Además, se les recordó a los parroquianos, que proceden muy mal aquellos católicos que les organi­zan solemnes fiestas de boda a aquellos hijos, que se rehusan a aceptar el sacramento del matrimonio, — "no hay por que alegrarse, cuando el hijo comienza una vida matrimonial ilegítima". El P. Masilionis dijo que se comete un grave error, cuando a los ahorcados se les organiza un solemne sepelio—con orquesta y una gran procesión de niños y jóvenes. El cura párroco recordó el sepelio de un chofer, cuando embriagado asesinó a una persona, y posteriormente se ahorcó y fué solemenemente acompañado hasta el cementerio.

A fines de julio de 1972, el P. Masilionis fué citado por la seguridad de Pasvalys. El jefe le reprochó por las desviaciones de los sacerdotes durante las predica­ciones. Como desviacionistas mencionó al P. Buliaus­kas, al P. Nykštas, etc. Demasiado fuerte sería también el cura párroco de Krikliniai. El de la seguridad recordó que los creyentes tenían suficiente cantidad de libros de oraciones. El gobierno soviético habría consentido en permitir la publicación de un periódico católico. Pero los propios sacerdotes no son capaces de formar el colegiado de redacción. También alcanzan los sacerdotes, únicamente se debe selec­cionar mejor a los candidatos convenientes para el Seminario.

El P. Masilionis explicó que la propaganda ateísta se hizo aburridora, falsificada, plena de pornografía. El deber del sacerdote es decirles la verdad a los creyentes.

—       Por qué vosotros, los sacerdotes, escribís mani­fiestos colectivos, digamos por el canónigo Ziukelis, — preguntó el de la seguridad.

Resulta que el canónigo Ziukelis, por orden de Rugienis, fué asignado a la alejada parroquia de Šimoniai. Los sacerdotes de la región de Pasvalys, defendiendo a su decano, en la exposición al adminis­trador canónigo P. Bakšys, le reprochaban que tal traslado era contrario al derecho de la Iglesia.

El de la seguridad recordó, además, que las exposiciones enviadas al exterior, como por ejemplo el memorándum de los 17.000, no darían ningún beneficio.

—       Si hace falta algo, escribidlo todo y enviádselo a Rugienis, — aconsejó el de la seguridad.

Finalizando la conversación, el jefe se lamentó que el comité de seguridad nacional, creado para luchar contra la contrarrevolución, actualmente debe ocu­parse de los sacerdotes.

 

DIÓCESIS DE VILKAVIŠKIS

(Al salir el P. Zdebskis del campamento):

Prienai. El 26-VII-1972 los creyentes se llegaron al campamento de Pravieniskiai para recibir al saliente en libertad P. J. Zdebskis, vicario de Prienai. Empero este ya había sido dejado en libertad. Es que, a la jefatura del campamento se le había dado la orden de dejar salir al P. Zdebskis la noche anterior, procuran­do entorpecer "la demostración política". Los funcio­narios gubernamentales especulaban sobre lo que hacer, se se juntaba mucha gente para recibir al sacerdote.

Los parroquianos recibieron solemnemente al P. J. Zdebskis el 27 de agosto, domingo. Cuando, después de la Santa Misa, el sacerdote regresaba a la sacristía los niños arrojaban flores a sus pies. En el atrio, los niños y los adultos, saludaron al exprisionero. Hubo tantas flores que ya no cabían en las manos del sacerdote, entonces la gente las extendía por el suelo.

Rugienis impidió a S.E. el Obispo Labukas que designara al P. Zdebskis en la diócesis de Vilkaviškis. Transcurridos dos meses, el P. J. Zdebskis fué designado con funciones de vicario en Silute.

Es una "culta" manera de deportar — si quieres trabajar en la parroquia ¡sal de tu arquidiócesis!

Kalvarija. Los días 22, 23-VII-1972 aquí se impuso el Sacramento de la Confirmación. En la víspera, los funcionarios del raion de Kapsukas ordenaron al cura párroco deKalvarija que sacara todos los altopar­lantes dispuestos exteriormente. El 22 de julio hasta no se pronunciaron predicaciones, "para que no se enojara el gobierno". Recibieron el sacramento de la Confirmación unos 4.000 niños.

Meteliai. El 24 de septiembre de 1972 se festejó el jubileo del 150 aniversario de la iglesia de Meteliai. Rugienis permitió que asistiera el obispo, pero no permitió que se impusiera el sacramento de la Confirmación. .

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Los católicos de Lituania sienten cada vez más el deber de rezar por la patria. Entre los creyentes se propaga de mano en mano el manifiesto:

 

¡SALVEMOS A NUESTRA TIERRA!

En los años de postguerra se curaron las heridas materiales de nuestra Patria pero se abrieron otras más dolorosas: la persecusión de los creyentes, el ateísmo, los denuestos, el alcoholismo, la relajación moral, el asesinato de vidas nonatas, la profanación de las más sagradas tradiciones nacionales y religio­sas. Muchos de nuestros connacionales, preocupados por su propio destino, olvidan el destino de la Patria. Por lo tanto todos los días se debe rezar por la patria. Estimulemos a nuestros prójimos, para que ellos también recen. Por esta intención frecuentemente destinemos el Rosario, las Santas Misas, la Comunión, etc. Por los pecados de los connacionales ofrezcamos a Dios todos los sufrimientos, trabajos y pesares.

La patria es cara para todo hombre, igual que la madre, que el hogar natal. Solamente no puede amar a su Patria el hombre degenerado. Por lo tanto, salvemos a la tierra natal con el sacrificio y la oración.