Apenas llegado a Vilnius el Cardenal húngaro Laszlo Lekaj, tuvo lugar una recepción en lo del Obispo ortodoxo Viktorin. P. Anilionis, Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos fué también participante de la recepción, y leyó un prolongado discurso. El Delegado inició su discurso con la geografía de Lituania y luego concentró toda la atención hacia los problemas de la existencia de la Iglesia. Destacó Anilionis que en Lituania habría muchísimos sacer­dotes indisciplinados, que no tenían en cuenta las leyes soviéticas. Entre los indisciplinados incluyó a los jesuítas lituanos. El Delegado no pudo contenerse de mencionar que en Lituania se había formado el Comité Católico para la Defensa de los Derechos de los Creyentes, pero que resultaba mejor no encon­trarse con sus miembros.

Posteriormente, el Provincial de los jesuítas húngaros expresó a los obispos de Lituania:

— ¡Si con nosotros habla de esa manera, entonces ¿cómo lo hará con ustedes?!

En verdad, el Delegado del SAR Petras Anilionis es un despiadado enemigo de la Iglesia, que todavía se mantiene en la línea dura stalinista. Parece que un Delegado de ese estilo ha sido designado con el objeto de obligar que los Ordinarios y sacerdotes de Lituania se mantengan dentro de las leyes soviéticas, destruc­toras de la Iglesia, aunque fuera temblando de miedo. Gracias a Dios, los sacerdotes han demostrado la necesaria fortaleza, lo cual les queda por demostrar a los Ordinarios, a quienes en la presente época Anilionis está aterrorizando angustiosamente.

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