(Los apóstoles del odio):

Telsiai. Los días 9 y 19 de marzo de 1980, en la audición "Argumentai" (Argumentos) trasmitida por la televisión de Vilnius, entre otras cosas fué duramente atacado el vicario de la catedral de Telsiai P. Jonas Kauneckas. Fué acusado de incitar en sus sermones a que los fieles no cumplan las leyes soviéticas, de predisponerlos contra las autoridades soviéticas y que en Telsiai se ha trocado en "directa­mente apóstol del odio". Empero, los autores de la audición no lograron ofrecer el menor hecho, ni demostraron concretamente contra que leyes era incitado el pueblo. Aunque el productor responsable, el periodista Stuina afirmase que la redacción había recibido gran cantidad de denuncias de los creyentes, de ningún modo halló tan siquiera un creyente que se manifestara por televisión, y hasta tampoco pudo mencionar el nombre de alguno de los denunciantes.

La jóven comunista Nijole Gedvilaite que declara­ra en la audición, había sido filmada en el jardín de infantes "Saulute" (El Solcito). De antemano se la había preparado sobre lo que debía decir. La tuvieron que filmar varias veces, pues reiteradamente no acertaba a decir de acuerdo al gusto de los organiza­dores del espacio ateísta. He aquí con que "veraces" métodos se organizan estas emisiones. Además, ya de esa misma manera se había hablado sobre el oficio religioso hace tres años. Los organizadores creyeron que habiendo pasado tanto tiempo los creyentes lo habrían olvidado y no podrían protestar.

El inspector de finanzas Vendzinskis, que incesan­temente ataca fieramente a los creyentes (las vende­doras de devocionarios y los servidores asalariados de las iglesias), declaró en la audición que el P. J. Kauneckas había difamado a los funcionarios soviéti­cos, aunque sin mencionar el nombre de ninguno de los afectados. Toda la audición estuvo conformada de similares principios abstractos fantasiosos, aunque se la denominara educativa.

El ingeniero Puplauskas, que casi diariamente tomaba la Santa Comunión, fué filmado opinando sobre la perspectiva de la ciudad de Telsiai, pero resultó incluido en una audición ateísta. El periodista Algimantas Stuina le demostró a toda Lituania que no posee ni una pizca de conciencia. Profundamente, indignado, el ingeniero Puplauskas dirigió una nota de protesta a la dirección de la teleemisora. Solamente en el mes de marzo la dirección recibió de Telsiai unas 20 notas de protesta colectivas o individuales. Disgustados por la falsedad de la audición escribieron hasta los no creyentes, afirmando que nadie había escuchado en los sermones del P. J. Kauneckas la menor incitación contra las leyes. Los fieles afirman que, por el contrario, el sacerdote siempre ha subrayado que hasta los ateos están obligados a respetar las leyes soviéticas, no quebrantarlas ni perseguir a los creyentes, creyentes.

He aquí algunos fragmentos de las cartas dirigidas a los organizadores de la audición "Argumentai":

"Nosotros, los creyentes de Telsiai, utilizando la libertad de palabra, respondemos a la audición que vosotros dirigisteis por televisión.

Después de esta audición, manifestamos una firme expresión: "¡El ateísmo es mentira! Vosotros despre­ciáis a los protadores de la virtud y la luz de estos días — los sacerdotes (. . .) El nombre del P. Joñas Kauneckas, — enlodado por vosotros, — sus logros, su nobleza y su sacrificio se hallan por sobre todo en nuestros corazones. Nosotros lo respetamos por su sinceridad, sus buenas palabras, su amor por Lituania (. . .)".

Firman 1453 creyentes de Telsiai

Otros creyentes de Telsiai escriben:

"Nosotros, los creyentes que firman al pie, estamos indignados por la audición "Argumentai" por televi­sión de fecha 9.III.1980, donde fuera calumniado el vicario de la catedral de Telsiai P. Joñas Kauneckas. Allí se dijo que el P. J. Kauneckas incita a la gente en contra de las autoridades soviéticas, denigra a los muertos, que es el apóstol del odio. Declararon en su contra solo tres personas y todas ellas descreídas. Nosotros no lo hemos oído incitar contra las autori­dades, aunque asistimos frecuentemente a la iglesia, tampoco lo hemos oído denigrando a los muertos. El P. Kauneckas siempre nos manda ser virtusos, honrados, trabajadores, abstemios y aprender lo bueno. Manda a los descreídos el cumplimiento de las leyes soviéticas. Al señalar los errores de los ateos, estimula no rendirse al descreimiento, los cual es su sagrada obligación como sacerdote.

¡Solicitamos se amoneste a los calumniadores!"

En la tercera nota de protesta, leemos:

"El sustituto del presidente del Comité Ejecutivo del raion de Teisiai tildó a nuestro vicario de apóstol del odio. Nosotros, los creyentes, protestamos termi­nantemente contra los disparates de Jankus y estamos decididos a la defensa de nuestro vicario. ¿Cómo podéis creerle a Vendzinskas, que por un vasito de alcohol se vende a sí mismo y a los demás? Nosotros estamos indignados por el odio evidenciado por Vendzinskas, Gedvilaitey la directora de la escuela de ocho años de Viešvėnai. Vosotros lo acusáis de instigar contra las autoridades soviéticas. ¡Es mentira! Nosotros, los millares de creyentes, respeta­mos y amamos a nuestro vicario el P. Jonas Kauneckas (. . .).

¿Cómo varios impíos, que no conocen de cerca al sacerdote, pueden denigrarlo injustamente hasta por la televisión?

¡No os atreváis más a denigrar a nuestro vicario de la Catedral de Telsiai P. Jonas Kauneckas!"

Escribe la telsense Elena Rasciauskiene: "Resulta doloroso y mortificante que el P. J. Kauneckas haya debido beber el amargo cáliz de la injusticia. Esos calumniadores, ¿acaso se atreverían a abrir sus bocas frente a la vista del pueblo? Todos aquellos que escuchan sus sermones, esos millares, le responderían a los calumniadores: ¡no!"

La enfermera Irena Želviene se irrita en su carta: "Ese Vuestro espacio abrió una honda herida en el corazón de los creyentes. El P. J. Kauneckas (. . .) es un diáfano sol en el firmamento de Telsiai y toda la Žemaitija!"

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Y cual si hubiera sido en respuesta a las cartas de la gente, a principios de abril de 1980, a A. Stuina le fué otorgado el premio Mickevičius Kapsukas por sus emisiones televisivas.

Šaukotas (raion de Radviliškis). El 24 de febrero de 1980, el P. Bronius Gimžauskas en señal de protesta se negó a participar en las elecciones (por dos veces le impidieron ir a Polonia, no le dejaron pronunciar sermones en Šiluva, y además en la escuela se discrimina a los niños creyentes). El presidente regional Bronius Baltaragis intimidaba al sacerdote denigrándolo de presunto enemigo de las autoridades por lo que sería transferido a la KGB.

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Gadunavas (raion de Teisiai). La noche del 30 de enero de 1980 ciertos malhechores violentaron la iglesia de Gadunavas y la saqueron. Se apoderaron de un ciborio con hostias consagradas, dos ciborios vacíos, dos cálices, una preciosa cruz, etc. El 3 de febrero en la iglesia de Gadunavas tuvo lugar una Misa de desagravio por la profanación del templo.

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Pociūnėliai (raion de Radviliškis). El P. Antanas Jokubauskas calumniado en el periódico del raion "Komunizmo ausra" (La aurora del comunismo), se dirigió al tribunal popular del raion de Šiauliai, reclamando la revocación de la calumnia. La sesión del tribunal tuvo lugar los días 4-5 de marzo de 1980. La dirección del periódico no presentó ni un solo testigo que aseverara la noticia publicada en el periódico de que pretendidamente el P. A. Jokubaus­kas habría instado a los fieles a rezar a fin de que el director de la escuela contrajera alguna penosa enfermedad. A pesar de ello, y ante la indignación general, la dirección del periódico quedó justificada, y el sacerdote — culpable.

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Vilnius. El 19 de marzo de 1980, en la sala de conferencias de la Biblioteca Republicana, se realizó el quehacer ordinario del seminario teórico, en cuyo transcurso el expositor de la Cátedra de Ateísmo del Instituto Pedagógico de Vilnius Vladas Balkevičius,se refirió al tema "Religión y actualidad". Durante el seminario, el director de la biblioteca preguntó al conferenciante, el por qué en la actualidad quedaban aún numerosísimos creyentes a pesar de todos los esfuerzos de los ateístas, solicitando aludiera también a los sacerdotes extremistas, mencionados en la prensa. Respondiéndole, V. Balkevičius admitió que en el ambiente rural un 70 por ciento todavía se consideran creyentes, de los cuales un 35% asiste a la iglesia. En los últimos años hasta en la clase esclarecida se ha acrecentado el interés por la religión, y el número de creyentes entre los esclareci­dos va en aumento.

El conferenciante condenó los abusos de los ateístas, los incultos métodos de lucha contra la religión. Por ejemplo, en Bielorrusia los ateístas colocaron gente de guardia ante las puertas de la iglesia, quienes, al notar su impotencia, asustados y enfurecidos, preguntaban: "¿Qué podemos hacer con esaas condenadas mujeres? ¡Ellas concurren al cementerio y rezan!" O como en el Asia Central donde los ateístas crearon un serpentario a los pies de una mezquita . . .

El conferenciante contó a sus oyentes sobre la creación del Comité Católico para la Defensa de los Derechos de los Creyentes, que instiga a la desobe­diencia al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos, etc. Por lo cual ciertos sacerdotes no suministran a los empleados del raion los datos sobre los bautizos, los casamientos, etc., justificándose que los funcionarios soviéticos los trasmitirían a los ateistas. A este efecto tuvo mucho que ver el Obispo J. Steponavičius. Siempre aparecen en Lituania los atolondrados, los sacerdotes desleales a las autoridades, que se entro­meten en asuntos que no son los propios. Por ej., el cura párroco de Kybartai S. Tamkevicius durante un sermón en Varduva instaba a la gente a desprenderse del yugo ruso (así no se dijo. Obs. de la Red.). Otro sacerdote expresa que tiene la ilusión de morir en un lager bolchevique. Anhela la corona del mártir, desea que se hable de él en el Vaticano y en todo el mundo. Empero nadie se apresta a proporcionarle el apelativo de mártir. No obstante, esos sacerdotes forman la minoría. La mayoría de los sacerdotes son leales a las autoridades soviéticas. "Nosotros estamos conformes de ellos. Por ejemplo, del que fuera Administrador Apostólico P. C. Krivaitis o el Rector del Seminario Eclesiástico Dr. V. Butkus. ¡Dios nos de muchos de tales sacerdotes!"

Según Balkevičius, los baptistas, así como diversi­dad de otras sectas y los creyentes en general, se acrecentaron por la errónea actuación de los ateístas. Por vía administrativa clausuraron los templos ortodoxos y por ese motivo surgieron en todas partes los baptistasy demás sectas. Empero las autoridades están conformes con ellas. El orador los elogió bastante y definió tan minuciosamente sus costum­bres, cual si pareciera desear que sería mejor si todos fueran baptistas y no católicos. Hasta indicó la dirección de su casa de culto.

Refiriéndose a la juventud, el disertante afirmó que la juventud actual es de más elevada moral que la de antes. A ello la concurrencia reaccionó con murmullos, pero cuando al hablar de la gente jóven, Balkevičius comenzó a asegurar que la juventud actual no era tan codiciosa y egoísta como antes, se produjo un alboroto en la sala. El conferenciante se asombró muchísimo por la desaprobación de su auditorio.

Después de la conferencia, mientras se retiraban de la sala, los trabajadores de la biblioteca ya no entendían cuando habría dicho la verdad el diser­tante y cuando habría mentido, ¿o, acaso, no había habido nada de verdad?

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