El 29 de enero de 1980, al procederse al arresto de Anastazas Janulis, también fué detenida la kaisiado-rense Algina Suslaviciute. Fué indagada acerca de Anastazas Janulis, y al día siguiente su casa fué registrada en busca de literatura clandestina. Du­rante el allanamiento se le requisó gran cantidad de libritos de índole religiosa, una libreta de direcciones y otros. Después del allanamiento, Susleviciute fué llevada a Vilnius. El chequista Matulevičius le exigió que dijera todo acerca de Janulis. Recién el 1 de febrero pudo regresar de la indagatoria.

Hasta el juicio de Janulis, Susleviciute frecuente­mente era citada telefónicamente a la Seguridad de Vilnius para prestar declaraciones. (Jamás se debe concurrir a la Seguridad por cita telefónica. — Obs. de la Red.). Era indagada por el chequista Balčiūnas. En una oportunidad el jefe de la Seguridad de Kaišiadorys, le propuso que Suslaviciute se hicie­ra espía informadora de la Seguridad.

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El 24 de agosto de 1980, a su regreso de Siluva, en Tytuvėnai fué detenido Juozas Vasiliauskas, domicilia­do en Šiauliai, calle Lenino 165-16, luego arrojado por la fuerza en un automóvil y trasladado a la Jefatura. Allí fué interrogado por qué ese día había concurrido a Tytuvėnai; donde había averiguado sobre las fiestas patronales, con que medio de transporte había venido y cuantas personas viajaron junto con él. Tras de verificar sus documentos, Vasiliauskas fué soltado.

El 14 de octubre de 1980, un grupo de la KGB allanó el diminuto domicilio de Ada Urbonaite (Kaunas, calle Kapsu 108-2). A la noche los de la Seguridad en tres automotores se llevaron 5 bolsas de libros y papel para escribir así como la propia Ada Urbonaite. El allanamiento duró hasta las 22 horas.

Alfonsas Prakaitis, domiciliado en Panevezys, calle Purienu 3-6a, el 24 de agosto conjuntamente con toda su familia, en un automotor de su propiedad llegó a Tytuvenai con el fin de participar en la peregrinación religiosa a Siluva. Mientras el hijo y la esposa formaron en la marcha a pie, Prakaitis viajaba en el automóvil con su hija de siete años. En el camino llevó a un fotógrafo. Este, bajándose del automotor, a ratos filmaba la procesión. A mitad de camino, al bajarse el fotógrafo, aparecieron junto al automotor varios milicianos y exigieron les entregara el registro y las llaves. Ante su negativa a hacerlo, Prakaitis fué sacado por la fuerza de su propio automotor junto con su hija de siete años de edad, y metido en una automóvil de la milicia. Allí golpearon brutalmente al detenido. Trasladado a la seccional Tytuvenai de la milicia, fué interrogado. Al término de la indagatoria le obligaron a firmar una nota de que por su propia voluntad había entregado el registro y las llaves. En Panevezys, a causa de la terrible golpiza, a Alfonsas Prakaitis le extendieron un certificado concediéndole tres días de licencia para faltar al trabajo.

El 3 de septiembre, Prakaitis recibió una citación para presentarse en el CES de Raseiniai. Por desacato a los funcionarios de la milicia, le amenazaron con la privación de la libertad. Finalmente lo condenaron a una multa en dinero, descontándosele durante dos meses a 20 rublos mensuales.