Al Comité Central del Partido Comunista de

Lituania

Con copias a:

Editorial "Vaga" (La Huella) de Vilnius, Redacción de "Tiesa" (La Verdad), Redacción de "Komjaunimo Tiesa" (La Verdad de la Juventud Comunista).

Mediante esta carta deseamos llamar la atención del CC del PC hacia una cosa — hecho anormal, doloroso y pernicioso, cual es la perversión que se difunde a través de la prensa soviética. Hiere no solamente el golpe de puño, sino que lo hace aún más la acusación maliciosa, la patraña y la calumnia. Pervertido no es solamente aquel que ataca y golpea al inocente, no solamente aquel que os escupe en el rostro y arroja lodo sobre vuestra ropa, — pervertido es, también, aquel que calumnia a la gente, achacán­dole toda clase de delitos falsos, inventados por él mismo, para ensuciar el nombre honrado de esta gente.

Tal perversión colma el folleto de Bronius Jauniskis "Sin ilusiones", editado hace un año por "Vaga" (La Huella), donde el autor con descarado charlatanismo arroja las más hirientes acusaciones sobre gente absolutamente inocente.

    Habré de referirme sobre personas que conozco perfectamente y sobre hachos bien conocidos, a quienes Jauniškis del modo más grosero calumnia y tergiversa, especialmente en el capítulo "Luz apaga­da".

A partir del año 1925, los jesuítas de Kaunas anualmente mantenían gratis en su internado y enseñaban en su escuela secundaria a toda una serie de jóvenes no pudientes. Se le asignaba prioridad a los que manifestaban deseos de ingresar posterior­mente en la congregación. Al terminar la secundaria, si es que no ingresaban en la congregación, se les instaba que, cuando tuvieran posibilidades, resarcie­ran por el pensionado y la enseñanza, a fin de que otros pudieran estudiar por ese importe. No se le estipulaba a nadie el menor límite y a nadie se le exigió por la fuerza o la justicia la retribución. No existe la más mínima ocasión que se hubiese recurrido a la justicia en tal sentido.

En 1926 concurrió a la escuela secundaria de los Jesuítas de Kaunas Juozas (José) Misiūnas, egresado de cuarto año, expresando el deseo de estudiar y, posteriormente, ingresar en la Congregación. Fué aceptado, y durante cuatro años mantenido e instruí-do con fondos congregacionales. En 1930 finalizó sus estudios en el gimnasium y en el otoño ingresó en el aspirantado jesuíta de Pagryžuvis. Cuando al cabo de dos años, los egresados del aspirantado, luego de formular votos, debieron partir para Holanda a los efectos de los estudios filosóficos, Misiūnas no se sentía preparado para ello ni demostraba el menor deseo. Sus superiores, conociendo las grandes exigen­cias de esos estudios, temieron que Misiūnas, siendo de delicada salud y bastante mediocres aptitudes, no lograse proseguirlos, pudiendo quebrantarse muy pronto y enfermarse, por lo cual decidieron permitir­le que se preparase otro año más, aprendiera idiomas extranjeros y se fortaleciera físicamente, a cuyo fin no lo enviaron a Valkenburg (Holanda), sino a Mittleshtein (Silesia). Empero, al fin de ese año, Misiūnas seguía igualmente débil e indeciso para los estudios. (No era un enfermo, los médicos no le hallaron el menor síntoma de enfermedad). Entonces lo enviaron a Kaunas donde, en el año lectivo 1933/34, se desempeñó como prefecto del internado de estudiantes de los años inferiores de los jesuítas de Kaunas. Dicho año yo era profesor del gimnasium y estudiante de la Universidad; con Misiūnas me encontraba casi diariamente. Le resultaba dificultoso guardar la disciplina y el orden. Finalmente el verano de 1934 Misiūnas confesó que, al terminar el gimnasi­um, no quiso ingresar a la Congregación pero que se había incorporado sintiéndose obligado, ya que durante cuatro años estuvo mantenido e instruido gratuitamente. Entonces se le dijo: "Hombre, erraste el lugar. ¿Por qué no lo dijiste hace cuatro años? Por obligación a nadie se le incorpora en la Congregación y no valen los votos hechos por obligación". Liberado de los votos, Misiūnas se retiró, y según pude enterarme estudió cierto tiempo en la Universidad, creo que lingüística, dedicándose luego a la enseñan­za.

¿Qué hizo Jauniškis de todo esto? Desconociendo la vida en la Congregación y despreocupándose de la verdad, dio libertad a su volátil fantasía, que en la introducción del folleto denominara "intuición" — refiriendo que en el convento Misiūnas habría sufrido privaciones y martirios hasta el desmayo; y final­mente, a causa de que encontrándose en Holanda, por no haberse opuesto ni criticado al librepensador Minauri, fué desnudado, atado a un poste y azotado cruelmente hasta la pérdida del sentido, quedando ciego, por lo cual fué retornado a Lituania donde el rector Kipas lo arrojo del Convento por inútil al trabajo.

Todo ello es la mentira y la calumnia más groseras. Nadie es azotado ni torturado en los conventos. Yo personalmente he pasado 24 años en los conventos (hasta su clausura. La Red.), de ellos 10 años en Europa Occidental (los conventos jesuítas existentes en Alemania, Holanda, Bélgica y Francia), durante casi 7 años (1942-49) dirigí los conventos jesuítas de Pagryžuvis y Šiauliai, por lo que me cabe el derecho de afirmar que conozco perfectamente el modo y el espíritu de vida de los conventos jesuítas, pero jamás y en ninguna parte he escuchado sobre alguna clase de azotes o torturas. El propio espíritu y ordenamiento del convento es diametralmente opues­to a esas cosas. Por lo demás, en Lituania siguen viviendo toda una serie de hombres, que estuvieron residiendo más o menos prolongadamente en los conventos de los jesuítas; ¿acaso alguno de ellos ha podido escuchar sobre alguien que haya sido atado a un poste y azotado?

Presten atención a las erróneas afirmaciones de Jauniškis (tales afirmaciones erróneas se encuentran casi en cada página, a veces más de una; sólo en la página 21 he contado más de 40 de ellas).

Afirma Jauniškis que Misiūnas, usando anteojos con gruesos cristales, regresó de Holanda a Kaunas, donde Kipas lo amonestó y ordenó que escribiera una solicitud para que se le exonerara de la Congregación.

Misiūnas jamás ha estado en Holanda. Es curioso que Jauniškis ignore que Silesia no se encuentra en Holanda, sino en Polonia (lo que demuestra su nivel cultural) y que la parte occidental de Silesia pertene­cía a Alemania hasta la segunda guerra mundial, en cuyo lugar es que se encuentra Mitelschtein, donde Misiūnas pasó un año entero.

De Silesia Misiūnas regresó a Kaunas con la vista sana sin necesitar ninguna clase de anteojos. Nunca se oponen trabas para la adquisición de anteojos, puede obtenerlos cualquiera que los necesitare. Mientras estudiaba tuve que cambiar cuatro veces los anteojos, sin que nadie me hiciera la menor objección ni demostrarme la más mínima contrariedad.

Misiūnas no perdió su salud en el convento y no había sido inapto para trabajar. A su vuelta de Silesia se desempeñó un año más como jefe sectorial de un internado, y al retirarse pudo seguir estudiando y enseñando.

En los conventos no existe ninguna clase de calabozos, ni a nadie se le amenaza con ellos, tal como lo desearía Jauniškis ("Te pudrirás en el calabozo" — pág. 27). El que no deseare ser religioso, puede retirarse en cualquier momento. Los incapaces son exonerados, del mismo modo como se actúa en otros ambientes. Hasta bajo el régimen soviético la gente es despedida de su empleo, de la escuela, del Partido, y a nadie se le ocurre que eso es delictuoso. En conse­cuencia, ¿porqué el nombre que ingresa por error en una Congregación — miembro inepto no puede ser exonerado?

Afirma Jauniškis que todos los superiores de Misiūnas habían sido militares de la Alemania kaiserista. En verdad ninguno de ellos había cursado estudios militares ni tenido un arma en sus manos, por lo cual no fueron militares en absoluto. Al estallar la primera guerra mundial fueron movilizados no solamente los civiles, sino también los eclesiásticos. Los sacerdotes fueron designados capellanes mi­litares, con la obligación de oficiar servicios religiosos a los católicos, suministrarles los sacramentos, visitar a los heridos y enfermos, ayudar a mantener relaciones con los familiares, enterrar a los muertos. Mientras que los seminaristas trabajaban exclusiva­mente como auxiliares sanitarios en los hospitales de campaña. Más de una vez he ojeado dos grandes álbumes, llenos de fotografías del 72-o. hospital de campaña, que fuera atendido por seminaristas de los jesuítas alemanes.

Por su condición de ateísta, Jauniškis niega los milagros. Pero en las páginas 67-69 crea un impor­tante milagro, es decir: "Misiūnas, recién llegado a Holanda y sin haber estudiado el idioma holandés, se entiende libremente con los habitantes holandeses nativos, comprende perfectamente la prédica ateísta del holandés Minauri sintiendo la obligación de criticarlo, aunque se atemoriza por "no lograr espresarse tan convincentemente" (pág. 69). Así, pues, Misunas, a quien le resultara dificilísimo el aprendizaje de los idiomas extranjeros, repentina­mente obtiene "la gracia del lenguaje" y habla fluidamente el holandés, sin haber estudiado este idioma en absoluto.

Al igual de como es pleno de desfiguraciones y mentiras el capítulo "Luces apagadas", lo mismo es con los demás. Empero, al leer los capítulos "Procu­rando estudiar" y "Mendigando", pareciera que no existiera en ellos ni un cinco por ciento de verdad — tanto se fantasea y miente del principio al fin. Allí miente no solamente el propio Bronius Jauniškis, sino que convierte en mentiroso a su propio padre. Escribe: "Mi padre solía decir que los religiosos son unos verdaderos aprovechadores y parásitos. Provoca repugnancia observarlos como sin ninguna ocupación andan por las aldeas y, haciendo circular el rosario entre sus manos, tratan de amañarles a los necesita­dos sus últimos céntimos", (pág. 127). "Antiguamente, cuando yo andaba cosiendo de aldea en aldea, me encontraba con ellos. Yo realizaba un trabajo honra­do, mientras que ellos mendigaban. Jóvenes, robus­tos, masticando el rosario abrían sus bolsas. Una desvergüenza", — son palabras que coloca Bronius Jauniškis en labios de su padre.

Realmente es una desvergüenza cuando alguien calumnia a su propio padre. ¿Cuando vio el padre de Jauniškis a esos religiosos mendicantes? ¿Cuando andaba por las aldeas cosiendo? Bronius Jauniškis nació en 1920, mientras que su padre deambulaba cosiendo seguramente cuando no había formado su familia, es decir antes del año 1920. Pero en ese entonces en Lituania había apenas un par de franciscanos de bastante edad en Kretinga y varios sacerdotes marianos — empero ellos tenían tarea en las iglesias, en mayor cantidad que suficiente, y ninguno de ellos mendigaba. Por consiguiente, el padre de Jauniškis con seguridad que no ha podido encontrarse con religiosos mendicantes. Hombres jóvenes, que anduvieran "abriendo las bocas de las bolsas", no existieron ni en aquel entonces ni actualmente en Lituania. De Saldutiškis tampoco salió nadie a mendigar, ni Jauniškis, ni cualquier otro, tanto más que Jauniškis, como él mismo se confiesa, jamás ha sido religioso, sino que estuvo residiendo cierto tiempo en un convento hasta que los salesianos se convencieron que era inadecuado en la Congregación, despidiéndolo amablemente.

En los conventos no existe el menor lujo, ninguna clase de tapices u otros atavíos. Todos comen de la misma comida, servida de la misma olla. Así también lo era en Saldutiškis. He aquí un fragmento de una carta del P. Bronius Bulikas: "Así es, yo he nacido en la parroquia de Saldutiškis, siendo niño servía en la Santa Misa, frecuentaba la iglesia en época de vacaciones mientras estudiaba en el Seminario . . . Saldutiškis era una filial de la Congregación salesia-na. Había dos sacerdotes: Gustas y Žemaitis, y varios hermanos legos. Comíamos todos y siempre de la misma olla y sentados a la misma mesa. Todos la misma comida . . . Nadie separaba a nadie. Todos en común. El cuarto de Gustas era muy humilde. Una mesa común, una cama de hierro común, una gran estantería con libros, un lavatorio, dos sillas comunes para las visitas. El sofá no existía. Ninguno de los religiosos o hermanos legos mendigaba en Saldutiškis, tampoco solicitaban óbolos ni pedían herencias. La parroquia era nueva, la gente dadivosa. Recuerdo que, continuamente, en el altar de San Antonio había un queso, manteca y huevos. La gente lo traía por sí misma, sin que se le solicitara". (21-1-1980).

El P. J. Žemaitis escribe (la carta es de fecha 23-1-1980): "No percibo la necesidad de aclarar sobre la "mendicidad" de Bronius Jauniškis en Saldutiškis. A mi parecer, es justamente ahora cuando él está mendigando . . ."

Jauniškis debió escribir en Saldutiškis un dictado, para demostrar su aptitud para alguno de los grados del gimnasium. Cuando el dictado quedó corregido, Jauniškis exclamó: "¡Ah, Señor, mi cuaderno floreció con rojas tachaduras! El Hermano Stasys me dibujó un extraordinario número dos" (pág. 51). Entonces a Jauniškis le faltaban conocimientos de ortografía, mientras en la actualidad le falta el sentido de la verdad. Una conciencia en bancarrota es la mayor desgracia humana. Si actualmente corrigiéramos los escritos de Jauniškis y buscáramos la verdad en ellos, entonces ellos florecerían en tachaduras rojas de no menor intensidad, y un dos calificatorio resultaría demasiado premio. (En Lituania se clasifica de 0 a 5. El T.). ¡Hete aquí con qué bazofia se alimenta a nuestra juventud!

Danguole Repšiene, miembro de la sección Propa­ganda del diario "Tiesa" (La Verdad) sigue también las huellas de Jauniškis nombrando como "La verdad sobre la religión" a las "Ilusiones" de Jauniškis ("Tiesa", 21-12-1979), cuando en verdad lo que allí existe es la mentira y la calumnia sobre la religión. Hace varios años ella (Repšiene) escribió y publicó en "Tiesa" el artículo "La Inquisición en el país de los crucifijos", donde enaltece a un tal Valashin, pues habría sido condenado a la privación de la libertad durante un mes por ateísmo, aunque, expresándolo en nuestras palabras, haya sido por perversión. Puesto que en la actualidad por la censura del Partido Comunista o a la Juventud Comunista también se condena, aunque con penas destacadamente mayores. Hete aquí que un artesano de la fábrica de Vilnius, Vytautas Žemaitis (domiciliado en calle Ševčenkos 10-2), durante las festividades de octubre de 1962, encontrándose en el lugar natal de su esposa de Sidabravas, ya algo beodo se refirió burlonamente sobre el Partido Comunista y la Juventud Comunista. Ello fué considerado perversión, por lo que V. Žemaitis fué arrestado a fines de ese mismo año y condenado a dos años de privación de la libertad. Cumplió su condena en uno de los horrosos lager de Klaipėda (Memel). Entonces, si la condena condicio­nal de Valashin por un mes resulta inquisitoria, ¿qué denominación corresponde a la condena de dos años de privación de la libertad a V. Žemaitis? A este respecto, ¿acaso no valdría recordar las palabras de Cristo sobre los hipócritas, que ven la paja en el ojo ajeno sin notar la viga en el propio?

Resulta sorprendente como las personas responsa­bles de la editorial "Vaga", sin antes examinar los hechos, pudieron publicar este libelo infamatorio de Jauniškis. Como los miembros del "Ave Vita" club

(Balkevičius, P. Misutis, A. Juška, R. Tidikis y otros — "Tiesa", 21-12-1979) pudieron valorarlo positivamente y recomendarlo a la juventud. Si no es otra cosa que engañar, idiotizar y trampear a la juventud. ¿Desde cuando la mentira y la calumnia son cosas positivas? ¿Cómo pudo VI. Balkevičius llamar a Jauniškis "Propagandista de la verdad ateistą"? ("Komjaunimo Tiesa" — La Verdad de la Juventud Comunista — 18-3-1980). ¿Acaso la verdad ateísta es de tamaña bajeza, y plena de mentiras y calumnias?

Libelos de tal índole no solamente comprometen a sus autores, sino también a los censores de esos escritos, a la propia prensa y, finalmente, a aquellos que son sus responsables — el propio Partido Comu­nista. He aquí el por qué los científicos y los activistas soviéticos serios exigen la omisión de las falsedades y las calumnias en la lucha contra la religión. El propio Lenin ha dicho en cierta ocasión: "Cuan fangosas deben ser las fuentes de aquellos que convierten la lucha de las ideas en la propagación de calumnias".

El académico soviético S. D. Skazkin escribía: "Luego de la gran Guerra Patria, se difundió bastante ampliamente la apreciación no marxista, de que la religión es un engaño (frecuentemente conciente), mientras que los creyentes (con raras excepciones) son gente inculta. De ello surgió la conclusión que no había menester de esfuerzos mentales especiales en la búsqueda de argumentos intelectuales profundos y exactos, para criticar la religión. Esto sirvió perjudici-almente al ateísmo — se volvió contra él. El carácter superficial en el examen de los problemas religiosos fundamentales, la vulgaridad y el pauperrismo intelectual en su "represión", el desconocimiento de la vida y de los creyentes — son los rasgos caracterís­ticos de esa literatura para quien la religión (especial­mente el cristianismo) es una idiotez. Sería ingenuo creer, pues, que esa crítica podría corresponder al nivel actual de la ciencia y a las exigencias de la comunidad" ("Nauka i religija", año 1966, NKO. 2).

Eso mismo exigía también el delegado del CC del PCL, P. Misutis (16-2)1963): "El principio más impor­tante de la prensa soviética, es el de escribir solamente la verdad ...El Partido condena severa­mente a aquellos periodistas que se guían por la regla imperante en el pasado: cinco por ciento de verdad y ya puedes escribir en el periódico. La verdad cinco por ciento no existe, solamente existe la verdad ciento por ciento".

Existen Estados comunistas donde la lucha contra la religión se lleva a cabo en forma culta, en la polémica no se usan mentiras ni calumnias grosera­mente, el ateísmo no se inculca por la fuerza, los niños no son coaccionados, la juventud no es lesiona­da. Así ocurre en la República Democrática Alema­na, en Yugoslavia, en Hungría.

Estimando que tamaña perversidad moral es contraria a la línea oficial del Partido, espero que no sólo que no repetirán "obras" similares en el futuro, sino que todos los folletos, artículos y libros de Jauniškis y de autores semejantes a él, serán eliminados de las librerías y bibliotecas, y que no corromperán ni envenenarán a la juventud.

Bijutiškis, raion Molėtai,
10-9-1980.                              P. Jonas Danyla

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A LA EDITORIAL "VAGA" DE VILNIUS

Con copia al:

Comité Central del Partido Comunista de Lituania

RESPUESTA A UNA RESPUESTA (Compendiado. Obs. de la Red.)

El 6 de noviembre de 1980, en la sede departamen­tal de Dubingiai, contando con la participación del subrogante del presidente del raion de Molėtai — Ganceriene, la corresponsal del periódico "Pirmyn" — Antanavičiene, y el presidente de la regional de Dubingiai, — Tursa, el jefe de la Sección propaganda juvenil de la editorial "Vaga" de Vilnius contestó a mi denuncia, enviada el 10 de septiembre de dicho año al CC del PCL, con respecto al calumnioso folleto "Sin ilusiones" de B. Jauniškis, publicado por la editorial "Vaga" en 1979. Copia de la denuncia fué enviada a la editorial "Vaga".

De las acusaciones que yo formulaba en mi denuncia, el representante de "Vaga" solamente consintió en reconocer una sola, es decir que Silesia no se encontraba en Holanda, sino en Polonia. Manifestó que era "un pequeño error", apenas "un pasar por alto".

Mi segunda afirmación de que Misiūnas había regresado a Kaunas con la visión sana, el represen­tante de "Vaga" inentó anularla expresando que él (Misiūnas) se había quejado de disminución de la visión.

Misiūnas hubiera conseguido los anteojos, en caso de necesitarlos. Finalmente, aunque se le hubiera disminuido la visión, ¿débese por eso hacer una tragedia? Si ya en las escuelas secundarias podemos hallar toda una serie de estudiantes con anteojos, pero por ello nadie los considera perjudicados o lesionados. Pero Jauniškis escribe otra cosa: Misiūnas habría quedado cegado y volvió a Kaunas con anteojos de gruesos cristales, cuando en realidad no usaba anteojos de gruesos cristales, sino tampoco de finos cristales, puesto que no le resultan necesarios. El representante de "Vaga" trató de anular también mi tercera aseveración, o sea que Misiūnas no había perdido su salud en el convento, que no era inapto para trabajar y que Kipas no lo despidió inmediata­mente.

Misiūnas, retornado en 1933 de Silesia, todavía durante un año entero fué jefe-prefecto de una sección del internado estudiantil. Una persona con la salud quebrantada no hubiera podido cumplir dicha tarea.

El representante de "Vaga" aseveraba que la salud de Misiūnas había sido lesionada, se había tornado más nervioso. Pero cuantas personas podremos encontrar actualmente, que son patentemente más nerviosas que lo que había estado Misiūnas en aquel entonces, quienes a pesar de todo muy a menudo se desempeñan en funciones asaz responsables, donde no están facultadas personas de salud deficiente. En los años 1933/34 me encontraba casi diariamente con Misiūnas y jamás he podido percibir que hubiera estado extremadamente nervioso, de lo cual tampoco se quejaba.

Afirmaba en mi denuncia que en los conventos no existía ninguna clase de calabozos y a nadie se le amedrentaba con ellos, tal como lo hubiera deseado Jauniškis. El representante de "Vaga" no quiso aceptar esto, aunque no pudo demostrar el hecho de la existencia de los calabozos, mencionando que alguien habría mentado que en el convento de las Corazonistas de Antaliepte habría un calabozo y hasta alguien hubiera visto las rejas.

Respondo: las rejas existen no solamente en las cárceles, sino también en los depósitos. A lo largo de todo mi vida religiosa jamás he oído que en algún convento existiera un calabozo. ¿Y, para qué se necesitaría? Quien no desee ser religioso, siempre tiene la posibilidad de retirarse. Si no me creéis, preguntádselo a Juozas (José) Stankaitis y Kazys (Casimiro) Urbonas (conocidos ateístas lituanos que han participado de un noviciado religioso. — Obs. de la Red.) — para que ellos demuestren donde estuvie­ron esos calabozos en Pagryzuvys o Kaunas.

El representante de "Vaga" aseguraba testaruda­mente que, tanto Kipas como Biogneris habían sido oficiales militares de la Alemania kaiserista, y, además, Kipas también agente nazi.

¿Qué se entiende por "karininkas" (oficial militar. El T.)? En el "Diccionario del Idioma General Lituano" hallamos la siguiente definición: "1) Miem­bro del personal dirigente del Ejército o la Armada. 2) Hombre de guerra, militar". Gente así debe haber cursado la escuela militar o algo similar; ellos dirigen las diversas divisiones militares, las conducen en la guerra. ¿Qué había sido Kipas? Simplemente un capellán militar. Las médicos y capellanes ostentan grados militares (Capitán, mayor, coronel), pero únicamente los grados sin los derechos y obligaciones de dichos grados: no se les permite la conducción de los cuerpos militares, dado que carecen de la instrucción pertinente. Los médicos curan a los enfermos y heridos, mientras que los capellanes ofician los oficios religiosos para los católicos, les suministran los sacramentos, visitan a los enfermos, entierran a los muertos. Kipas había sido capellán con el grado de capitán, aunque no había cursado ninguna clase de estudios militares. He aquí las fechas más importantes de su vida. Nació el 4-11-1884. A la edad de 18 años y medio egresó del gimnasium y en la primavera de 1903 el 23-4 ingresó en el aspirantazgo de los jesuítas. Transcurridos dos años estudió filosofía, en 1908 partió a las misiones de la India, ejerciendo de profesor en el gimnasium de Bombay. Al regresar en 1902, siguió estudios teológicos, a principios de 1905 fué consagrado sacerdote y el 12 de febrero resultó movilizado y designado capellán militar. Al fin de la guerra prosiguió los estudios teológicos, después de los cuales cierto tiempo trabajó en Essen, y el 20 de julio de 1923 llegó a Lituania. Entonces, ?donde pudo seguir estudios militares? Y sin dichos estudios militares, ¿qué oficial militar puede ser?

Biogneris no ostentó cargos militares. Nacido en 1893, egresó del gimnasio en la primavera de 1913 e inmediatamente ingresó en el aspirantazgo jesuíta. Al inicio de la guerra, fué movilizado y junto con otros seminaristas actuó de auxiliar sanitario en el hospital de guerra No. 42. Después de la guerra finalizó el aspirantazgo, estudió filosofía y teología, viniendo a Lituania en 1928. Por consiguiente, no cursó estudios militares y no poseía ningún grado militar.

No menor error es la aseveración de que Kipas habría sido agente nazi. Es un desatino similar al de afirmar que había sido agente comunista. Los nacionalsocialistas (nazis) eran ateístas. Les estaba terminantemente prohibido pertenecer a cualesquie­ra comunidad religiosa. Ellos de todas las maneras posibles no solamente coartaban, sino que también perseguían a la Iglesia: nacionalizaban todas las escuelas, hospitales, asilos y jardines de infantes católicos privados, liquidaron gradualmente toda la prensa religiosa, arrestaron y encerraron en campos de concentración a millares de eclesiásticos, asesina­ron a más de 4.000 sacerdotes y religiosos — solamente en el campo de concentración de Dachau fueron asesinados arriba de 1.100 sacerdotes — es decir el mayor de los cementerios de sacerdotes del mundo. En la prensa nazi continuamente se burlaba y discriminaba a los creyentes, especialmente a los católicos, y su jefe el Papa. Ellos clausuraron la totalidad de las organizaciones religiosas. Ante esta evidencia, el Papa Pío XI subrayó repetidamente en

1936que el enemigo mayor de la Iglesia Católica no era el bolchevismo, sino el nacionalsocialismo. Cierto domingo del mes de marzo de 1937, en todas las iglesias católicas de Alemania fué leída una tajante carta del Papa: "Mit brennender Sorge", mediante la cual se condenaba severamente la cosmovisión y táctica nacionalsocialistas (la traducción de esa carta al lituano estuvo publicada en el número de junio de

1937de "Tiesos kelias" — El camino de la Verdad). Luego de ello, en todos los seminarios eclesiásticos católicos se estableció un curso de conferencias antinacistas, en el cual se criticaba la cosmovisión y la táctica antirreligiosa nazi (el Obispo Mecislovas Reinys ha publicado una serie de artículos sobre dichas cuestiones).

Cuando en abril de 1936 Hitler estuvo de visita en Roma, el Papa Pío XI ordenó que permanecieran cerrados todos los museos del Vaticano. "No deseo, — dijo — que gente con la svástica ande por el Vaticano". Cuando casi al mes se realizaba en Budapest, capital de Hungría, el Congreso Eucarístico Internacional, en venganza por ese período, Hitler cerró las fronteras del Reich con Hungría por todo el tiempo que durara el Congreso, por lo que nadie de Alemania y Austria pudo participar en dicho Congre­so.

En la prensa nazi (en varios "Beobachter") bastante frecuentemente era dable observar caricatu­ras del Papa y leer afirmaciones de que "el Vaticano está junto con el Kremlin contra la Alemania nacionalsocialista". (Y ahora los comunistas aseveran que el Vaticano habría estado junto con los hitleristas contra el bolchevismo, — mientras que en verdad el Vaticano no estuvo ni con los unos ni con los otros, dado que su cosmovisión ateísta resulta incompatible con el cristianismo).

A principios del régimen nazi, cuando todavía no había sido liquidada totalmente la prensa religiosa, el jesuíta Ludwig Kocha en 1935 criticó ásperamente una de las más importantes obras de la cosmovisión nazi — de Alfred Rozenberg "El mito del siglo XX" — , Rozenberg motejaba de mito al cristianismo. Estos y otros hechos — p. ej. la destrucción de los judíos, el asesinato de enfermos sin cura y de personas afectadas psíquicamente — demuestran patente­mente a toda persona pensante con mente despejada, la total incompatibilidad de la Iglesia Católica con la cosmovisión nazista.

Eso se calla en las escuelas soviéticas y en la prensa, y por el contrario, frecuentemente se enseña al revés: que los nazis habrían sido religiosos e iban con el Papa en contra del bolchevismo.

Aquí, Ganceriene, subrogante del presidente del raion de Moletai, recordó las hebillas de los cintu-rones de los soldados alemanes con la inscripción "Gott mit uns" (Dios con nosotros) — siendo ello una demostración de que los nazis eran gente creyente. En realidad era totalmente diferente. Los nazis, preparándose apresuradamente para la guerra, fue­ron sumamente ahorrativos en material, gente y tiempo, por lo cual no reformaron las antiguas hebillas del tiempo kaiserista, pues para tal efecto hubieran debido dispensar varios millones de marcos y ocupar gran cantidad de gente, así como perder tiempo; además, procuraron no predisponer todavía más a los creyentes en su contra (al igual que los bolcheviques que, tratando de atraer hacia sí a los creyentes, en 1942 reabrieron los templos ortodoxos clausurados y liberaron de los lager a casi todos los popes). Empero, las nuevas hebillas de los cintos ya eran totalmente diferentes — en lugar de la antigua inscripción figuraba la svástica.

Todavía un hecho más. Cuando en 1941 los alemanes ocuparon Lituania, Kipas pretendió venir a Kaunas, empero no obtuvo el correspondiente permi­so. El motivo de la respuesta negativa fué formulado así: "Por cuanto al haber residido durante 17 años en Lituania, y siendo influyente entre la clase esclareci­da, no utilizó esa su influencia en favor de los asuntos de Alemania". Más tarde, cuando en Berlín ayudó a un fugitivo lituano — que cierto tiempo después fué acusado de espía soviético — Kipas estuvo alojado varios meses en la cárcel.

A fines de 1941, el propio Hitler, vengándose de la Iglesia Católica (tal como en el juicio de Nuremberg atestiguara el ex embajador alemán en Moscú, Schulemberg) expresó: "Yo pisotearé ese escuerzo después de la guerra".

Conclusión: Considerar a un sacerdote profunda­mente creyente y religioso, como lo era Kipas, como agente nazi, es una verdadera insensatez, surgida ya sea por desconocimiento o por mala voluntad.

Ante mi aseveración que en los conventos nadie es azotado ni torturado, el representante de "Vaga" leyó una carta de Misiunas en la que este manifiesta que se azotaba a sí mismo, se ceñía una cadena de hierro cuyas agudas púas le herían la piel manándole sangre, lo cual afectó sumamente a su salud.

Respondo. Se les prohibe a los jesuítas todo acto de contrición nocivo para la salud, especialmente de un cariz tal que produzca sangre; por lo cual ningún superior habrá de permitir tales actos de contrición perniciosos. Si es que Misiunas verdaderamente hizo uso de tales actos de contrición, entonces trasgredió groseramente las disposiciones de la Congregación. A fines de 1926 un lituano condiscípulo mío fué expulsado del convento por la única razón de iniciar prácticas de expiación que, a juicio de sus superiores, eran lesivas para su salud. Por consiguiente, si es que Misiūnas practicaba lo prohibido, que se culpe a sí mismo y no a los demás.

En otro punto Misiūnas exagera tremendamente al referir que era menester "arrastrarse", besar los pies a pesar de que el calzado estuviera embarrado o sucio de bosta. Hasta el representante de "Vaga" observó que no podía ser verdad: nadie entraría en el comedor con el calzado sucio de bosta. Esto es la pura verdad, jamás nadie entraba en el comedor ejemplar­mente limpio con el calzado o la ropa sucia.

Ante esto, la corresponsal del periódico regional, Antanavičiene, se condolió: "Qué humillación de la persona, cuanto tuvo que sufrir".

Todas esas humillaciones son una gota en la bordalesa, comparado con lo que tuvieron que sufrir nuestros connacionales, cuando sin ningún juicio, en vagones tapiados fueron transportados a las taigas siberianas o a las estepas de Kayastán, donde muchos hallaron la muerte por inanición . . . Otros, a quienes se les fraguaron juicios, fueron encerrados en lagers, donde, hambrientos debieron trabajar duramente. En Molėtai se le erigió un grandioso monumento a Putna (un activista comunista lituano. El T.) — no fué aniquilado por sus enemigos, sino por aquellos amigos que él defendía y a quienes servía. Diréis, tal vez: eso es pasado ... ¿Y el presente?

Cuánto es lo que debe soportar la gente actual­mente al ser obligada públicamente a su autocrítica, o cuando son degradados en vidrieras satíricas, en las caricaturas, en "Sluota" (la Escoba) y "Krokodilas" (El Cocodrilo) (revistas de ácido humor satírico. El T.) . . . Cuántas afrentas debieron soportar infinidad de sacerdotes y laicos por haber explicado a los niños las verdades de la fe . . . Todavía en 1970 en Molėtai estuvo siendo juzgado durante dos días, como el mayor de los criminales, el P. A. Šeškevičius, mientras allí mismo, en la sala del tribunal, los aterrorizados niños algunos lloraban, otros por su parte, hasta enfermaron. En las escuelas, los niños creyentes son obligados a escribir composiciones degradando a los sacerdotes, a declamar versos antirreligiosos . . . He aquí el tema que se diera en la clase décima de la escuela secundaria de Alanta, como deber escrito en casa: "¿Cómo cumplen los sacerdotes su decálogo: los diez mandamientos de Dios?" Nota: referirse solamente a los malos sacer­dotes. (Esto es una evidente corrupción de los estudiantes, puesto que se les obliga a escribir fuera de tema. Si debieran referirse a los malos sacerdotes únicamente, entonces el tema debiera ser: "¿Cómo cumplen los 10 Mandamientos de Dios los malos sacerdotes?"). Ante la pregunta de los estudiantes donde obtener datos, el maestro les respondió: "Fantaseen". Todo esto lo he oído yo mismo de parte de los estudiantes de Alanta en marzo de 1965, en ocasión de un retiro espiritual. Fantasías de ese tipo muy frecuentemente se observan en "Akyratis" (El Horizonte) (revista pseudo literaria de la Lituania comunista. El T.), particularmente en las informacio­nes de Fátima Butiene, y en los artículos antirreligio­sos. De tales fantasías están plagados los libelos de B. Jauniskis.

Pero qué diríais si se diera el tema: "¿Cómo cumplen su Constitución los comunistas?" Nota: referirse únicamente sobre los malos comunistas, y el trabajo realícenlo fantaseando. Con seguridad que os mostraríais desconformes y exigiríais que lo manifes­tado fuera rectificado, y que tales obras fueran eliminadas de las librerías y las bibliotecas. Mientras que nosotros debemos mostrarnos conformes, cuando se difunden calumnias a nuestro respecto y se fantasean cosas irreales, y cuando los conventos son representados como zoológicos. Gente de mente sana, no obnubilada por el fanatismo, sabe que nadie ingresaría a tales "zoológicos", y si alguien, por error o desconocimiento, hubiera ingresado — se escurriría lo más pronto a su lugar de residencia.

El representante de "Vaga" intentó demostrar, de la misma no exitosa manera, que los religiosos pedían limosna. "Alguien, — decía, — en cierto lugar de Daugailiai mencionó que los religiosos estuvieron pidiendo limosna". Empero, en los alrededores de Daugailiai no había ninguna clase de convento. El convento de hombres más cercano se encontraba a 40 kilómetros — en Saldutiškis. ¿Y qué podrían haber obtenido? Productos alimenticios, tal vez tejidos, — pero, ¿cuanta carga puede llevar un hombre durante 40 kilómetros?

Aquí quisiera preguntarle al representante de "Vaga": esos "religiosos pordioseros", ¿eran realmente religiosos? O solamente simuladores, que abundan en estos tiempos en todas las especialidades. He aquí algunos casos.

Hace unos 10 años fué juzgado un corresponsal de "Tiesa" (La Verdad — diario comunista de Lituania. E. T.), que visitaba a los curas párrocos más pudientes y, mostrándoles un formulario de la Redacción de "Tiesa" donde figuraba el nombre del corresponsal, les informaba tener el encargo de escribir un artículo sobre los sacerdotes, y de la manera como fueran mencionados también serían considerados por la superioridad eclesiástica . . . Tras una bastante pro­longada conversación, el mencionado corresponsal se atrevía a pedir en préstamo varias centenas de rublos, con lo cual podía esperarse que el artículo sobre el párroco resultaría más positivo. Hubo de aquellos que prestaron (es que en ese entonces se podía escribir cualquier cosa sin temor a ser castiga­do). Finalmente el mencionado "corresponsal" fué detenido en Kaunas, promoviéndosele juicio.

Durante el invierno del año 1960, por Jieznas, Stakliskiai y otras parroquias andaba un hombre de la Editorial Nacional, recogiendo suscripciones para unos nuevos libros de oraciones que se estaban por editar — el chico valía 10 rublos y el grande — 25 (moneda antigua), hasta que finalmente fué detenido en Žiežmariai.

Con cierta anterioridad he oído referir en Jieznas sobre la llegada de ciertos inspectores a la casa de comida. Los empleados sorprendidos por su inespera­da llegada, atendieron solícitamente a los "queridos visitantes", a fin de que encontraran la menor cantidad de falencias ... Al día siguiente se evidenció que los inspectores eran falsos.

Así, pues, han habido falsos corresponsales de "Tiesa", falsos recaudadores de suscripciones de la Editorial Nacional, falsos inspectores . . . ¿Acaso no hubo falsos religiosos, recabadores de óbolos para los conventos? Hubo de ellos. El P. Kidykas, que en 1928 tuviera las funciones de ecónomo del pensionado del gimnasium jesuíta de Kaunas, contaba que en el invierno de dicho año, cierta tarde, llegóse hasta el despacho parroquial un jóven de sotana, presentán­dose como proveniente del gimnasio jesuíta de Kaunas, comisionado para recoger óbolos. El compor­tamiento del jóven y la sotana fuera de su medida motivaron la sospecha del párroco el cual, dejando al visitante con el vicario, desde otra habitación telefo­neó al P. Kipas en Kaunas. Al enterarse que ni ese día, ni nunca antes nadie había sido comisionado para recolectar donaciones, el cura párroco llamó a la policía, que procedió al arresto de ese falso religioso.

Luego se aclaró que él, habiendo llegado hacía cierto tiempo a Kaunas, llegóse hasta la casa de los jesuítas expresando su deseo de ingresar en la Congregación. Tras de desempeñarse cierto tiempo en las tareas de limpieza de patios, el mencionado candidato, en cierta oportunidad se apoderó de la sotana de un hermano religioso y se marchó a recolectar donaciones, pero no para el convento, sino para sí mismo. ¿Quien puede garantizar que él haya sido el único en ese sentido y que la parroquia de Utena haya sido el único lugar por él visitado? Así, pues, sólo tal clase de falsos "religiosos pordioseros" aparecieron en la Lituania de preguerra, mientras que nadie conoce nada sobre los verdaderos religiosos mendicantes. Los "religiosos mendicantes" son pura invención de Jauniškis. Miente patentemente al escribir que en Saldutiškis habría sido enviado a mendigar: Jauniškis jamás había sido religioso, sino que durante breve tiempo permaneció en el convento en calidad de candidato, hasta que los salesianos, convencidos de su incapacidad, lo hicieron salir amablemente de dicho convento, — lo cual reconoce él mismo en su mencionado folleto. Si los religiosos hubieran mendigado tan en masa, como lo describe Jauniškis, entonces el representante de "Vaga" no hubiera debido apelar que "alguien", en "cierto lugar" hubiera dicho, mencionado, sino que en la actualidad existirían testigos vivientes que lo hubie­ran visto y sabido, mientras que ahora, ni los habitantes más cercanos de Saldutiškis nada saben de ello, o — más certeramente — saben perfectamente que no existieron esas cosas, que los "religiosos pordioseros" son desvarios de un hombre de baja moral, de su ciego odio a los religiosos.

El representante de "Vaga" intentó desvirtuar mi aseveración, de que nadie hace ingresar obligatoria­mente en la Congregación y de que los votos hechos obligatoriamente no son válidos. Argumentaba que Misiūnas, a su egreso de la séptima clase, fué llamado por el P. Kipas para preguntarle si seguía deseando ingresar en la Congregación, y que si hubiera contestado que ya no lo deseaba, no le hubieran permitido proseguir los estudios en el gimnasium. Es muy posible que así lo pensara Misiūnas. Pero yo no conozco ningún caso que algún estudiante hubiera sido eliminado del gimnasium, sólo porque fuera incapaz de solventar sus estudios. Supongamos que hubiera sucedido tal como lo pensaba Misiūnas, ¿puede ello considerarse coacción? Egresado de 7 clases, estaba facultado para enseñar en la escuela primaria.

Al finalizar, el representante de "Vaga" llegó a la conclusión que Jauniškis habría caracterizado muy certeramente a los personajes descriptos.

Nada más erróneo que dicha afirmación, pues es absolutamente contrario a la verdad, a los hechos. Los conventos no eran zoológicos y ellos no contenían la menor huella de ese terror enkavedistą, que Jauniš­kis fabricara con fruición. Si hubiera por lo menos una pizca de verdad, entonces la inmensa mayoría de los que han sido habitantes de conventos no los añora­rían y no considerarían los años más hermosos de su vida el tiempo transcurrido en ellos.

En consecuencia, surge involuntariamente el interrogante, ¿para qué sirven todos esos libelos de Jauniškis y otros ateístas, qué se pretende a su través? Acaso no sea la pretensión de justificar los delitos del pasado, cuando en 1940 y posteriormente en 1948/49 fueron arrasados vandálicamente todos los conventos, confiscados hasta los bienes personales aportados a la Congregación, destruida inmensa cantidad de valores artísticos, así como bibliotecas, arrebatados magníficos órganos, mientras los mismos religosos-religiosas quedaron marginados de los límites de la ley — por un tiempo sumamente prolongado no pudieron hallar una tarea decente, al no resignar su condición religiosa. Así se vieron compelidos a esconder sus convicciones, experimen­tando muchísimos de ellos una triste miseria y un inmerecido desprecio. A otros se les fraguaron juicios, siendo condenados de 10 a 25 años en los lager.

Y ahora, en cambio de resarcir esos delitos, se apela a otros nuevos: la calumnia y el enlodamiento de los religiosos, figurándose que la nueva generación lo creerá y dejará de respetar a aquellos que eran respetados por sus padres y abuelos.

En el último decenio, gran cantidad de gente fué condenada a pesadísimas penas acusada de tergiver­sar y calumniar la realidad soviética. En cambio, por tergiversar y calumniar la realidad religiosa se abonan sabrosos honorarios y se premian con notas de encomio. Uno que observa la vida no logra entender; cómo se pueden congeniar esas cosas con la igualdad de todos los ciudadanos y la libertad de conciencia estipuladas en la Constitución! ¿Ya que esa libertad, es libertad para sí mismo. Y la libertad para sí mismo no es ninguna libertad. La verdadera libertad abarca la libertad de los que piensan diferente. Estas palabras no son mías, — mucho antes han sido pronunciadas por la clásica comunista alemana Rosa Luxemburg.

Finalmente el representante de "Vaga" reconoció que aquel escrito mío les había resultado útil, puesto que había demostrado la necesidad de verificar con mayor atención los escritos preparados para la prensa. Aseguró que dicho folleto de Jauniškis no tendría una segunda edición.

Empero, esto no basta para todo común amante de la verdad. Los escritos calumniosos de Jauniškis y otros escritorzuelos similares, deben ser eliminados inmediatamente de las librerías y bibliotecas, para que no continúen engañando y envenenando a la juventud. La sagrada obligación de todo trabajador de prensa es la de luchar contra toda clase de perversi­dad. Resultará inútil la lucha contra la perversidad física, si no se lucha contra la perversidad moral.

Padre Jonas Danyla

Bijutiškis, 15-1-1981.

El 3 de marzo de 1981 el P. J. Danyla recibió la siguiente respuesta:

La Editorial "Vaga" al tomar conocimiento de vuestra respuesta a la respuesta, es decir, la segunda nota — denuncia, relacionada con la obra "Sin ilusiones" de B. Jauniškis, le recuerda que la mencionada obra fué preparada con suma atención para su impresión.

Por cuanto la posición de la Editorial es de vuestro perfecto conocimiento, no vale la pena retornar a estas cuestiones . . ." (subrayado nuestro. La Red.).

Vyt. Stanelis