Grinkiškis. Respuesta del R. Padre Juozas Vaice­kauskas a los miembros de la comisión de control del cumplimiento de las leyes sobre cultos religiosos adscripta al Comité Ejecutivo del raion de Radviliskis.

Los miembros de la comisión de control del cumplimiento de las leyes sobre cultos religiosos, en su carta abierta dirigida a los sacerdotes Juozas Vaicekauskas y Antanas Jokubauskas, publicada en el periódico del raion "Komunizmo ausra" (La Aurora del comunismo) el 8 de abril de 1981, respondiendo a la pregunta de quien gobierna a la Iglesia, dicen: "A ustedes, párrocos, podemos contestarles. La iglesia católica es gobernada por los propios creyentes. A fin de satisfacer sus necesidades religiosas ellos invitan o sino obtienen del obispado un empleado del culto, cuyas obligaciones son solamente la ejecución de los ritos así como de las ceremonias religiosas, y nada más

¡Os equivocáis, respetables ateístas del Comité Ejecutivo del raion de Radviliškis, y confundís a los demás, sólo que se ignora si concientemente o por ignorancia! La Iglesia Católica está gobernada por el Papa de Roma y los Obispos. Cito: "El Santo Sínodo ofrece nuevamente creer firmemente a todos los creyentes y, siguiendo adelante por esa misma línea, decide confesar y publicar para todos las enseñanzas sobre los obispos — sucesores de los apóstoles, quienes, con el sucesor de Pedro, el vicario de Cristo y jefe visible de toda la Iglesia, gobiernan la casa viviente de Dios." (Constitución dogmática sobre la Iglesia, decretes del Concilio Vaticano II, pág. 42).

"Así los obispos con sus colaboradores — los sacerdotes y los diáconos — asumieron el servicio de la comunidad, gobernando el rebaño en reemplazo de Dios. Ellos son los pastores, los maestros de la doctrina, los sacerdotes del culto sagrado, los ejecu­tores del gobierno". (Allí mismo, pág. 43).

"Los sacerdotes, conducidos por la autoridad del obispo, gobiernan la fracción de rebaño que les confiara el Señor. (Allí mismo, pág. 52).

"Los laicos creyentes acepten rápidamente con cristiana obediencia, aquello que deciden los pastores consagrados, quienes en su calidad de maestros y conductores representan a Cristo en la Iglesia." (Allí mismo, pág. 60). "Los laicos creyentes no dirigen la Iglesia, aunque poseen el derecho, y a veces hasta la obligación, de expresar su opinión sobre las cuesti­ones atinentes al bienestar de la Iglesia". (Allí mismo, pág. 60).

Si los creyentes de los Comités parroquiales católicos asumieran el gobierno de la Iglesia, tal como en la actualidad lo exigen los ateístas, se atraerían la pena de excomunión, es decir, serían elminados de la comunidad creyente (Codex iuris conanici, c. 2314, c. 2334 y c. 2345).

En Lituania la Iglesia está separada del Estado, pero Vosotros, estimados ateístas, dais órdenes a los sacerdotes y a los creyentes. ¿Por qué os entrometéis en los asuntos de la Iglesia? ¿Por qué el sacerdote no posee el derecho de defender a la Iglesia junto con los fieles? Pues el sacerdote no es un sin Dios, sino una persona creyente.

Si yo, sacerdote católico, aceptare los dogmas propagados por el ateísmo, ejecutare las exigencias de los ateístas y fuera contra la doctrina de la Iglesia, me atraería las condenas eclesiásticas. ¡Además, no puedo comportarme contra mis convicciones y mi concien­cia! Soy un sacerdote de Cristo, un sacerdote de la Iglesia Católica, y no un instrumento de los ateístas.

Los creyentes no necesitan un sacerdote con un pimpollo rojo sobre el pecho, — ellos huyen de tal sacerdote. Con el sacerdote de Cristo, los creyentes comparten un pedazo de pan, sufren en su compañía y se alegran en su compañía. ¡Y vosotros pretendéis separar al sacerdote de los creyentes! Vuestra carta abierta en el periódico del raion instiga a la gente: ¡vean qué clase de fieras, qué desfachatados perverti­dos son los sacerdotes! ¡No quisiéramos creer que vosotros ignoráis qué es lo que afirma la Constitución soviética a este respecto!

Es una calumniosa patraña vuestra, estimados ateístas, de que yo no reacciono a las convocatorias de las leyes soviéticas. Siempre concurro allí donde soy convocado, a no ser que me lo impida una enferme­dad u otro motivo importante. Poseo mis propias convicciones. Tengo derecho a defenderlas oralmente y por escrito. ¿Por qué me atacáis con tal encono? Os consideráis cultos y amables, pero me llamasteis pervertido. ¿Si en realidad soy yo un pervertido, entonces por qué de la sala de sesiones del comité ejecutivo de Radviliškis, al ser yo expulsado con el concurso de la milicia, se ausentaron tembién los creyentes? ¡La gente virtuosa huye de los pervertidos, pero a nosotros, los sacerdotes, los creyentes nos sostienen y defienden!

Me vituperasteis de maleza — cardo. Por lo visto, vuestra finalidad es clara: ¡destruirme como a la maleza! De ello he quedado convencido al hallarme el 10 de marzo de 1981 en la sala del comité ejecutivo del raion de Radviliškis. Claro está, ¡la maleza carece de cualquier derecho! No únicamente yo, ¡sino que todos los sacerdotes de Lituania no somos más que maleza para vosotros! La maleza se destruye. No resulta extraño, pues, que vosotros así lo hagáis.

Me acusáis de violar las leyes soviéticas y de incitar a otros eclesiásticos para infringirlas. Es una falsa acusación. Cuando me presenté en Radviliškis con el afán de conocer cuales eran esas leyes soviéticas, ¡me arrojasteis de la sala con la milicia! Os avergonzaba escribir esto en vuestra carta abierta, que publicasteis en el periódico del raion. Recordad, yo os pregunté, Alfredo Krikstanas, a cuales sacer­dotes es que yo incito a no cumplir las leyes soviéticas, — no me respondisteis, y no podías responderme, pues todo está sacado de la nada.

Algunas palabras sobre las homilías. ¡El sacerdote debe callar cuando el maestro ateísta se mofa de un niño creyente! ¡Es que, para vosotros, el sacerdote es solo maleza, entonces calla y no te metas! El sacerdote debe callar ante la evidencia del alcoholismo. Es que, según vosotros, el sacerdote sólo posee el derecho de realizar el culto religioso, y nada más.

Los sociólogos y los médicos más de una vez escribieron en la prensa soviética sobre los días de descanso para los trabajadores de las granjas rurales. ¡Esa gente trabaja durante casi todo el año sin un día de descanso! ¡El sacerdote no tiene derecho a hablar sobre esto!

No os hagáis, estimados ateístas, los defensores y protectores de los creyentes, que no creen ni en la menor de vuestras palabras, sino que percibe en vosotros el lobo con piel de oveja. Calumniando a los sacerdotes, atacándolos con la ayuda de la milicia, sólo provocáis desagrado y repugnancia.

Dais órdenes a la Iglesia, queréis gobernar la Iglesia. Pudiera ser que lo lograseis, pues vosotros utilizáis el derecho del puñetazo, el futuro lo revelará, pero una Iglesia tal gobernada por vosotros ya no será la Iglesia de Cristo ni la Iglesia Católica.

Finalizando os invito cordialmente: ¡quitaos los oscuros lentes del odio, hermanos ateístas! No olvidéis que, tanto los creyentes como los sacerdotes, también son gente. ¡No olvidéis que, con el odio y la coacción resulta imposible vencer en la lucha ideológica!

Padre J. Vaicekauskas

Grinkiškis, 10-IV-1981.

 

Kretinga. El 10 de mayo de 1981, Barbora Leliunai-te, domiciliada en Kretinga, calle Konjaunimo 5, y 136 creyentes enviaron a P. Griškevičius, primer secretario de CC del PC de la RSSL, una exposición del siguiente tenor:

"El 14 de abril del cte. año coloqué en mi patio una pequeña ermita de estilo samogitio de acuerdo a la comunicación de la curia de la diócesis de Telsiai: "Está permitido colocar cruces no solamente en los atrios, y los cementerios, sino también en los patios de los creyentes" (N. 577). Claro está que dicho permiso había sido conformado por el delegado del Soviet de Asuntos Religiosos, es decir, por las autoridades, y nunca resultó revocado, por lo cual sigue vigente en la actualidad, pues está basado en el art. 52 de la Consti­tución de la RSSL.

Sin embargo, el 5 de mayo del cte. año el comité ejecutivo del raion de Kretinga me citó "por edifica­ción impropia". No me presenté por enfermedad. Luego, por nota No. 158 del 5 de mayo, se me ordenó eliminar la ermita en el lapso de un mes.

Pero el 15 de mayo a las 4 hs. un grupo de hombres desconocidos irrumpió en mi patio, destruyó la ermita, la cargó en un camión junto con 5 estatuillas, llevándoselas. Claro está, ello fué cometido por orden del comité ejecutivo de Kretinga. Tal comportamien­to provocó un profundo desagrado no solamente en mí, sino en todos los creyentes.

Os solicito, como exigencia de los creyentes, se ordene la devolución de la ermita arrebatada ilegal-mente, junto con las estatuillas:

1.Por cuanto existe el permiso para erigir cruces junto a las viviendas propias, y asimismo las ermitas.

2.El propio comité ejecutivo del raion de Kretinga no cumplió su disposición, dado que liquidó la ermita 20 días antes del término fijado, y yo durante ese tiempo habría aclarado y arreglado pacíficamente todo.

3.La ermita fué destruida por la noche, como sintiendo su tenebrosa labor, cual asaltantes: aunque en las horas diurnas tampoco nadie hubiera podido oponerse a tamaño grupo de hombres. De ese modo demostraron que la libertad de religión garantizada por la Constitución soviética resulta contrapuesta a la realidad de la vida, dado que la religión se destruye por la fuerza, mientras que el ateísmo se impone compulsivamente a la nación.

4. Mientras la Constitución soviética garantiza la libertad de conciencia y de religión, considerándolo lógicamente sería hasta ridículo exigir o solicitar permiso para colocar en su propio patio una cruz o una ermita. A los ateístas, claro está, no les importa ni la Constitución ni el derecho humano: destruyen fanáticamente todo aquello atingente con la religión. Esto lo testimonia la Colina de las Cruces varias veces depredada, las cruces de los caminos y los monumen­tos religiosos vandálicamente destruidos en los cementerios de Plunge, Pajurys, Kelme y la totalidad de Lituania; y las iglesias quemadas y convertidas en depósitos . . .

¿Acaso el gobierno resulta impotente para liquidar este cruel terrorismo ateísta? Nosotros, habitantes de Kretinga, estamos sumamente disgustados por ese incesante comportamiento de los ateístas estatales destructores del más elemental derecho humano, y junto con Barbora Leliunaite exigimos la reparación del daño cometido y la indignación provocada".

Obs. de la Redacción. Sobre los cimientos de la ermita destruida, la gente colocaba flores, por lo cual a fines de mayo del cte. año se presentó la milicia, destruyeron los cimientos con compresores, los cargaron en camiones y se los llevaron.

 

(Al disparar contra el terrorismo ateísta, se acierta al mismo tiempo contra el propio gobierno, contra la KGB):

 

A la Curia de la Diócesis de Panevezys

Seduva. En los últimos años la iglesia de Seduva fué varias veces asaltada y robada.

En 1954 irrumpieron a través de las ventanas de la iglesia, robando de 5 altares todos los manteles y de las gradas del altar las alfombras.

El 5 de marzo de 1975 a las 15 horas forzaron la cerradura de la puerta de acceso de la iglesia, se robaron las cruces colocadas en los altares y violen­taron las alcancías de los óbolos. Varios meses después fueron detenidos 6 jóvenes de la ciudad de Siauliai, que también habían asaltado a otras iglesias, y asesinado a un hombre ... Se les condenó.

En 1976 se robaron del atrio un cristal destinado a la reparación de ventanas de la iglesia. A pesar de haber comunicado por escrito acerca del robo al delegado de la milicia de Seduva, la milicia ni se presentó al lugar del hecho.

El 12 de agosto de 1978, cuando el sacristán abrió el templo al mediodía, dos jóvenes, fingiendo observar la iglesia, rompieron la cabeza de una figura de la III estación del Via Crucis y se fugaron, mutilando de ese modo una obra de arte.

El 19 de octubre fué arrancado un trozo de lienzo (1,00 m. x 0,50 m.) del cuadro existente en la ermita XI del Via Crucis del atrio.

En la noche del 7 de noviembre de 1978 fué arrancada la cruz del portón metálico central del atrio y doblados parcialmente sus barrotes.

El 16 de enero de 1980, se encontró por la mañana la rotura de una ventana de la iglesia, situada a 4,50 m. de altura. Por lo visto hubo heridos pues había manchas de sangre bajo la ventana y en el piso del atrio. Tal vez se asustaron de la alarma . . .

Más de una vez se han robado de la iglesia los libros de oraciones y los rosarios.

Mencionaré más detalladamente un hecho desa­gradable:

El 5 de febrero de 1979 a eso de las 13 hs. fué observado un grupito de jóvenes encaminándose hacia el porche de la iglesia (las puertas vidrieras hacia la iglesia estaban cerradas con llave). Al observarlo el sacristán Monkus, se dirigió al atrio. Encontró a tres jóvenes, que se llevaban oculto entre las ropas un inciensario dividido. Al notarlo, el sacristán exigió se devolución, pero ellos lo amenaza­ron y se alejaron apresuradamente. Entonces avisó sobre el robo. Nos encaminamos rápidamente al pueblo, para encontrar tal vez a los culpables. Desgraciadamente, sólo pudimos enterarnos que habían llegado unos excursionistas en autobús frente al local comercial, pero habiendo penetrado todos en él, el encargado se apresuró a cerrarlo para el almuerzo . . . Avisamos al delegado de la milicia de Seduva, quien llegó al atardecer para realizar un examen. En el atrio quedaban huellas por donde habían andado: de las ermitas II y III del Via Crucis habían arrancado las crucecitas, varias otras ermitas presentaban los vidrios rotos. Estaba arrancado el Crucificado de la cruz memorial de la tumba del R. P. V. Milvidas. Se había intentado arrancar el Crucifica­do de una cruz metálica artística, construida en el año 1898, con la inscripción: "Fundación juvenil en honor a Dios". Y otra vez la juventud . . . Tantísimas y variadas tormentas había soportado y en esta oportu­nidad sólo pudieron arrancar manos y pies, pero ni con una palanca pudieron arrancar al Crucificado afirmado por la cintura. Invadieron la cripta de la iglesia, donde revolvieron todo lo encontrado ... De allí se robaron el inciensario. Frente a la puerta principal de la iglesia habían arrojado un montón de colillas de cigarrillos, ensuciaron el atrio . . . Todo ello testimoniaba que los excursionistas no eran locales. Aunque se le hubo comunicado a la milicia, esta no demostró ninguna iniciativa. Hubo que intentarlo personalmente. El 7 de febrero me enteré que los excursionistas que habían visitado Seduva, se encon­traban en Vilnius y por la tarde regresaban por tren a sus casas de Krivoi Rog. Se supo, además, que durante un oficio religioso que se celebraba el 5 de febrero en la iglesia del barrio antiguo de Panevezys, un joven robó una cruz pero fué capturado en la calle y presentado en la milicia, la que luego de mantener­lo durante 3 horas lo dejó en libertad. Era un excursionista de Krivoi Rog. Debimos apresurarnos. Llegamos a la estación ferroviaria de Vilnius. Era la hora 21, y el tren partía dentro de 25 minutos. Nos enteramos que nuestros excursionistas se encontra­ban en el vagón No. 13. Corrimos a ese vagón, donde la guarda del vagón nos confirmó que había jóvenes hacia Krivoi Rog, alrededor de 30 jóvenes. Solicita­mos la presencia de las encargadas de la excursión. Se presentaron dos mujeres jóvenes, a las que pregunté: "¿Habéis estado con la excursión en Panevėžys?". Confirmaron haber estado. "¿Alguno de vuestros jóvenes cometió un robo en la iglesia del barrio viejo de Panevėžys?" — volví a preguntar a las acompañantes de la excursión. "Así es, pero nosotros llegamos a un acuerdo por ello", — manifestó la jefa. "Es lamenta­ble que algunos de vuestros jóvenes también robaron en la iglesia de Seduva", — le expresé. Ella no lo aceptó. "Por cuanto alguno de vuestros muchachos ha robado en la iglesia, decidles que devuelvan lo que han robado, pues si no lo devuelven por las buenas, no nos callaremos". La jefa se lanzó en defensa de sus excursionistas, polemizando: "Quienes son us­tedes . . . No permitiremos se traume a nuestros niños . . . Formularemos una denuncia . . ." Le res­pondimos que teníamos el derecho de búsqueda de nuestros objetos robados, y si no los devolvían por las buenas, recurriríamos a la milicia.

Entre dos nos dirigimos a la milicia ferroviaria de Vilnius, mientras uno de los nuestros quedó en el vagón. En la milicia se encontraban muchos hombres — miembros con brazaletes rojos sobre las mangas. Hablamos con el uniformado capitán de la milicia, presentándonos que habíamos concurrido de Seduva, pues habían robado en nuestra iglesia, y los ladrones se encontraban en el vagón 13 del tren. Les pedimos que los revisaran, pues el tren partía dentro de 10 minutos. El uniformado capitán de la milicia respon­dió:

—        Nosotros no iremos a inspeccionar, que lo haga la milicia de Radviliškis.

Otro funcionario agregó que ellos no nos acompa­ñarían el tren . . .

—        ¿Entonces, qué hacer, tal vez realizar nosotros mismos la inspección? — pregunté.

Respondió el capitán: "Podéis revisar".

Volvimos apresuradamente al vagón, encontrando al que habíamos dejado portando en sus manos el inciensario (fabricado hace 300 años en Varsovia), al que le faltaba una de sus cadenitas, mientras, las otras dos estaban cortadas. La jefa de la excursión, cubriéndose la cara con las manos, clamaba llorando:

— ¡Qué vergüenza, qué vergüenza! ¡Qué podemos hacer!

Qué crisis espiritual atea demostraron los estudi­antes ladrones del colegio técnico profesional de Krivoi Rog . . . Puesto que son llevados de excursión los mejores alumnos . . .

Es incomprensible para qué está destinada la milicia ferroviaria, si hasta hallados los culpables el capitán con todo un ejército de agentes no accedió a colaborar . . . ¿Para qué desfile se los destina?

El cura párroco de las parroquias de Šeduva y Dambrava Canónigo Br. Antanaitis.

Šeduva, 5-II-1981.

Josvainiai (Raion Kėdainiai). El 3 de abril de 1981, Antanas Laurinavičius, presidente del koljose de Josvainiai y Kazys Šidlauskas, presidente del koljose denominado "Miciurinas", ambos miembros del partido comunista y ateos, convocaron, sin especificar el motivo, en la oficina del koljose de Josvainiai, a los miembros del comité parroquial de Josvainiai: Aleksas Brazauskas, Ignas Hurtilius, Kazys Dzikas, Alfonsas Mykolaitis, Juozas Mancinskas, Aloyzas Pranevičius, Valentinas Sirvidas, Apolinaras Smigelskis y Viktoras Zinkevičius. También integran el comité parroquial de Josvainiai el R. P. Leonas Kalinauskas, el sacris­tán Julius Šulcas y el presidente del comité parro­quial Vincas Urbonas, los que no fueron citados.

Se hizo presente el subrogante del presidente del raion de Kėdainiai, A. Juškevičius, quién exigió allí mismo la inmediata elección de un nuevo presidente del comité parroquial de Josvainiai. Los ateístas hasta indicaron el candidato. Empero los miembros del comité parroquial de Josvainiai unánimamente se negaron a hacerlo.

Además, A. Juškevičius exigió que los miembros del comité parroquial de Josvainiai firmaran un nuevo convenio con el comité del raion de Kėdainiai. Los miembros del comité parroquial se negaron terminantemente, explicando que el convenio ante­rior, conformado en 1948, carece de vencimiento y tampoco ha sido revocado, por lo que se encuentra vigente, mientras que el nuevo convenio permite a los ateístas gobernar en la iglesia como en su propia casa, y por lo mismo entrometerese en los asuntos internos de la Iglesia. El decano de Josvainiai, Jonas Leonavičius, interrogó: "¿Para qué ese convenio, si la Iglesia está separada del Estado?". El decano de la aldea de Angiriai, Aloyzas Pranevičius, solicitó que también se citara al párroco local, puesto que en las reuniones de los koljoses siempre participa el presi­dente, mientras que en los asuntos de la iglesia debe participar el cura párroco.

— ¡Su lugar está junto al altar, aquí es completa­mente innecesario! ¡Todos vosotros estáis perturbados por el sacerdote L. Kalinauskas! — con irritación respondió el subrogante del presidente del raion de Kėdainiai, A. Juškevičius.

Ya no es la primera vez que los representantes del gobierno del raion de Kėdainiai intentan obligar al comité parroquial de Josvainiai que firmen un convenio parcial, dictado por los ateístas, confuso y fraudulento.

Los presidentes de los koljoses, A. Laurinavičius y Kazys Šidlauskas, se están construyendo grandiosas viviendas justo al lado del atrio. Por su parte, el sacerdote hubo de abandonar la casa parroquial y habitar mucho más lejos del templo.

Šiauliai. Dalia Tamutyte (domiciliada en Šiauliai, calle Ezero 65, dep. 35) ingresó en la Escuela Superior de Música de Šiauliai. Más de una vez había sido reconvenida por sus docentes, al igual que su madre, a causa de su religiosidad. Al egresar en 1976 de esta Escuela, obtuvo, por excelente alumna, una recomen­dación para ingresar en el Conservatorio Nacional de Vilnius. No logró su ingreso. Tamutyte regresó a

Šiauliai y dióse a la búsqueda de trabajo según su especialidad. Kleismanas, director de la seccional Šiauliai de Educación Popular, no tenía nada para ofrecer a la joven especialista. Por si misma encontró ocupación en un jardín de infantes donde comenzó a ejercer de maestra de música. La atmósfera en el jardín de infantes era realmente soviética: solamente mujeres en el colectivo, que casi diariamente com­partían la bebida con la directora del jardín. Por cuanto Tamutyte trataba de propagar la templanza, era despreciada por sus compañeras y continuamente terrorizada. Finalmente se le aplicó a Tamutyte una amonestación pública por su no participación en la acción "comunitaria". Después de 4 años de trabajo fué obligada a dejar su empleo "por su propia voluntad". Convencida que no le permitirían seguir trabajando en su especialidad, se empleó en el Hogar de Maternidad de Šiauliai en calidad de mecanógrafa-secretaria. Después que en el No. 45 de "Crónica de la ICL" fuera publicado que el 10 de agosto de 1980, había sido "educada" la empleada Dalia Tamutyte del Hogar de Maternidad de Šiauliai por dos chequistas (Slankauskas y otro que no dio su nombre), volvió a ser obligada a renunciar "voluntariamente" a su trabajo, puesto que, a raíz de la visita de los dos chequistas a su lugar de empleo, se había tornado indeseable. Al desperdirla del trabajo el 21-X-1980, la administración le preguntó: "¿Conocéis a J. Petkevi­čiene?". — "Sí, es pariente lejana mía", — respondió Tamutyte. — "¡Hete aquí! ¡No queremos tener en nuestro Hogar de Maternidad una segunda Petkevi­čiene!" Tamutyte no estaba facultada para quejarse en ninguna parte, dado que actuaba de secretaria-dactilógrafa, mientras su nombramiento era de enfermera ayudante.

El l-XII-1980 Tamutyte se empleó en la Dirección de los Enseres de Hogar de Šiauliai como secretaria-dactilógrafa, y el 13-1-1981 se presentó en su nuevo lugar de trabajo su permanente jefe — el chequista Slankauskas. En primer lugar le mostró un texto fotocopiado del No. 45 de "Crónica ICL", donde se refería sobre Tamutyte y su padre Jonas Tamutis. El chequista exigía se le informara como habían llegado tales noticias al periódico clandestino, amenazaba e "instruía", diciendo: "¡No os atreváis a participar en marchas religiosas a Siluva ni otros lugares, pues nosotros habremos de arreglárnoslas con todos los desquiciados, como lo hemos hecho con G. Stanelyte, llegándole ahora el turno a Jurevičius!" Al pregun­társele: "¿Quien es el siguiente?" — el chequista calló. Y así, con las manos vacías, se retiró el chequista.

El 27 de marzo de 1981, Černiauskas, jefe en la Dirección de Enseres del Hogar, llamó a Dalia y le ordenó presentarse de inmediato en la Seguridad, dado que telefónicamente habían requerido su presencia para un interrogatorio en calidad de testigo en el juicio de M. Jurevičius. En la Seguridad se pretendió obligarla a escribir una explicación acerca de a quien le había suministrado el informe sobre las conversaciones con la KGB: Jurevičius o Petkevi­čiene. Interrogaban a Tamutyte el chequista Slan-kauskas y el subrogante del jefe de la Seguridad, A. Ališauskas. Sin atemorizarse por los gritos y las amenazas de A. Ališauskas, Dalia categóricamente se negó a escribir la explicación. Entonces los de la Seguridad intentaron sobornarla — le pedían les trajera publicaciones clandestinas, por cada una de las cuales le darían 50 rublos. Si se negaba a hacerlo, la sentarían en la silla eléctrica . . .

Al regresar Tamutyte a su trabajao, su jefe A. Černiauskas le rogó que renunciara al empleo voluntariamente, caso contrario la Seguridad no los dejaría en paz ni a Dalia ni a él. Y de este modo el 1-IV-1981 Tamutyte vuelve a ser despedida "voluntari­amente" de su empleo según consta en su renuncia: "Por cuanto la seccional Šiauliai del Comité de Seguridad Nacional ordenó mi despido del empleo, es que formulo la presente nota".

Los chequistas amenazaron a Tamutyte: "Si no te contienes, volveremos a encontrarnos, si no acudie­seis — te llevaremos por la fuerza, pero si silencias las conversaciones que tengas con nosotros — te dejare­mos en paz. Pero no te permitiremos trabajar en ningún lado hasta que no confieses como llegaron las noticias al periódico clandestino y al Vaticano".

Actualmente Dalia Tamutyte se encuentra deso­cupada.

Šiauliai. El 25 de marzo de 1981 en Šiauliai, bajo la conducción de la jurista Z. Siudikaite, fué realizado un allanamiento en la vivienda, el depósito y el garage de la maestra jubilada Elzbieta Klimavičiene. Se requisó: 3 libretas de anotaciones, sobres con direccions, 8 casettes, una carta de N. Sadunaite, que le habían dirigido los Amigos de la Eucaristía, 12 fotografías, libros ("La existencia de Dios", "Via Crucis", "Examen de conciencia", "La Presencia de Dios", "El Profeta Daniel" y otros).

Actuaron de testigos Janušauskiene y Anicetas Zaucius.

Tempo antes del allanamiento E. Klimavičiene fué interrogada en tres oportunidades en la Seccional de la ciudad de Šiauliai de la Seguridad, y acusada por la impresión de libros de contenido religioso así como de la enseñanza de verdades religiosas a la juventud.

Vilnius. En el mes de abril de 1981 en Vilnius, durante una entrevista en el Comité de Seguridad con Julius Sasnauskas, el chequista Cesnavicius intimidaba a la anciana madre de Sasnauskas Sofía Niksiene de 75 años de edad, sólo porque ella había firmado bajo dos manifiestos: por la restitución de la iglesia de Klaipėda a los creyentes y en protesta por haber encerrado a Petras Cidzikas en un hospital psiquiátrico, amenazando:

—                                                    No metas los dedos en la puerta, te losapretaremos. Telefonearé a la seccional de Asistencia Social y te disminuirán la pensión, — gritaba Cesnavicius.                              

La anciana no se amedrentó y le respondió al chequista:

— Puedes quedarte con la pensión . . .

Vilnius.

 

Al Jefe del Consejo de Correos del Ministerio de Comunicaciones Copia a:

Jefe del Correo Central de Vilnius Exposición

de Jonas Sadunas, dorn. Vilnius — 43 c. Architektu 27-2

El 3 de octubre de 1980 (recibo No. 912) envié una carta certificada con aviso de retorno a la R. F. Alemana.

Con fecha 6 de octubre de 1980 (recibo No. 431), 8 de octubre (recibo No. 82) y 18 de octubre (recibo No. 348) desde el Correo Central de Vilnius (c. Lenino No. 9) envié a Israel cartas certificadas con aviso de retorno.

No me ha sido devuelto ningún aviso de retorno. Posteriormente me enteré que ninguno de los destinatarios recibió mis cartas.

Pido se me informe por qué mis cartas certificadas no llegan a sus destinatarios.

5 de marzo de 1981.

Adjunto:

Las cartas fueron enviadas desde el Correo Central de Vilnius, con aviso de retorno, a las siguientes direcciones:

1.        Michaela Baumann
Klostergasse 3

8850 Donauworth West Germany

2.        Fr. Hieronymus, O.F.M.
Jerusalem

P.O.B. 186 Israel

N.B.: Hasta el presente el jefe del Consejo de Correos no ha respondido al cuestionamiento.

*    *    *

Al jefe de la Repartición zx 385/3-5 Exposición

de Joñas Sadunas, dom. Vilnius — 43 c. Architektu 27-2

Durante cinco años mantuve correspondencia con Petras Paulaitis. Anteriormente él recibía casi todas las cartas que le enviaba. Este último tiempo solamente recibió 4 cartas de las 16 que yo le había enviado. No son confiscadas únicamente las cartas, sino también las tarjetas postales. Cada una de las cartas contenía dos tarjetas.

Solicito se me informe qué medidas se adoptan para que P. Paulaitis reciba mis cartas.

12 de marzo de 1981.

N.B.: Hasta el presente no se obtuvo respuesta al requerimiento.

Kaunas. El 25 de marzo de 1981 en la Escuela de Medicina P. Mazylis de Kaunas se realizó una conferencia ateísta. La docente superior de la ACAL, Mikutyte, al defender a los malhechores que habían producido quemaduras al R. P. J. Zdebskis, se atrevió a afirmar públicamente que el citado sacerdote "había sido internado en el dispensario de enferme­dades venéreas, de donde se fugó tratándose privada­mente".

Agitadores inspirados por la KGB se pronunciaron similarmente en numerosas localidades de Lituania.

Kaunas. El 25 de marzo de 1981, los creyentes de la ciudad de Kaunas, fundamentándose en los artículos 49 y 58 de la Constitución de la URSS, enviaron notas al presidente del comité ejecutivo del STP, y al secretario del comité de la ciudad de Kaunas del PCL, exigiendo la revocación, considerar no vigente la resolución No. 105 del 26 de febrero de 1975, prohi­biendo que en los establecimientos funerarios sean utilizados cuadros religiosos así como cualesquiera otros atributos religiosos, que se entonen cánticos religiosos y se utilicen los servicios de los empleados del culto (los sacerdotes. Obs. de la Red.), y se organicen, en terreno de los establecimientos, cere­moniales con ritos religiosos.

Firman la nota 1916 creyentes.

Šiauliai. A principios de mayo de 1981 tres jóvenes, uno de ellos Zvezdovas de la aldea de Jurgaičiai, devastaron la Colina de las Cruces: rompieron y golpearon cruces, láminas, ermitas, destrozaron y destruyeron rosarios, y todo lo que pudieron lo arrojaron por tierra luego de profanarlo.

Tales perdularios, como Zvezdovas, son manteni­dos por los funcionarios soviéticos.

Vilnius. El 11 de abril de 1981, N. Sadunaite envió una nota al presidente del Supremo Tribunal de la RSSL, solicitando se le entregara copia de la senten­cia judicial que se le había aplicado los días 16-17 de junio de 1975, por cuanto el documento de la sentencia judicial se lo habían quitado en la adminis­tración del lager de Barashev, en Mordovia, el mismo día de su llegada al lager, y no se lo devolvieron a pesar de las notas que le había enviado por escrito, reclamando la devolución del documento.

El 24 de junio, la nota de Sadunaite fué respondida por M. Ignotas, subrogante del presidente del Supre­mo Tribunal de la RSSL:

— Comunicóle que la copia de la sentencia en Vuestro juicio penal os ha sido entregada una vez, por segunda vez no se entregan copias de sentencias en juicios de esta categoría.

N.B.: El documento de la sentencia del juicio de los presos políticos les es quitado enseguida de su entrega sin haber devolución. (La Red.).

Teisiai. Durante las Pascuas de 1981, en las parroquias del raion de Teisiai fueron enviados jóvenes comunistas (afiliados a la Juventud Comunis­ta. El T.), que el 30 de abril debían dar la siguiente cuenta en el comité del Partido: ¿cuanta gente participó en los oficios religiosos (hombres, mujeres, menores de edad)? ¿Cuantos sirvieron en la Misa? ¿Cuantas mujeres y hombres había en el coro? ¿Cuantas chicas y muchachos participaron en las procesiones?

Gargždai.

Al Comité Central del PC de Lituania

Al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos

Exposición

 

de los católicos de la parroquia de Gargždai

Fundamentándonos en el art. 52 de la constitución soviética que garantiza la libertad de conciencia y de religión, solicitamos vuestro permiso para tocar las campanas cuando un difunto es traído a la iglesia y cuando luego se le lleva en dirección al cementerio.

En este sentido nos hemos dirigido en numerosas ocasiones al comité ejecutivo de Garzdai del raion de Klaipėda, sin obtener la menor respuesta, por lo cual nos vemos obligados a dirigidos a Vos.

Os solicitamos sumamente se nos permita utilizar la libertad religiosa que se garantiza, y notificarnos a la siguiente dirección:

R. P. A. Šeškevičius, c. Tilto 1-2, Gargždai, raion Klaipėda.

Año 1981

Firmaron 1077 creyentes. (La nota fué abreviada. — La Red.)