ARQUIDIOCESIS DE VILNIUS

(El Obispo Krikščiūnas sobre los libros para los católicos):

Vilnius. A fines de 1972 fué impreso Las Sagradas Escrituras — El Nuevo Testamento, con aproximada­mente 10.000 ejemplares de tiraje. En el mes de febrero los sacerdotes pudieron recogerlo de las curias. Los curas párrocos de las parroquias más chicas, obtuvieron sólo pocos ejemplares. A las parroquias más grandes les tocó de 10 a 20 ejemplares. Dos ejemplares de las Sagradas Escrituras son destinados para la iglesia parroquial, dos para cada sacerdote, y el remanente el sacerdote tiene derecho a repartirlo según su criterio a los católicos más activos. Término medio, ¡a cada católico le corres­ponde una hoja de las Sagradas Escrituras! . . .

Se cuenta que, al imprimirse las Sagradas Escritu­ras en la imprenta "Vaizdas", el colectivo de trabaja­dores fué seleccionado entre los miembros del partido. No obstante su "fidelidad" al gobierno, una cantidad importante de las Sagradas Escrituras desapareció de la imprenta.

Al aparecer las Sagradas Escrituras, algunos ateístas de Vilnius titulándose católicos, pretendieron comprar de los párrocos las Sagradas Escrituras, para que llegaran lo menos posible a los creyentes.

Unos católicos se alegraron por las Sagradas Escrituras, otros criticaron la traducción, y los terceros dijeron: "Se ganó por un rublo, y se perdió por diez". Es que, tal escaso tiraje de las Sagradas Escrituras casi no reportará beneficios, mientras que el gobierno soviético lo utilizará para su propaganda — ¡vean qué libertad de prensa hay en Lituania Soviética!

Mucha cantidad (cifras exactas no poseemos) de ejemplares de las Sagradas Escrituras se las llevó el Comité Central del Partido. Muchos libros de las Sagradas Escrituras, con fines de propaganda, fueron enviados a los lituanos del exterior, a los altos representantes de la Iglesia Católica, etc. Muchos ejemplares de las Sagradas Escrituras correspondie­ron a cristianos no católicos, algunos centenares se dejaron para el Seminario Eclesiástico.

S.E. el Obispo R. Krikščiūnas, hablando en el plenum de balance y elecciones del comité de relaciones culturales de Lituania con los lituanos del exterior, manifestaba que "los católicos de Lituania editan sus necesarios libros religiosos . . . He aquí, que todavía huele a tinta de imprenta una obra muy significativa—"El Nuevo Testamento de las Sagradas Escrituras". El discurso del obispo provocó la reacción de los católicos: "¡No poseemos ninguna clase de libros religiosos!" He aquí porque apareció la exposi­ción al delegado del soviet de Asuntos Religiosos, K. Tumėnas.

Desde los diversos rincones de Lituania, afluyeron a la biblioteca "Knyga-pastu" (El libro por correo) infinidad de pedidos: "Envíenme las Sagradas Escri­turas." Desgraciadamente, todos recibieron una res­puesta negativa.