DIÓCESIS DE PANEVĖŽYS

Salos

(Se pena al cura párroco por la preparación de los niños para la Primera Comunión):

En julio de 1972 el cura párroco de Salos P. Petras Nykstus fué acusado de haber preparado niños para la Primera Comunión. El 24.VIII. 1972 el P. P. Nykstus resultó penado por la comisión administrativa del Comité Ejecutivo del raion de Rokiškis con una multa de 50 rublos. Más abajo ofrecemos algunas exposici­ones, que testimonian sobre al libre albedrío de los maestros y de varios funcionarios con respecto a los creyentes.

Al Administrador de las Diócesis de Kaišiadorys y Panevėžys

Exposición

de los creyentes de la parroquia de Salos, raion de Rokiškis

Estimado Administrador, nosotros los creyentes, sabemos perfectamente y, leyendo la prensa soviéti­ca, encontramos escrito que no se debe atacar ni zaherir injustamente a las personas. Quienes así lo hacen, son condenados. Las leyes soviéticas, a nosotros, los creyentes, nos conceden total libertad en las cuestiones de conciencia y fe. Entonces por qué la maestra de Salos, Didzgalviene, el director de la escuela Augulis, el director del Técnico de Salos Steponavičius, la presidente regional Raugaliene, totalmente sin culpa atacaron a nuestro párroco y lo acusaron de que nuestro párroco enseñó a nuestros hijos en la iglesia. La maestra Didzgalviene y la presidenta regional Raugaliene fueron a la iglesia para ver que niños asistían a la iglesia. La maestra Didzgalviene hasta echó de vuelta a su casa a la hija de Gradeckas. La maestra le dijo que los niños no debían ir a la iglesia. Esa niña, espantada corrió de regreso a su casa, hasta dejando en la iglesia el libro: temió tomarlo delante de la maestra.

El director de la escuela de Salos, Augulis, el director del Técnico Agrario Steponavičius, la presi­denta regional Raugaliene hasta anduvieron en las casa de los niños que asisten a la iglesia. El director Augulis se llevó a los niños sin permiso de los padres, solamente en presencia de la presidenta y del director del Técnico, les ordenó escribir contra el párroco, y los niños atemorizados escribieron tal como les dictaba Augulis. Cuando nosotros, los padres, supimos de cuan injusta manera procedieron los maestros, entonces preguntamos a los niños que habían escrito y por qué escribieron algo que no fué así, entonces los niños nos respondieron: "No lo sabemos — escribimos aquello que nos mandó el director. Temíamos que el director nos retase." Y a dos de los niños les alcanzaron las notas ya escritas contra el párroco. A los niños les ordenaron firmarlas solamente. ¿Enton­ces, como pueden hacer algo tan injusto los maestros? Les dictan a los niños y les obligan a escribir sus palabras, después, tomando esos escritos de los niños, formularon una acusación contra el párroco en el raion de Rokiškis, de que el párroco enseñaba a nuestros hijos, y en el raion creen en esa injustificada acusación de los maestros y promueven juicio contra el párroco.

A nuestros hijos, nosotros mismos, los padres, les enseñamos todo el catecismo y las oraciones, y cuando nuestros hijos han aprendido, entonces nos dirigimos al párroco y le solicitamos que los examinara, que les preguntara a nuestros hijos para ver como saben, y si ya es posible dejarlos confesarse y tomar la Santa

 Comunión. Ya hemos escrito al raion y al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos en Vilnius, que nosotros mismos, los padres, cada cual enseñamos a nuestros hijos, pero no nos creen a nosotros, los padres, que hemos enseñado a nuestros hijos, y le promueven juicio al párroco. Aquellos padres, cuyos hijos, por orden de los maestros escribieron contra el párroco, por segunda vez escribieron al raion como era y solicitaron que se recriminara a los maestros, pero sigue siendo igual.

La maestra Didzgalviene hasta hizo el recuento, de cuantos niños había en la iglesia y cuantos mayores. ¿Y qué motivo hay para hacer esto y por qué se entromete ella con la iglesia? El director Augulis dijo que Didzgalviene lo había obligado a comportarse así. Es raro que una maestra obligue a un director. ¿Y quién obligó a la maestra Didzgalviene a entrometerse por la iglesia y poner "orden" en la iglesia?

 Si los maestros tienen el derecho de ir a verificar que se hace en la iglesia, — contar cuanta gente o niños hay en la iglesia, entonces, Administrador, ¿tal vez los sacerdotes también podrán ir a las escuelas? Los maestros de Salos ya van a la iglesia y se ocupan de las cuestiones religiosas de nuestros hijos. Si los sacerdotes no pueden ir a la escuela, entonces no estamos de acuerdo que los maestros de Salos se entrometan en nuestras cuestiones de conciencia.

 Honorable Administrador, ayúdanos a nosotros, los padres católicos, para que a causa de nuestros hijos el párroco no sea injustamente acusado y condenado, porque enseñaba a nuestros hijos. Noso­tros, los padres, sabemos mejor que los maestros quien enseñó a nuestros hijos. Los maestros también nos acusan a nosotros, los padres, de que no tenemos derecho a llevar nuestros hijos a la iglesia.

 Administrador, si en esta cuestión no podéis ayudarnos, entonces solicitamos nos aviséis donde debemos dirigirnos. Una vez más hemos escrito una exposición al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos y se la enviaremos. Salos, 27.VIII. 1972

 

Los padres de los niños: 10 firmas.

(Sanción a los niños por concurrir a la iglesia):

 El 27.VIII. 1973, diez feligreses de Salos enviaron una exposición similar al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos K. Tumenas. La exposición finali­za con esta solicitud: "Solicitamos a Vos, Delegado, impedir que la maestra Didzgalviene y el director Augulis ataquen a nuestros hijos por su concurrencia a la iglesia, no solamente en la iglesia sino también en la escuela, puesto que los niños temen que sus maestros los regañen o los sancionen. De otro modos no podremos seguir enviando nuestros hijos a la escuela de Salos."

 Los creyentes, defendiendo a sus hijos de su aterrorizamiento y al cura párroco de la parroquia, escribieron una serie de exposiciones a los funcionari­os del raion y del Soviet de Asuntos Religiosos.

 Albinas Jakubonis escribía al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos: "El director de la escuela de Salos, mientras yo me encontraba en el trabajo y mi esposa enferma, llegado a mi casa, llamó a mi hija a otra habitación y le ordenó escribir en contra del párroco. El director dictaba y mi hija escribía sus palabras. Por consiguiente solicito considerar invali­dado lo que mi hija haya escrito en contra del párroco."

 Petruliene escribió: "Las oraciones y todo el catecismo lo enseñé yo misma . ..Nosotros tenemos derecho sobre nuestros hijos, y ellos van allí donde nosotros los llevamos. Nosotros tenemos también libertad de fe para concurrir a la iglesia, pero ¿por qué los maestros lo impiden, espían quien concurre a la iglesia? Los sacerdotes no van a la escuela y no echan de ella a los niños ..."

 Denuncias similares enviaron a diversas repartici­ones Stasys Gradeckas, Elena Matiukiene, Zose Didzgalviene y otros creyentes. Todos se quejaron de que sus hijos eran perseguidos, que los maestros interfieren en esferas que no son las suyas y que se promueve juicio al párroco injustamente, dado que ellos mismos enseñaron a sus hijos, y el párroco solamente los examinó.

 Acerca de como los creyentes asistieron al juicio del P. P. Nykstus, de como los retara el presidente del Comité Ejecutivo del raion de Rokiškis, los creyentes de Salos informaron al Administrador de las Diócesis de Kaišiadorys y Panevėžys y al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos.

 Elena Neniskaite, domiciliada en la aldea de Urliai, escribió a K. Tumėnas:

 El 24 de agosto de 1972 viajé al tribunal popular de Rokiškis para observar como los maestros de Salos enjuiciaban a nuestro párroco. Junto conmigo viajó Jule Dambrauskaite. En el tribunal se nos dijo que el párroco sería enjuiciado en el raion, pero que no se nos permitiría la entrada, — sería juicio cerrado. Entonces fuimos del presidente del raion para preguntarle por qué enjuiciaban al cura párroco y por qué no llamaban testigos, por qué confiaban solamente en los maestros. El presidente no contestó a nuestras preguntas, sino que reprochó acremente al párroco y nos ordenó salir. Entonces nosotros le dijimos, que somos creyentes y deseábamos saber el porque enjuiciaban a nuestro cura párroco. El presidente nada contestó a nuestro requerimiento, sino que nos gritó airadamente: "¡Todos los atorrantes proceden justamente de la gente creyente!" Tamaña expresión del presidente del raion me hirió en forma asaz dolorosa. No entiendo por qué es así en Salos. Pensaba que la maestra Didzgalviene y el director Augulis hacían su arbitrio atacando a los niños y por lo mismo a la gente creyente, y aquí también incide en lo mismo el presidente del raion. Acaso proce­dieron justamente la maestra Didzgalviene y el director Augulis, que lesionaron y disgustaron a tan gran cantidad de creyentes. Ellos andan con las cabezas erguidas y a la gente creyente se le estampa el "honroso" nombre de atorrante. Y por este nombre, acaso nosotros, la gente creyente, podemos decirles gracias?"

 Julija Dambrauskaite en su exposición a K. Tumenas escribió: "En el raion dijeron que había que condenar al cura párroco. ¿Quién condenará a la maestra Didzgalviene y al director Augulis? ... Delegado, toda mi vida he sido creyente, hasta serví 7 años a los ricachos, allí hube de ver y oír de todo, pero los ricachos no me dijeron palabras como las que me dijo el presidente."

 Alunta

(El otorgamiento del sacramento de la Confirmación fué rescindido por "la recolección de la cosecha"):

El 4-5 de agosto de 1973, en Alunta debía ser conferido el sacramento de la Confirmación. Desgra­ciadamente, mediante telegramas de la curia de Panevezys, el otorgamiento del sacramento de la Confirmación fué rescindido por "la recolección de la cosecha". Los telegramas fueron recibidos los días 3-4 de agosto, cuando ya no había posibilidades de informar a la gente. Se reunió una gigantesca multitud de gente. También hubo mucha milicia. La gente vituperaba al gobierno por impedir que el obispo confiriera los sacramentos. La gente comenta entre sí, que hasta en los tiempos de la servidumbre era posible festejar el domingo, mientras que bajo el gobierno de los Soviets se pretende que durante el año entero se trabaje cual esclavos.

Dabudziai

(El cura párroco es condenado por la instrucción religiosa de los niños):

Durante el verano de 1973, hasta por tres veces los funcionarios del raion de Anykščiai verificaron si el cura párroco de Dabužiai P. Serafinas Zvynis enseña­ba a los niños las verdades de la religión. Empero no lograron sorprender al sacerdote. La Comisión Administrativa del Comité Ejecutivo del raion de Anykščiai condenó al "corrompedor de niños" a una multa de 50 rublos, tras aclarar que hubo una acusación a la cual se debe creer.

 Traupis

(Por lo mismo también es castigado el cura párroco de Traupis):

Mientras el P. Steponas Galvydis, en el verano de 1973 estaba verificando los conocimientos de los niños antes de la Primera Comunión, se llegó el presidente regional, el director escolar con el presidente del koljose, quienes formularon un acta de que el sacerdote enseñaba masivamente la religión a los niños. La comisión administrativa del Comité Ejecu­tivo del raion de Anykščiai condenó al cura párroco a una multa de 50 rublos. El P. St. Galvydis pagó la suma y recibió un recibo bancario — "por la enseñanza religiosa de los niños".