El 14-IV-1970, en el periódico "Vilnis" fué publica­da una entrevista del delegado del soviet de Asuntos Religiosos, Rugienis, con el periodista E. Baleisis. He aquí lo que refirió sobre el Seminario Eclesiástico de Kaunas:

(Qué dijo Rugienis sobre el Seminario Eclesiástico):

El Seminario Eclesiástico interdiocesano funciona en Kaunas. Su dirección y profesorado es designado por los ordinarios de Lituania. El candidato a esta escuela debe obtener una recomendación del cura párroco de su parroquia. La dirección del Seminario resuelve la aceptación del jóven en el Seminario, considerando esta nota de recomendación, el certifi­cado de estudios presentado por el candidato, la personalidad del jóven. Los candidatos previstos para ser admitidos, el rector del Seminario doctor Viktoras Butkus los estudia junto con Su Excelencia el administrador apostólico de la Arquidiócesis de Kaunas Obispo Juozapas Labukas. El programa del Seminario Eclesiástico, al igual que el de todas las universidades católicas, está dispuesto por la Congre­gación de Estudios de Roma. El estudio dura allí cinco años. Los educandos del Seminario reciben todo el mantenimiento en forma gratuita y no reembolsable, que es solventado por las donaciones de los creyentes..."

(Silencio sobre las dificultades para ingresar al Seminario):

Por cuanto Rugienis nada dijo sobre su acción y la de los órganos de la KGB en el Seminario, entonces queda por ampliar su entrevista.

Al jóven que todavía cursa estudios secundarios, si manifiesta sus deseos de estudiar en el Seminario Eclesiástico, ya en el colegio secundario se procura influir para que elija otra profesión. La dirección del colegio, y a veces los funcionarios del comité ejecuti­vo del raion, aconsejan que se incorpore a otra escuela superior. Hasta le prometen ayuda. Si esta agitación nada consigue, a veces se intenta dificultar el rendir el examen final de curso, para que el posible candidato obtenga bajas notas y se atrase por lo menos en un año. A veces la dirección del colegio se niega a entregar en propias manos el certificado de fin de estudios, ofreciéndose para enviarlo con su recomendación a cualquier escuela superior. Cuando no se logra convencerlo, la dirección del colegio a veces solicita al jóven que ingrese al Seminario después de estar varios años en cualquier otra institu­ción, pues de este modo cree poder justificarse mejor ante las instituciones del raion o la República por "su mala labor educacional".

Para entorpercer en varios años el ingreso de los jóvenes al Seminario, a partir de 1954 los seminaristas deben cumplir el servicio militar. Hay ocasiones en que el comisariado militar prolonga por varios años el llamado al servicio militar y durante ese tiempo el candidato no tiene derecho de ingresar al Seminario.

(Silencio sobre el control de la KGB sobre los seminaristas):

Por orden de los órganos de la KGB, la dirección del Seminario está obligada a referir a los órganos de seguridad, apenas el candidato traspasa el umbral del Seminario. Existe más de un hecho, cuando los candidatos comienzan a ser contrariados por los órganos gubernamentales enseguida de aparecer en el Seminario, aunque aún ni le hayan entregado la solicitud de admisión.

Rugienis ha determinado a la dirección del Seminario, la clase de que candidatos no pueden ser aceptadas en absoluto sus solicitudes. A esta categoría pertenece el llamado "elemento antisoviético", es decir, individuos que por algunos motivos están en la no conformidad de los órganos de la KGB, p. ej. si los padres habían sido desterrados a Siberia, si alguno de los íntimos hubiera sido guerrillero en los años de postguerra, etc. Significa que el primer filtro de los candidatos lo debe hacer la propia dirección del Seminario.

Los órganos de la KGB desarrollan una actividad especial, cuando la dirección del Seminario envía la nómina de los candidatos a Rugienis para su confir­mación. De todas las maneras posibles, los órganos de la KGB recaban noticias sobre los candidatos: en la escuela, los lugares de trabajo, en la vecindad. Les interesa saber sobremanera a los órganos de seguri­dad, si este joven, convertido en sacerdote, podría perjudicar mucho al ateísmo y, consecuentemente, al régimen soviético, o si será un enemigo no peligroso.

Mientras el seminarista se encuentra estudiando en el Seminario, a veces los funcionarios de la KGB visitan a sus padres, disfrazados de buenos amigos de su hijo, y les hablan sobre religión, averiguan que libros lee su hijo, qué sacerdotes conoce, etc.

Antes de que abandone el Seminario por las vacaciones de verano, los órganos de la KGB visitan muchas veces al candidato. Para que los empleados de la seguridad tengantiempo suficiente, la dirección del Seminario está obligada a entregar la nómina de candidatos a Rugienis con mucha anticipación, p. ej. en el presente año (1972), antes del 26 de junio.

Para entrevistarse con el candidato, los funciona­rios de la KGB a veces llegan secretamente a su lugar natal, a veces lo citan al comisariado militar o en su trabajo en la oficina de personal. Sobre la conversa­ción tenida con los de la seguridad está terminante­mente prohibido comentar con los familiares, el párroco, etc. Durante le entrevista, los funcionarios de la KGB, en primer lugar, tratan de convencer al joven que no ingrese al Seminario; se ofrecen para ayudarlo a ingresar en otra escuela superior. Cuando no logran convencerlo, los funcionarios de la KGB intentan incoporarlo como agente de los órganos de seguridad. Se argumenta así: "Si somos amigos, no habrá dificultades para el ingreso al Seminario. Respetaremos los deberes de la fe y el sacerdocio, apenas nos veremos de vez en cuando, y conversare­mos. Si hubiera necesidad le daremos ayuda o lo auxiliaremos de otra manera, pero sobre nuestras entrevistas nadie lo sabrá."

Si el candidato, presintiendo la falsía de los funcionarios de la KGB, manifiesta no tener deseo de trabajar como agente de la seguridad, entonces comienzan las amenazas: "¡Eres un fanático! No ingresarás al Seminario. Todo está en nuestras manos. Seguro que no te agrada el gobierno soviético. ¡Piénsalo, para que no tengas que lamentarlo!"

Al terminar, los funcionarios de la seguridad, a veces hasta bajo firma, prohiben que se comente con alguien lo que se hubo hablado, caso contrario cabe la responsabilidad penal.

Si el candidato, en la conversación con los funcionarios de la KGB, se muestra sumamente principista, su candidatura es rechazada de plano; los de la seguridad se forman el concepto de que a tal individuo no se le puede permitir estudiar en el Seminario, puesto que, advenido sacerdote, sería totalmente intratable.

(Seminaristas - agentes):

En honor a la verdad hay que reconocer que los funcionarios de la KGB, a veces, logran éxito en conquistar algunos jóvenes. Ello sucede por impru­dencia, o por el irracional consejo de algún sacerdote: "No temas firmar, todos así lo hacen. Después podrás no trabajar con la seguridad." Desgraciadamente, los órganos de seguridad poseen suficientes medios para obligar a trabajar en su beneficio, y logran enfrentar­los solamente hombres con gran espíritu de sacrificio.

¿Qué buscan los órganos de la KGB incorporando a los seminaristas en calidad de agentes de seguridad?

Los órganos de segundad necesitan una informa­ción fidedigna sobre los profesores del Seminario, la dirección, los seminaristas y sobre los hechos de la vida eclesiástica. El secretario del CC del PCL, A. Barkauskas, en el VI plenario del CC del PCL, expresó: "La intensificación de la lucha ideológica nos obliga a ser especialmente vigilantes y obrar medita-damente, direccionalmente, clausurar eficazmente las puertas contra cualquier influencia enemiga. Estamos obligados a reaccionar convenientemente ante todas las diversificaciones urdidas por nuestros enemigos, adivinarlas a tiempo y destruirlas". (6-VII-1972).

Indudablemente que los órganos de la KGB saben, que ningún sacerdote dotado de conciencia podrá ser un serio empleado de la seguridad. Y en este aspecto, la incorporación como agentes, posee sentido. En el seno de los seminaristas se siembra la desconfianza de unos a otros, el incorporado teme mostrarse piadoso, evita conversaciones más serias, etc. El jóven incor­porado, sintiendo su dualidad, inevitablemente se quebranta moralmente. Por lo tanto, los esfuerzos de los órganos de la KGB para incorporar a los seminaristas y sacerdotes como agentes de la seguri­dad, es un grosero delito contra los derechos del hombre.

Tanto en el Seminario, tanto fuera de sus límites, para todos resulta perfectamente claro quien es un candidato serio y quien "con boleta del partido."

(Incorporados de dos clases):

Los incorporados se diferencian. La mayoría de ellos tienen buena voluntad y no desean perjudicar a la Iglesia. Ellos evitan sobremanera encontrarse con los funcionarios de la KGB, evitan encontrarse en reuniones de sacerdotes, para no tener que contarle a la seguridad lo que allí se hubo hablado. Alguno que otro incorporado, perdida su moral y conciencia sacerdotal y humana, realiza todo lo que de él exigen los funcionarios de la KGB.

El delegado Rugienis del soviet de Asuntos Religiosos, tacha algunos jóvenes en la nómina de los candidatos enviada por la dirección del Seminario, manifestando comúnmente que ellos jamás podrán convertirse en sacerdotes. Para que Rugienis no tache muchos candidatos, la dirección del Seminario está obligada a enviar para su confirmación tantos candidatos como el límite impuesto por el gobierno. (En la actualidad se permite incorporar 10 candidatos. Varios años atrás era permitido incorporar apenas 5.)

(Penurias de las vacaciones):

La mayor preocupación de los seminaristas la forman la Santa Natividad, la Santa Pascua y las vacaciones de verano. Con anterioridad los seminaris­tas deben informar donde piensan pasar las vacacio­nes, para que los funcionarios de la KGB puedan, en caso necesario, encontrarlos, y la necesidad siempre aparece: hablarles a los no incorporados, y a los incorporados acostumbrarlos a trabajar en favor de la seguridad, p. ej. referir sobre los amigos, cuales son piadosos, cuales no, que novedades hay en el Seminario, cuales son las predisposiciones de los seminaristas, sobre qué conversan, qué leen, qué se traen los miércoles de la ciudad, etc.

Más de un seminarista, al llegar a su terruño natal, encuentra una carta enviada por la seguridad. Se le saluda en ocasión de las fiestas y se le recuerda concurrir a la entrevista, p. ej. en alguna estación de autobuses, en alguna oficina de correos, o sino en Kaunas llamar a un número telefónico indicado. Para evitar encuentros con los órganos de seguridad, los seminaristas procuran viajar continuamente durante el veraneo, por lo cual son recriminados.

Las entrevistas de los órganos de seguridad con los seminaristas se realizan guardando profunda conspi­ración, puesto que, si el pueblo advierte que tal o cual seminarista se encuentra con los funcionarios de la KGB, ya no sirve para ser agente de la seguridad, puesto que todos se cuidarán de él.

(Entre sacerdotes "reaccionarios" y "leales"):

Se les aconseja a los seminaristas no veranear con los sacerdotes "reaccionarios". (Son considerados así todos aquellos que trabajan sinceramente en la viña de Cristo, y especialmente aquellos que no hacen caso a las instrucciones secretas del gobierno soviético, que restringen la vida religiosa). Es muy requerido que los seminaristas veraneen con los sacerdotes "leales", que son o están incorporados como agentes de la seguridad, o sino, complaciendo al gobierno, abando­nan sus deberes sacerdotales y viven una existencia secular. De tal manera los órganos de la KGB buscan destruir el idealismo de los clérigos, para que, observando los ejemplos de los sacerdotes indecoro­sos, se acostumbren a ese mismo modo de vida.

(Ambiente de temor y sospecha):

A causa de la interferencia de los órganos de la KGB en la vida interna del Seminario, reina allí una atmósfera de temor y desconfianza. Para fortalecerla, Rugienis visita el Seminario de tiempo en tiempo, amenaza de que habría que eliminar a tal o cual seminarista.

Las difíciles condiciones creadas por los órganos de la KGB oprimen sumamente el espíritu de los seminaristas y quebrantan la salud de muchos. En los últimos años es dable observar un triste resultado: la mayoría de los seminaristas tienen dificultades con la salud.

Si los órganos de seguridad no logran quebrantar el espíritu del seminarista, entonces después de recibir la ordenación, el jóven sacerdote es destinado con un párroco "leal", para que en los primeros pasos de la vida sacerdotal carezca del ejemplo de un sacerdote ideal.

Los órganos de la KGB procuran incorporar tanto a los jóvenes, como a los sacerdotes de mayor generación, pero solamente obtienen algunos moral-mente comprometidos ante el pueblo creyente.

Las pretensiones de los órganos de la KGB para convertir a los sacerdotes en directos destructores de la Iglesia es un delito contra el derecho del hombre y la libertad de conciencia. Este delito es cometido durante todo el tiempo de postguerra, y se muestra especialmente vigoroso en los últimos años.

N.B. Estos hechos sobre la actuación de la KGB en el Seminario fueron recogidos de aquellos, a los cuales los órganos de seguridad pretendieron incorporar como sus agentes.

 

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