LA ARQUIDIOCESIS DE VILNIUS

(La nota del P. B. Laurinavičius a Rugienis):

Adutiškis. 13-III-1972. El cura párroco de esta parroquia P. B. Laurinavičius fué citado ante el delegado del soviet de Asuntos Religiosos J. Rugienis, quien "respondió" a la exposición enviada a L. Brezhnev, Secretario General del CC del PCUS el 24-XI-1971, por los sacerdotes de la arquidiócesis de Vilnius (ver Crónica de la ICL No. 1).

El delegado acusó al P. B. Laurinavičius de descaro, antisovietismo y le aconsejó "ocuparse más de la pastoración". Por cuanto durante la entrevista no fué posible responder a las acusaciones del delegado gubernamental, entonces el 20-VII-1972 el cura párroco envió una minuciosa respuesta escrita. Más abajo se ofrece una parte de los pensamientos y hechos de la mencionada exposición, que descubre evidentemente decomo es perseguida la Iglesia Católica en Lituania.

(Así era la acusación de Rugienis a Laurinavičius):

"Escribes a los obispos y sacerdotes que trabajan en el marco de las leyes de la Unión Soviética".

Esta acusación de Rugienis no la desmintió el P. B. Laurinavičius, puesto que se les debía escribir. Por ejemplo, el ll-IV-1972 los obispos y administradores en funciones de Lituania, en su carta pastoral condenaron las denuncias colectivas de los creyentes dirigidas a los representantes del gobierno soviético. "En la vida de la iglesia es aceptado aconsejar fraternalmente. Es un signo de la democracia de la Iglesia. Todo cura párroco puede decir su opinión sobre las disposiciones de los obispos", escribe el P. B. Laurinavičius.

Más adelante, el sacerdote recuerda que especial­mente los ateístas escriben muchas denuncias contra los sacerdotes.

(Testimonios fabricados contra el cura párroco):

"El 16-1-1968 el delegado me mostró unas treinta exposiciones, en las cuales estaba acusado. ¿Cómo y de donde aparecieron esas exposiciones? Resulta que el director del colegio No. 1 de Švenčionėliai, Z. Baranauskas, mantuvo a los niños encerrados hasta que estos firmaron las exposiciones que les fueron dictadas. Estas exposiciones, obtenidas por la fuerza, a algunos educandos les.arruinaron la salud."

"En 1971, durante el sepelio de K. Valadzka en el cementerio de Jakeliai, hablé sobre Dios, la muerte y la vida eterna. Es un tema de lo más inocente, pero el director de la granja soviética de Jakeliai se disgustó: "Este no es lugar para la propaganda". Circuló el rumor de que el director hasta había escrito una denuncia contra mí. Cuando los parientes y conocidos preguntaron a los denunciantes: "¿De qué acusáisteis al párroco?", uno respondió: "No lo sé, porque firmé sobre una hoja en blanco." Otros dijeron: "Firmé porque temía que me despidieran del trabajo." Es que muchas veces se firma sobre las acusaciones, porque "no darán caballo, heno u otros bienes imprescindibles para la existencia." Los no creyentes escriben montones de cosas en contra de los sacer­dotes . . ."

Los sacerdotes se mantienen en la ley, el que no se mantiene en ella es el gobierno):

El P. B. Laurinavičius escribe que los sacerdotes lituanos desean trabajar dentro de los límites de las leyes de la Unión Soviética, pero el propio gobierno soviético es el que no respeta las leyes. "El 16-1-1968 el delegado Rugienis dijo claramente: "Si no sales de Švenčionėliai, tendrás que elegir otra profesión."

"El 3-1-1971 el subrogante del presidente del Comité Ejecutivo del SDT (Soviet de Diputados de los Trabajadores), V. Sauliunas afirmaba orgullosa-mente, que en el año1968 me había despedido de las funciones de la parroquia de Švenčionėliai."

"El derecho eclesial exige que todo sacerdote enseñe a los niños y a los jóvenes las verdades de la fe. Es que, frecuentemente, los padres carecen de condiciones para enseñar las verdades de la fe: los días hábiles trabajan, y los domingos algunos temen concurrir a la iglesia. Los creyentes de la granja soviética de Jakeliai que concurren a la iglesia son dibujados y inscriptos en la tabla de la vergüenza. Si el sacerdote, obligado por las circunstancias, visita a alguno, es acusado: "Vas a agitar en las casas". Así me reprochaba el 11-1-1972 el subrogante del presidente del Comité Ejecutivo del raion de Švenčionis.

Si todavía se permite la Iglesia en la Unión Soviética, entonces está claro que a los creyentes les debe ser permitido vivir de acuerdo a su derecho. Si los ciudadanos creyentes de menos de 18 años no pueden participar en las ceremonias comunes, como ser procesiones, cánticos, entonces ¿por qué absoluta­mente inconcientemente los niños son inscriptos en los octubristas, pioneros o jóvenes comunistas?

Yo no obligo a nadie a concurrir a la iglesia. Si obligara, infringiría la Constitución de la Unión Soviética, que garantiza la libertad de conciencia. Entonces ¿basándose en qué leyes, la profesora de idioma lituano del colegio secundario de Adutiškis, Turliene, el 4-IV-1972 retiró a los niños de la iglesia?

El art. 124 de la Constitución de la Unión Soviética dice: "La iglesia está separada de la escuela", y "El Estado está separado de la Iglesia". No se ha escuchado que el sacerdote haya concurrido a una reunión del partido, mientras los ateístas y sus sirvientes frecuentemente vienen a la iglesia. Vienen a espiar que es lo que enseña el sacerdote. El ya mencionado V. Sauliunas dijo abiertamente el 15-1-1971: "Vuestras predicaciones nos son conocidas, siempre podemos descubrirlas."

La Iglesia tiene el mandamiento de que los creyentes en la época de cuaresma no se diviertan, no festejen. Cuando yo expliqué este mandamiento, llegóse A. Laurinavičius, presidente de la región de Adutiškis y me advirtió: "¡Párroco, no te metas en los asuntos de los autoactivistas!" He aquí a lo que llegamos—¡el cura párroco no tiene derecho ni a explicar los mandamientos de la Iglesia sobre el ayuno y la contención de hablar!

En verdad, el Estado está muy íntimamente ligado a la Iglesia. El directamente se entromete en nuestros asuntos internos: los sacerdotes son obliga­dos a echar del altar a los niños, del coro, tiene que prohibirles cantar, recoger los estandartes de los creyentes, no permitir que se entierre, según el ritual de la Iglesia, a los muertos, no enseñar a los niños.

(Otra acusación de Rugienis):

Me acusáis: "¡Escribes notas antisoviéticas!"

El 13-111-1972 le contesté al delegado que no había escrito ninguna clase de notas antisoviéticas. En la exposición de la arquidiócesis de Vilnius del 24-XII-1972, dirigida a L. Brezhnev, Secretario Gene­ral del CC del PCUS, no hubo ninguna clase de indicios antisoviéticos.

Allí fueron nominados solamente los hechos:

(Responde con hechos las persecusiones y el quebran­tamiento de las leyes):

1. No es posible incorporarse libremente al Seminario Eclesiástico de Kaunas.

2.En los tiempos soviéticos no se ha impreso ni el catecismo, ni el cancionero, ni la Sagrada Escritura. Solamente como propaganda se editaron libros de oraciones. Si se hubiera editado lo suficiente, enton­ces los creyentes no ofrecerían 30 rublos por cada uno. Recibieron libros de oraciones solamente los elegidos: los coristas y los afortunados por sorteo.

3.No hemos repuesto en sus puestos por la fuerza ni a S.E. el Obispo Julijonas Steponavičius ni a S.E. el Obispo V. Sladkevičius. No somos los primeros que solicitamos y sufrimos por los perjuicios de nuestros superiores legales. Nos resultan muy apreciados los amigos ideológicos — los hermanos ucranianos, los dos encarcelados por la fe: Zdebskis y Bubnys. Antes de la guerra, los comunistas también sufrían por sus amigos. Ellos escribían, peticionaban, junta­ban firmas. Leed de A. Venclova "Jaunystes atrady-mas" (El Hallazgo de la Juventud. T.) (Vilnius, 1970).

Después de la segunda guerra mundial, el delegado de los Asuntos Religiosos, habiendo redactado una nota de lo más abyecta contra Su Santidad el Papa Pío XII, exigía que los sacerdotes la firmaran.

"El pionero Lituano" (No. 34, 22-IV-1972) escribía: "Los pioneros del colegio secundario No. 2 de Kėdainiai recolectaron 1600 firmas de protesta e ingresaron 150 rublos al fondo de la Paz." En la Unión Soviética se permite a los niños recoger firmas de protesta y donaciones, pero cuando el sacerdote se dirige con un petitorio a los órganos soviéticos, en ello se percibe algo malo y antisoviético.

Solicitamos darles trabajo a los sacerdotes ucrania­nos, pues los creyentes de Ucrania no nos dejan en paz—nos invitan a trabajar entre ellos. Solicitamos se les diera trabajo a sus sacerdotes, porque no fueron condenados por la justicia.

El 17-111-1964 tuvo lugar la sesión del tribunal popular del raion de Švenčionis,durante la cual el juez me impidió responder a las calumnias del oponente. No me concedió la última palabra, aunque yo la pedí y la exigí. No permitió que su fallo fuera apelado en la instancia superior. Pero es que en art. 2 del código penal de la RSSL se dice: "Las finalidades del proceso penal soviético son aclarar rápida y totalmente los delitos,encarcelar a los culpables y aplicar debidamente la ley, para que toda persona que hubiera cometido un delito sea condenado justicieramente y ninguna persona inocente sea llevada a la responsabilidad penal y condenada siendo inocente."

S.E. el Obispo J. Steponavičius hace más de diez años que está condenado sin que se aclarara su delito.

El art. 4 del CPP de la RSSL dice: "Nadie puede ser considerado como acusado de otra manera como no sea mediante los fundamentos y la reglamentación dispuestas por la ley."

S.E. el Obispo Steponavičius ha sido encarcelado fuera de todas leyes.

En el art. 11 del CPP de la RSSL se dice: "La justicia en los juicios penales es aplicada solamente por el tribunal. Nadie puede ser reconocido culpable por el cometimiento de un delito, ni condenado con pena criminal, de otra manera como no sea por resolución del tribunal."

S.E. el Obispo J. Steponavičius no fué condenado por el tribunal. Por lo tanto, nosotros solicitamos que, no habiendo sido reconocido culpable por el tribunal, lo retornaran al puesto que le corresponde, dado que la arquidiócesis de Vilnius tiene necesidad de un ordinario, en toda la acepción de la palabra."

Luego son mencionados hechos de como los funcionarios de los raiones y del gobierno regional cometen arbitrariedades con respecto a los sacer­dotes:

a) En cierto año, el subrogante del presidente del Comité Ejecutivo del raion deŠvenčionis, Telycenas, dispuso un mismo domingo para los retiros espiri­tuales de todos los sacerdotes del decanato de Švenčionis. Cuando se le recordara que clase de retiros podían ser sin colaboradores, respondió irónicamente: "¿Como no va a asistir en tu casa el vecino, si lo invitas?"

b) Comunmente en las calles es la milicia la que ordena el tránsito, pero el subrogante del presidente del Comité Ejecutivo del raion de Švenčionis, V. Sauliunas, el 5-1-1971 me exigía que yo, acompañando un muerto, prohibiera a los creyentes cantar en la calle y llevar estandartes. ¡Qué sarcasmo! ¡El sacer­dote debe prohibir a los creyentes que recen y lleven estandartes!

c) A los visitantes que se me allegaron en la Nochebuena de 1971, los convidé con caramelos. Para nosotros, los creyentes, la Nochebuena no es algo común. Esa noche, en todas partes, se demuestra una especialmente gran hospitalidad. Y yo por ello fui reprochado por el gobierno. Para ello, V. Sauliunas hasta viajó 29 km. ¡Qué descarada intromisión en la vida privada del sacerdote!

d) El 11-1-1972, V. Sauliunas exigía que recogiera de la aldea todos los estandartes de luto que los creyentes llevan durante los sepelios. Es que, lo que no se atreven a realizar por sí mismos, ya sea temiendo a Dios o por vergüenza ante los hombres, lo obligan hacer al sacerdote.

e) El 10-111-1971, la jefa del sector Finanzas del raion de Švenčionis, J. Valadkiene, exigió que le mostrara el libro de registro de bautismos, como necesario para el pago de impuestos. Posteriormente se aclaró que ella deseaba saber si ciertas personas habían bautizado a sus hijos, o si habían contraído matrimonio. Suerte que no todos estaban anotados.

f) El 5-IV-1971 la secretaria de la región de Adutiškis, Kluoniene, manifestó: "Párroco, si confías en mí, dame los libros de bautismos y matrimonios, si no confías—llévalos tú mismo a la regional."—"¿Para qué los precisan?" pregunté. "Ciertos dos llegados lo exigen." Le ofrecí dirigirse a la CBAIB. No mostré los libros, dado que los creyentes hubieran resultado perjudicados y yo hubiera quedado como un traidor.

g) En 1966 el presidente del Comité Ejecutivo de Švenčionėliai, V. Bukielskis, espetó: "Si quieres participar en los entierros, ir al cementerio, ¡entonces métete en el trasero del pueblo!"

Por estos hechos se percibe en que manos hemos caído.

4. Fué solicitado reconsiderar la injusta aplicación del art. 143 del Código Penal de la RSSL, que contraría la Constitución de la Unión Soviética.

5. Fué solicitado anular las instrucciones secretas, desconocidas por nosotros, que afectan la vida religiosa. Las instrucciones, según las cuales se ordena la vida de los ciudadanos, deben ser conocidas por todos. En todo vale la regla: "No es válida la ley no publicada."

6. Fué solicitado la revisión de los procesos de las personas condenadas por la fe y declararlas inocentes, puesto que ellas actuaron en el marco de los art. 124 y 125 de la Constitución de la RSSL cumpliendo sus obligaciones directas.

 

(La tercera inculpación de Rugienis):

"Estás dispuesto antisoviéticamente por naturale­za" me acusaba J. Rugienis.

Erra el delegado al decir esto. Si estuviera predispuesto antisoviéticamente, entonces en 1944 me hubiera retirado a Occidente. Entonces vivía con mis padres, no ocupaba ningún puesto. Cuando muchos se apresuraban hacia el Oeste, yo cambié hacia el Este, a Švenčionis.

 

(Vuelve a acusar Rugienis):

"Laurinavičius se descubrió que es irrefrenable."

El 13-111-1972 el delegado no gritaba como el 16-1-1968. Este año él habló, puede decirse, bajito, con puntos suspensivos.

Tenéis en vuestro conocimiento las leyes y los tribunales, las disposiciones y las instrucciones secretas, la fuerza, las llaves de las cárceles, y de parte mía solamente la verdad inmarcesible, a la cual no hacéis caso.

(Rugienis):

"¡Eres un descarado!"

Si fuera un descarado le hubiera recordado: cuando el 16-1-1968 vos me comparasteis con un gato; cuando me llamasteis fanático; cuando me echabas injustamente deŠvenčionėliai; cuando me poníais delante de la vista los materiales remanentes de la construcción de la iglesia de Švenčionėliai—yo calla­ba.

Para que se manifieste quien después fué descara­do, recordemos algo del pasado.

Qué aspecto presentaba la iglesia de Švenčionėliai, me imagino que, Delegado, lo recuerdas muy bien, dado que en la primavera de 1957 habías venido para observarla. Durante nueve meses se viajó, se solicitó, se requirió. ¡Cuanto hubo que sufrir por el permiso! No puedes ni imaginar toda la historia, puesto que todavía no te encontrabas en este puesto. En el Comité Ejecutivo de Švenčionėliai se nos respondió: "Ni penséis sobre el permiso. ¡Nadie os lo dará!" K. Dudlauskas, presidente del CE del SDT, amenazaba: "¡Si quieres permanecer en Švenčionėliai, perma­nece tranquijo!" J. Paleckis, presidente del Soviet Supremo de la RSSL habiéndonos recibido por la primera vez muy amablemente, la segunda vez se comportó muy groseramente.

Recibido el permiso, hubo que conseguir el material. En el primer año sólo obtuvimos permiso para la compra de madera. Se necesitaba dinero. La comisión formada por vosotros en 1957 adivinó casi exactamente: previo un presupuesto ¡de un millón de rublos! Se necesitaba hallar especialistas, obtener transportes. No habiendo obtenido transporte, me llevé en bicicleta una tonelada de cemento desde el corralón hasta el terreno de la construcción. Trabajé duramente en la construcción durante cuatro años.

Con la bendición de Dios y la ayuda de la buena gente, el trabajo está terminado. Bien—así lo valoró la Comisión Estatal*

 

(En la respuesta recuerda la tentación, que rechazó y entonces . . .);

Realizándose la construcción, el comité de la iglesia de Švenčionėliai no me abonaba por el trabajo, pues frecuentemente faltaba dinero. Terminada la construcción, el comité me retribuyó con el material sobrante de la construcción, con los cuales me compré 10 Ton. de cemento y me construí una vivienda. La edifiqué no en otro lado, sino junto a la iglesia de Švenčionėliai. Al comenzar la construcción, formulé mi testamento ante el notario del raion de Švenčionis: después de mí vivirían en esa casa los sacerdotes que trabajasen en la iglesia de Švenčionėliai. En la construcción de la casa invertí los ahorros míos y de mis padres, puesto que ellos deseaban vivir con mayor amplitud y quedar como benefactores de la iglesia de Švenčionėliai. Comunmente las parroquias recuerdan a sus benefactores. Para la construcción de la casa, también había pedido prestado a mis amigos. Vivimos tranquilamente durante dos años. En 1962 se llegó hasta mí de Vilnius, cierto Sprindys. Demostró ser un representante de la seguridad. Luego de conversar, me ofreció conseguir un medio de trans­porte. La finalidad de mis viajes debía ser, como él lo dijera: "Ayudar a aclarar algunas cuestiones." Sin aceptar ninguna clase de negociaciones, respondí que no sería un Antanavičius. (En la prensa soviética el P. Antanavičius era denominado espía del gobierno zarista.)

Primeramente fui objeto de burlas en "Sluota" (La Escoba)—revista satírica. Luego Vos, habiéndome citado el 24-VI-1962, me "aclarasteis", que el material sobrante de la construcción de la iglesia pertenecía al Estado. Cuando yo os expliqué que el comité de la iglesia, con el material sobrante, me retribuyó por cuatro años de pesada labor, construyendo la iglesia, me respondisteis que el comité no tenía tal derecho. Que raro: el comité no tenía derecho a retribuir por su trabajo a los que trabajaron en la construcción de la iglesia, y solamente posee derecho para pagar los impuestos. El 24-VI-1962, me dijisteis: "¡No había que trabajar!" Yo trabajé legalmente. El comité de la iglesia me eligió presidente del comité de la iglesia, y Vos así lo confirmaste con vuestra firma el 19-111-1957

(nota No. 2429). Aunque entonces, cuando os burla­bais de mí, yo no era un descarado ni mostraba ningún descaro. Pero de Vos surgía a borbotones el descaro en mi dirección. Habiendo escuchado pacien­temente vuestras burlas, a mi regreso escribí una exposición al comité de la iglesia de Švenčionėliai y a Vos, de que los materiales recibidos del comité de la iglesia como retribución por cuatro años de trabajo pesado, lo había devuelto al comité de la iglesia. Mientras que la suma, que había invertido yo mismo en la construcción del edificio, me la había quedado.

Escribí mucho a todas partes. A todas las exposi­ciones recibía la respuesta: "El tribunal falló, no hay fundamentos."1 ¡Y como pudo fallar el tribunal sin haber escuchado ambas parte! Tres de mis exposicio­nes, dirigidas al Procurador General de la URSS, Rudenko, fueron retransmitidas a la procuraduría de la RSS de Lituania. De donde siempre respondían: "No existe fundamento para protestar el fallo del tribunal popular del raion deŠvenčionis." Mi cuarta exposición, dirigida al Procurador General de la URSS, cayó en manos de un hombre. Este indicó al suplente del Procurador superior de la RSS de Lituania, A. Kirijenko, que reclamara el fallo del 17-111-1964 del tribunal popular del raion de Švenčio­nis.

(El juicio en manos del Hombre):

El P. Laurinavičius presenta el dictamen del 3-VI-1965 del Superior Tribunal de la RSS de Lituania, donde dice: "Por cuanto los materiales de construcción fueron comprados por el comité de la Iglesia, por lo tanto son de su propiedad, y pudieron regalárselos a cualquiera. Un regalo no es retribución de trabajo. Además, de acuerdo a las aclaraciones del ciudadano Laurinavičius, se percibe que en la construcción de la casa fueron empleadas también sus entradas personales, obtenidas por la realización de cultos religiosos. Las circunstancias mencionadas no han sido refutadas, y tampoco se ha demostrado que la casa del ciudadano Laurinavičius haya sido construida como resultado de malversaciones.

El colegio judicial dispuso: . . . Anular el fallo del 17-111-1964 del tribunal popular del raion de Švenčio­nis."

 

(Pero otro juicio nuevamente en las manos del Partido):

El juicio fué entregado al tribunal popular del raion de Ignalina, cuya jueza se atrevió a inscribir en el fallo aquello que quiso. S. Janulis manifestó durante la sesión del tribunal que él no participó en ninguna comisión, pero inscribieron que había participado. La casa construida es más chica que la que se había permitido construir, y la jueza, contraria­mente a mi documentación, me acusó de agrandar la casa. Con el deseo de enmascarar las invenciones de la jueza, cuando se me echó fuera de mi casa, en 1966 fué incorporada una pequeña habitación bajo techa­do.

La jueza del tribunal popular del raion de Ignalina, el 7-VII-1965 permitió que el fallo fuera apelado ante el Tribunal Superior de Lituania. Había sido designado el día de la consideración, pero el tribunal no consideró el juicio, puesto que se aclaró que la jueza no tenía derecho de permitir que su fallo fuera apelado.

¿Si la jueza no entendió que su fallo era apelado o no, entonces como pudo considerar el juicio?

Esta comedia ha sido representada en el siglo XX, cuando se habla mucho de: el hombre debe ser amigo del hombre, su allegado, su hermano. Ahora todos pueden hacer la conclusión de que la moral ateísta vive en el papel, pero no en la existencia . . .

¿En qué he delinquido? ¿Por qué me han condena­do? ¿Basándose en qué me quitaron la retribución por cuatro años de pesado trabajo? ¿Por qué se me ha arrebatado la herencia que me destinaron mis pa­dres?

 

(Rugienis preguntó y "aconsejó"):

"¿Qué pasa con el coro de niños? ¿Los monagui­llos? ¿El arrojar de flores durante las procesiones?

El 13-111-1972 le contesté que en la iglesia de Adutiškis cantan todos. No hay monaguillos que sirvan. Solamente hay adoradores, y las flores son arrojadas por los niños, puesto que la procesión es parte inseparable de la celebración de cultos. Los creyentes veneran a Dios como pueden: unos cantan, otros portan estandartes, los terceros arrojan flores.

Al consejo de Rugienis de ocuparse más del trabajo pastoral, el P. B. Laurinavičiusrespondió así:

 

(En que extensión es posible la labor pastoral en Lituania):

"Cuan agradable resultó oir de Vuestro labios tales palabras.

Cuando estudiaba en la facultad de teología de la Universidad de Vilnius, nos explicaban que el concepto de las palabras "labor pastoral" era muy amplio y de gran contenido. Mencionaré por lo menos algunos significados: 1. El cura párroco debe visitar a sus feligreses. 2. Visitar a los enfermos. 3. Enseñar a los niños, los jóvenes y a todos las verdades de la fe y la moral. 4. Enseñar a los niños el catecismo y los cánticos. 5. Sepultar a los muertos según el ritual dispuesto por la Iglesia.

En realidad, actualmente el cura párroco no tiene derechos de labor pastoral.

1. No solamente que carece del derecho de ir a las casas de los creyentes y bendecirlos allí, sino que carece de derecho para bendecir aún a los que concurren a la iglesia. Recuerdo muy bien cuando Vos, llamándome el 24-VI-1964, me vapuleaste sola­mente porque había bendecido a los niños luego de las ceremonias de la octava de Corpus Christi.

2. No siempre el cura párroco obtiene permiso hasta de visitar a un enfermo. El 17-XI-1971 os escribí que la solicitud del moribundo V. Stakauskas no había sido satisfecha —murió sin la recepción de los Sagrados Sacramentos, dado que su hermana no obtuvo permiso para llamar a un sacerdote. Estoy seguro que habréis recibido mi carta, puesto que la envié certificada. No recibí respuesta de parte vuestra. ¡Qué raro! Cuando lo llaman los órganos estatales, el sacerdote debe concurrir en el momento estipulado, pero la carta que él envía no obtiene ninguna respuesta.

3. El cura párroco carece de derecho para enseñar a los niños no solamente en la escuela, sino también en la iglesia. Por este trabajo sufrieron dolorosa-mente los siguientes sacerdotes: A. Šeškevičius, J. Zdebskis, P. Bubnys. Enseñar en otras ocasiones— resulta imposible hasta el pensarlo.

4. El 23-XII-1971 los niños cantaron junto con los adultos. A las dos semanas, V. Sauliunas arrojó en mi dirección muchas palabras airadas y cortantes.

5. No es posible sepultar a los muertos según el ritual de la Iglesia. ¿Qué clase de cumplimiento de las obligaciones sacerdotales puede ser, qué labor pasto­ral? Si no es posible cumplir seriamente el trabajo sacerdotal, ¿entonces por qué os burláis?

El 16-1-1968 me tildasteis de fanático. Comprendí esa palabra, pero al regresar eché una mirada al diccionario, donde se dice: "Fanático — hombre de convicciones extremas, que se destaca por su gran odio hacia personas de otras convicciones". Aunque haya encontrado en mi existencia personas que pensaban de distinto modo, no les demostré ninguna clase de odio. Solamente por el fanatismo de mis oponentes fui arrojado de Švenčionėliai, echado de mi casa. Todo eso Vos lo hicisteis no por amor a otro que pensaba distinto, sino solamente por aversión."

(La "moral" de los ateístas no conoce la tolerancia):

"En el ejército polaco trataron de seducir al P. Laurinavičius para que destrozara la unidad de los compatriotas. Por ello le prometieron hasta "hacerlo señor". Llevada la queja al coronel polaco, este dijo: "Laurinavičius es lituano. Inducirlo para que perju­dique a su nación "no está permitido!" Los señores polacos no perjudicaron al sacerdote.

Si los ateístas, los apologistas y propagadores de la moderna moral ateísta, publican su moral por sobre todas las otras, ¡entonces queda por demostrar algo de tolerancia para todos! Entonces devuélvanme la casa confiscada ilegalmente, en la cual ya no seré yo su habitante, sino que según mi formulado testamento, la habitarán aquellos que trabajarán en la iglesia de Švenčionėliai. Y tampoco demuestren a los que piensan distinto una incomprensible aversión, ofrez­can cierta clase de condiciones para existir, y entonces nadie más escribirá solicitudes.

El delegado me instó a "ocuparme" de la labor pastoral, pero el departamento y el raion siguen impidiéndolo. El 14-VII-1972, el presidente del depar­tamento de Adutiškis, A. Laurinavičius, ante la presencia de testigos, obligaba al P. Laurinavičius a firmar un acta de acusación, atingente a su labor pastoral. "Pronto, pronto", instaba el presidente, "tengo que llevarlo al raion".

Es inaudito que el sacerdote subleve al pueblo con su labor pastoral, ¡y cómo se lo acusa por eso! Hasta lo entregan a la seguridad. Los verdaderos incitadores no son sancionados.

He aquí que en 1969, en el cementerio de la aldea de Davainiai, algún malhechor volteó todos los monumentos y las cruces. El pueblo denostó contra el malhechor, el gobierno y los tiempos. Pareciera, que por estos trabajos hubieran debido interesarse los empleados del orden y la seguridad. Nada de eso — hasta el presente a nadie le duele la cabeza por ello.

Habiéndose llegado en el mes de diciembre de 1971 al cementerio de la aldea de Jakeliai, dos milicianos y el presidente regional, con obreros derrumbó el poste-capilla que desde siglos permanecía en el cementerio. Se indignaron los creyentes, rechinaron los dientes, especialmente porque cargaron los ladrillos y se los llevaron para construir establos.

He aquí lo que enturbia la paz entre los ciudada­nos, lo que provoca inconformidad y predispone en contra al pueblo. Adutiškis, 20-VII-1972.

Padre B. Laurinavičius