En la mañana del 14 de octubre de 1980 se durmió en el Señor el Padre Pranciškus Masilionis S.J. Por cuanto este santo y activo sacerdote ha realizado una gran obra en favor de la Iglesia Católica y la Nación, ofrecemos un puñado de noticias de su existencia singular.
El finado había nacido el 26 de febrero de 1902 en la aldea de Pazosai, parroquia de Joniškis, en una familia compuesta por nueve hijos. Al egresar del colegio secundario de Panevėžys, estudió filosofía así como teología, y el 11 de junio de 1927 el Obispo K. Paltarokas lo consagró sacerdote. Trabajó como vicario, capellán, canciller de la Curia. En 1928 ingresó en la Orden Jesuíta; durante varios años estudió en Austria. En los años de postguerra, al ser clausurados los conventos, trabajó de párroco en diversas parroquias: Karsakiskys, Palėvene, Krikle-nai y Sidabravas.
El Padre P. Masilionis fué un activo apóstol. A causa de su efectiva labor pastoral, el Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos Rugienis le impidió su acción sacerdotal, — le quitó el llamado certificado de registro y, solamente con la intercesión del Obispo J. Steponavičius, pudo actuar en Saločiai por lo menos como meritorio.
El Padre Pranciškus conducía muy fructuosamente los retiros espirituales de las parroquias, de los sacerdotes, de las hermanas religiosas, — todos quedaban subyugados, no solamente por su palabra, sino también por su sumamente expresiva existencia personal, a la que podría sintetizarse: nada para sí, todo para Dios y los hombres. Era cual el amor encarnado de Dios, que resplandecía en derredor.
Hace 33 años el Padre Masilionis S.J. había fundado la Congregación de las Hermanas de la Eucaristía, buscando que, congregadas alrededor de Jesús Eucaristía, las hermanas resultaran excelentes colaboradoras en el trabajo pastoral.
El Padre Pranciškus amparaba especialmente a los sacerdotes jóvenes, — ansiaba congregarlos en una inmensa obra en pro del triunfo de Cristo en la Nación y en todo el mundo. Estos esfuerzos suyos no quedaron sin resultados — gracias a su trabajo y dedicación se formaron activas agrupaciones de sacerdotes. Es de sumo valor el mérito del Padre Pranciškus en el renacimiento espiritual lituano.
El Padre Pranciškus ha escrito obras de ardiente amor: "El Magníficat del Amor", "Nuestro Amigo Divino de la Eucaristía", "Sobre la Oración", "Conferencias", etc.; además, también subsiste un gran haz de sus poesías.
El Obispo K. Paltarokas ha caracterizado al Padre Pranciškus de la siguiente forma: "El Padre Masilionis es un hombre extraordinario, un grande y preciado hombre . . ."
El Prelado Elertt caracterizó de la siguiente manera los retiros espirituales dirigidos por el Padre Pranciškus: "En los tiempos de preguerra venían a Vilnius para conducir nuestros retiros espirituales religiosos de Cracovia, Varsovia, pero este los sobrepasó a todos ..."
El que haya visto al Padre Pranciškus siempre vivaz, enérgico, rebosante de grandiosos proyectos, tal vez no haya podido adivinar que tenía una salud excesivamente débil, que había padecido de tuberculosis mucho tiempo. Un cuerpo débil que albergaba un poderosísimo espíritu. El Padre Pranciškus frecuentemente permanecía arrodillado delante del Tabernáculo y de allí acopiaba fuerzas para sus obras. Todo el que lo conociera, afirma al unísono: el Padre
Masilionis realmente fué un sacerdote santo.
Por primera vez el 12 de octubre por la tarde, el Padre Pranciškus exclamó: "¡Me siento cansado!" En el transcurso de la enfermedad se mostró sumamente paciente, aunque sufría inenarrables dolores. "Mi lecho se convirtió en cruz", — decía con débil acento, empero no se quejaba, no renegaba de sus dolencias. También en el hospital todo el tiempo conservó un ánimo diáfano, cautivando a la totalidad con su hermoso ejemplo. Hasta el último minuto se preocupó por los asuntos de la Iglesia, de la Nación; incitaba a los sacerdotes a organizarse, a luchar, a no temer las dificultades.
Para el sepelio del Padre Masilionis concurrió una gran multitud de gente: mucha juventud, engalanada con trajes nacionales, dos Obispos — desterrados (el Obispo J. Steponavičius y el Obispo V. Sladkevičius) y 135 sacerdotes. Los Obispos desterrados concelebraron la Santa Misa con todos los sacerdotes; pronunciaron alocuciones el cura párroco de Seduva Canónigo B. Antanaitis, el P. S. Tamkevicius, el P. J. Lauriunas, el P. J. Zubrus y S. E.. el Obispo J. Steponavičius.
El Padre Pranciškus fué sepultado en el atrio de la iglesia de la parroquia de Sidabravas.
El Padre Pranciškus, mediante la grandeza y santidad de su vida, engalanó nuestra Nación y la Iglesia.
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