EN LA ESCUELA SOVIÉTICA (1940-1970)

(La destrucción de cruces en las escuelas):

Al ocupar a Lituania en 1940, la atención del gobierno soviético se dirigió primeramente a la escuela, procurando ateizarla. Inmediatamente fué prohibido orar antes y después de las clases, y eliminadas las cruces de las aulas.

En un colegio secundario de Panevezys, el director ordenó recoger todas las cruces de las aulas, cuando los estudiantes no lo observaran, y destruirlas. Empero, los estudiantes interceptaron el camino al ordenanza.

No permitiremos el ultraje de las cruces, — clamaban los alumnos.

Yo cumplo la orden del director, — se justifica­ba el ordenanza.

Los estudiantes le quitaron la cesta con las cruces y, repartiéndoselas, se las llevaron a sus casas.

En el colegio profesional de Panevezys, la profeso­ra ordenó a las niñas que descolgaran las cruces, pero ninguna alumna cumplió.

— Pero qué miedosas, — enojóse la profesora. — Tú. Suveizyte eres una joven comunista, enséñales a los demás con tu ejemplo. Descuelga las cruces de todas las aulas.

La niña palideció y púsose a llorar.

—       Profesora, mi conciencia no me permite proce­der, así.

Ese día nadie tocó las cruces. Al día siguiente soldados rusos descolgaron las cruces de las paredes y las arrojaron por las ventanas. Llorando la gente recogía en la calle las cruces detrozadas, besándolas con unción.

(Prohibición de orar en las escuelas):

Finalizada la guerra, nuevamente se comenzó a prohibir el rezo en las escuelas. Los alumnos, haciendo caso omiso a veces de la prohibición, al hacer el maestro su entrada en el aula, se paraban y comenzaban a orar. Muchos maestros "no notaban" la oración de sus alumnos.

En cierta escuela llegó la directora a la clase y, al ver a los alumnos rezando, pegó un grito y salió corriendo.

    Nuestra directora tiene el diablo en el cuerpo, puesto que teme a la cruz, — se burlaban los alumnos. Es que no hacía mucho que la directora concurría a la iglesia e instaba a los alumnos a hacerlo. Repentina­mente quedó "reeducada".

   La evolución se desarrolla gradualmente. Por lo visto, nuestra directora proviene de otra especie de monos — en ella el cambio fué repentino, — comentaban el hecho los alumnos.

*   *   *

(La persecusión de los maestros creyentes):

No todos los pedagogos "se reeducaron". El director del colegio secundario nocturno de varones, de Vilnius, Povilonis, fué citado por el Ministerio de Educación, donde se le exigió prohibiera la oración antes y después de las clases. Por cuanto el director se negó a cumplirlo, fué despedido de sus funciones.

 — Todos los maestros están obligados a ser ateístas activos, — en los primeros años de postguerra clamaba el director de la sección educacional del raion de Rokiskis, Chmieliauskas, durante una conferencia de maestros.

 — Los maestros, que no se hayan desprendido de los prejuicios religiosos, no podrán seguir trabajando en la escuela soviética.

Comenzó la persecusión de los maestros creyentes. Solamente en el raion de Rokiskis fueron despedidos de sus empleos más de 50 maestros. En la disposición del jefe de la sección educacional figuraba una anotación estereotipada: "Despedido por sus prejui­cios religiosos".

Durante la persecusión se manifestaron nobles personalidades.

 — Eres una buena pedagoga, renuncia a los prejuicios religiosos, no concurras a la iglesia — te designaré en la mejor escuela de todo el raion, — Chmieliauskas tentaba a la maestra Slepstiene.

 — No venderé mis convicciones por un plato de lentejas. Sin religión y sin iglesia y no sería una buena maestra.

A poco, la maestra Slepsiene fué designada en una pequeña escuela de aldea.

*   *   *

Parte de los maestros, imposibilitados de sobre­llevar las represiones, cambiaban de especialidad. No era un caso raro que un maestro, luego de finalizar altos estudios, estuviera obligado a realizar pesados trabajos físicos, y su lugar lo ocupara "desprendidos de prejuicios", aunque de escasa preparación.

— Crees en las verdades eternas, entonces pisotea el barro, — se burlaba el director del colegio secundario de Salantai, Vilkys, de los maestros que trabajaban en las obras de construcción.

Los funcionarios del Partido, en una conferencia de maestros, reconvinieron a Pakrovskis, director del colegio secundario de Skuodas, a causa de que él se había saludado con el párroco del lugar. El director les explicó que el sacerdote también era una persona y digna de respeto.

— Si deseas trabajar en la escuela soviética, y todavía dirigirla, renuncia a la amistad del cura, — clamaba uno de los funcionarios.

*   *   *

(La iglesia en el granero):

Una maestra contaba sus experiencias de los años de postguerra:

 — Cuando llevaron a la Siberia a la maestra N., quedé sola para trabajar. Decidimos con los niños rezar antes de las clases el "Padre Nuestro", y después de las clases el "Ave María". Ello fué muy hermoso y nadie nos delató. Cierta vez, un inspector llegado del raion preguntó a los niños que festividades soviéticas conocían.

 — Las Pascuas y la Navidad, — respondieron los niños. El inspector sonrió y dijo que los niños tendrían que conocer el día de la revolución y el primero de mayo. Los domingos, junto con la juventud de la aldea, concurríamos a la iglesia. La escuela estaba establecida en la propiedad de un agricultor desterrado a la Siberia. Concedí permiso para que la juventud instalara un altarcito a María en el granero. Durante mayo, todas las noches el granero se llenaba de gente. Todos juntos entonábamos cánticos en honor a María. Desgraciadamente, al­guien me delató y fui despedida del empleo. En la característica resaltaba la inscripción: "Construyó una iglesia en el granero de la escuela".

(Los maestros son forzados a enrolarse en la juventud comunista):

En 1951 se ordenó establecer una organización de la juventud comunista en la escuela N. Concurrieron los funcionarios del raion. Ellos, llamando uno por uno a los maestros al despacho del director, trataron de convencerlos que se incorporaran a la juventud. Ninguno lo hizo. Durante tres semanas concurrieron los funcionarios y durante varios días no dieron paz. Finalmente decidieron que el freno mayor era la maestra V. Fué amenazada, de que si seguía negan­dose a incorporarse a la juventud comunista, se la despediría del trabajo. Empero, la maestra no hesitó: su incorporación a la juventud comunista la conside­raba una traición y un disgusto para sus padres y alumnos.

En la escuela de Sangrūda, a los maestros que no deseaban incorporarse a la juventudcomunista, los encerraron en el sótano de la escuela manteniéndolos toda la noche. Por la mañana varios maestros "voluntariamente" se inscribieron en la juventud comunista.

La maestra Landsbergiene, del colegio secundario de Palanga, todos los domingos concurría a la iglesia. Ante los reproches de los funcionarios, replicó:

 — No os metas en los asuntos de mi conciencia. Soy una persona adulta, tengo una firme cosmovisión y no la cambiaré. Si no os gusta, podéis despedirme del empleo.

 — ¿Qué hacer con ella?, — deliberaban los funcionarios. — Resulta difícil conseguir otra maestra que sepa tan bien idiomas extranjeros.

La maestra Landsbergiene hasta salía en defensa de los alumnos violentados.

—       No persigáis a los alumnos, — les decía a los otros maestros, — que ellos mismos decidan concurrir o no a la iglesia.

(Si crees en Dios — no puedes enseñar):

A fines de agosto de 1952 los maestros se reunieron en la conferencia de maestros del raion de N. El conferenciante mayormente hablaba sobre religión, de que muchos alumnos concurrían a la iglesia, etc. Recordó, que todavía había maestros que creían en Dios. Llamaron al escenario a la maestra M. En el salón, ocupado por 300 maestros del raion, reinó un silencio mortal. El secretario de la juventud comunis­ta preguntó:

 — Y bien, ¿crees en Dios?

 — Sí, creo, — respondió brevemente la interroga­da.

 — Sal de la conferencia y en la seccional de Educación retira tus documentos — no necesitamos tales maestros.

La maestra M. fué despedida del empleo, aunque cumplía muy concientemente sus funciones.

*   *   *

 

(Despedida del empleo por decorar la iglesia):

La instructora Lazinskaite del colegio técnico de Artes Aplicadas de Telsiai, fué despedida del empleo por la única causa de que había ayudado a decorar la iglesia.

 — ¿No te arrepientes de que hubiste de sufrir a causa de la iglesia? — preguntóle alguien.

 — No me arrepiento, — respondió la maestra. — Aunque tuviera que sufrir nuevamente, no me negaría a ayudar a la iglesia.

*   *   *

(Los maestros deben recolectar votos):

Los maestros narran toda clase de contingencias, cuando debían recolectar votos. El sábado antes de las elecciones, las clases terminaban más temprano y comenzaba el gran preparativo, y por la noche el baile. Las elecciones se efectuaban comunmente en época de Cuaresma, y los polizontes bailaban adrede, subrayando que hacían caso omiso de la Cuaresma. Algunas maestras se negaban terminantemente a bailar, mientras que otras condescendían. Esos eran los primeros pasos de la adaptación.

 — A las seis de la mañana partimos para recolectar votos, — narra la maestra N. — íbamos entre tres: yo, un polizonte y el cochero. La gente dormía aún. Golpeábamos la puerta, los levantábamos del sueño, para que votaran lo antes posible. No importa si votaban o no, estaba ordenado marcar "sí". En cierta casa encontramos en la cama un viejecito enfermo.

 — ¡Vota, abuelito! Mete estos votos en la urna, — metiéndole entre las manos las papeletas, decía el polizonte.

 — Déjame, mal espíritu — no ves que me estoy muriendo, y tú deseas que venda mi alma a Satanás.

Comenzó a explicarle al viejecillo que la votación era obligatoria, y además, era un gran honor.

—       Pues, dicen, que solamente con el rosario uno puede defenderse de Satanás, — con estas palabras el viejecillo sacó un rosario de debajo de la almohada y comenzó a persignar al polizonte, diciendo:

—       ¡Retírate, Satanás!

El polizonte lanzó una maldición y dejó al viejecillo en paz. Seguimos adelante. Visitábamos a algunos, a otros los evitábamos, pero todos los votos se ubicaron en la urna. En las listas pululaba la palabrita "sí".

*   *   *

(En las lecciones de geografía debe encontrarse el elemente antirreligioso):

El colegio secundario N. fué visitado por el comité del Partido y la seccional de Educación. Los funciona­ríos asistieron a la clase de geografía, y siguieron atentamente la lección. Después los visitadores expre­saron:

 — Vos, maestra, lleváis muy bien la lección — nos agradó. Empero en vuestra exposición no hubo ningún elemento antirreligioso. Es un grave defecto de vuestra labor — preocúpate de enmendarlo.

 — ¿Qué posee en común el ateísmo con la geografía? — preguntó la sorprendida maestra. Los visitadores tildaron a la maestra de retrógrada e informaron a la seccional de Educación, que encomendó al inspector de escuelas para que com­probaran frecuentemente las clases de esta maestra.

 — Y nuevamente no hubo momento antirreligio­so, — reconvino el inspector visitante. — ¿Cuanto más tendré que visitar vuestras clases?

 — Visita aunque sea diariamente, — respondió la maestra, — no prepararé ni leeré ninguna exposición.

*   *   *

(Un maestro se niega a disertar sobre un tema antirreligioso):

Al maestro Lazdauskas, del colegio secundario de Kaltinėnai, le ordenaron preparar un tema ateísta.

— Esto no lo conseguiréis de mí, — manifestó el maestro creyente. — Aunque me despidáis del empleo, pero una disertación ateísta no la prepararé ni la leeré.

El maestro fué despedido del empleo. Debiendo mantener una familia grande — ocho hijos — el maestro efectuaba trabajos físicos. Recién después de varios años consiguió dar clases en un colegio secundario de adultos.

(En las escuelas del raion de Moletai obligan a incorporarse a la juventud comunista):

Los educadores de las clases deben dar cuenta a la seccional de Educación, cuantos pioneros y jóvenes comunistas hay en cada clase.

En la escuela de ocho años de Skudutiskis del raion de Moletai, los asuntos sobre esta cuestión estaban distorsionados. Los padres creyentes se oponían terminantemente y no permitían a sus hijos integrar las organizaciones ateístas. El director atacó a las hijas del jefe de lechería y presidente regional:

—       Ambas debéis incorporaros a la juventud comu­nista.

— No queremos y no nos incorporaremos.

—       A nadie le importa vuestro deseo. Si no os incorporáis a la juventud comunista, os eliminaremos de la escuela, — amenazaba la directora Jackelevici-ute.

Las niñas permanecieron de pie todo el día en la sala de los maestros. Al día siguiente, todo se repitió nuevamente, empero las alumnas se mantuvieron firmemente.

—       Marchaos a casa y no os hagáis ver más por la escuela, — gritó la directora. Las niñas regresaron a sus casas llorando.

Dos semanas después a las niñas se les permitió retornar a la escuela, pero el terror continuó.

—       Incorporaos a la juventud comunista, pues os volveremos a echar de la escuela y no os volveremos a aceptar.

Las niñas volvieron a ser echadas de la escuela por una semana — "para reflexionar". Se condolieron de ellas no solamente sus amigos de estudio, sino que en el rostro de algunos maestros se notaba complaciente condolencia.

Transcurrida la semana, los métodos cambiaron: asumieron las amenazas los representantes partidari­os del raion.

 — Si no os incorporáis a la juventud comunista, despediremos a vuestros padres de su empleo, no os dejaremos dar exámenes, no os daremos la caracterís­tica, — vociferaban los funcionarios gubernamen­tales. Las niñas, luego de un día entero de plantón en la sala de los maestros, no llenaron los formularios. En protesta contra esta agresividad, en Pascuas la clase en pleno asistió a la iglesia.

 — Pues, beatas, estuvisteis en la iglesia, — chillaba la directora Jackeleviciute y el maestro Tropikas.

 — Estuvimos, — respondieron a coro los .alumnos.

 — Tomad los libros e idos a casa. Mañana venid todos con vuestros padres, — ordenó la directora. Venidos los padres defendieron a sus hijos.

 — ¿Quién os hizo tan indisuadibles? — clamaba la directora a aquellas niñas.

 — Pues nos templó vuestra prepotencia. En vano os afanáis, directora, nosotras de ningún modo nos incorporaremos a la juventud comunista.

La directora, presa de cólera, salió corriendo de la sala de los maestros, mientras que las dos niñas concurrieron a los oficios religiosos de mayo (en honor a la Virgen María. El T.). La agresión fué vencida.

 

(Por el engaño y la fuerza obligan a incorporarse a la juventud comunista):

El instructor Buzinskas del colegio técnico de Artes Aplicadas de Telsiai, se presentó en el hospe­daje estudiantil después de los exámenes, y les manifestó a las estudiantes de tercer año que habían obtenido solamente un tres como resultado y, por consiguiente, perderían la beca.

—       Si os incorporáis a la juventud comunista, os permitiremos dar nuevos exámenes. Os doy tres horas para pensarlo.

Dos estudiantes llenaron las planillas. Luego se aclaró que ellas habían obtenido cuatro en los exámenes, y que el profesor Buzinskas les mintió pretendiendo, con falacia, aumentar el número de los jóvenes comunistas.

A la estudiante Maryte del tercer año la citaron a la sala de los profesores y trataron de obligarla a incorporarse a la juventud comunista mediante amenazas. La niña se desmayó y fué llevada al hospital por la asistencia pública.

 — Si tú te incorporas a la juventud comunista, se incorporarían también otras chicas. Ellas no se incorporan a causa de que tú tienes ascendiente en tu clase, — le decían los maestros a la estudiante M.

 — Si no te afilias a la juventud comunista, te aplazaremos en los exámenes y no obtendrás el diploma. Y aunque obtengas el diploma, no obtendrás trabajo.

La estudiante oraba y decidió soportarlo todo, pero no ceder ante la coacción.

— Justifícate por escrito, por qué no te afilias a la juventud comunista, — le ordenó el jefe del sector científico J. La niña escribió: "La Constitución Soviética le otorga a todos los ciudadanos — miem­bros o no del Partido — el derecho al estudio y al trabajo. Por qué vosotros, profesores, me obligáis a afiliarme a la juventud comunista y me- amenazáis que no obtendré diploma ni trabajo. Yo, no siendo joven comunista, soy capaz de trabajar y estudiar bien." En reunión de pedagogos, luego de ser considerada la explicación de la niña, se decidió suspenderle la beca durante tres meses. La niña vivió cierto tiempo semihambrienta. Luego la gente, en conocimiento de su precaria situación, comenzó a ayudarla. A los tres meses volvió a recibir la beca y fué dejada en paz.

*   *   *

 

(En el colegio secundario de Skuodas obligan a afiliarse a la juventud comunista):

El alumno Kusleikis, del colegio secundario de Sate del raion de Skuodas, fué llevado por el profesor Macijauskas al salón de los profesores donde, ponién­dole entre los dedos una lapicera, trató de obligarlo a que llenara un formulario de afiliación a la juventud comunista. El niño logró escapar y regresó llorando a su casa. Su padre, concurrió al colegio, y defendió a su hijo.

 — Así que te quejaste a ese viejo, — decía el profesor a Kusleikis. — Por más que él sea tu padre, pero podrías no obedecer a ese viejo.

 — ¿Acaso os agradaría que alguien le enseñara a tus hijos a no obedeceros? — replicó el estudiante.

La profesora Benetiene estuvo atormentando largamente al estudiante K. de VI año, para que este se afiliara ą los pioneros. Al no lograr convencer al estudiante, la profesora citó a su madre.

—       Yo soy religiosa, le enseño las oraciones a mi hijo, lo llevo conmigo a la iglesia, por consiguiente jamás consentiré que mi hijo sea pionero. No hipotecaré el alma de niño al diablo. Y nunca más me llaméis a la escuela por esta cuestión, — le espetó la valiente mujer.

*   *   *

(Por la fuerza afilian en los octubristas):

En el colegio secundario de Klaipėda inscribieron por la fuerza en los octubristas al alumno R. de I año. El niño se puso a llorar:

 — Debo preguntarle primero a mi padre. Si el lo permite, entonces podréis inscribirme en los octubris­tas.

 — No le digas a tu padre que eres octubrista. No sabrá nada y no te retará.

 — Mi papá me quiere y yo le cuento todo. Lo que él no quiere, yo no lo hago.

Al día siguiente el niño indicó que lo borraran de los octubristas pues al padre no le gustaban los octubristas. La profesora estuvo obligada a borrar al niño de los octubristas.

*   *   *

(Igualmente en el colegio secundario de Kulautuva):

El reclutamiento a la juventud comunista, en el colegio secundario de Kulautuva se activó cuando en dicho colegio comenzó a dirigir el director Stropus y el jefe del sector educacional Jauniskis. En los años 1957-58, para amedrentar a los estudiantes, fué excluida del colegio la estudiante del año X, M. Sidaraviciute. El secretario del Partido del raion de Kaunas, Strelcovas, fué el que aconsejó a la dirección del colegio para que obrara de esta manera. Solamente, después de grandes esfuerzos, le fué permitido a M. Sidaraviciute que terminara los estudios secundarios.

He aquí lo que significa en la práctica el art. 124 de la Constitución soviética — "¡la escuela está separada de la iglesia!!'.

Observación de la Redacción. Por cuestiones de seguridad hemos callado algunas localidades y apelli­dos.