El 19 de marzo de 1972 muy temerosamente apareció el primer número de Crónica de la ICL, sin presentir absolutamente que atención habría de recibir en la Patria y en el mundo. El gobierno ateísta la acusó y mediante requisas en masa y arrestos pretendió silenciarla. Fracasó. Los funcionarios de la seguridad estatal, estimando que con tales medios difícilmente lograrían destruir a Crónica de la ICL, apelaron a métodos más "sutiles" — a comprometerla a ella misma y a sus editores. Son hechos conocidos para los sacerdotes y creyentes de Lituania, de como los de la seguridad obligan a algunos sacerdotes a pronunciarse contra Crónica de la ICL. Hace poco se aclaró, que los funcionarios gubernamentales se dirigieronn hasta al obispo Matulaitis-Labukas, exi­giendo condenar a Crónica de la ICL en una circular pública. El obispo se negó, argumentando que tamaño paso sólo comprometería a los ordinarios ante la vista de los creyentes, tal como sucediera al condenar el memorándum de los 17.000.

(El anónimo de "un grupo de sacerdotes de la diócesis de Vilkaviškis"):

A principios de septiembre, el obispo Labukas y otros Ordinarios de la Iglesia Católica de Lituania recibieron un anónimo, firmado en nombre de "Un grupo de sacerdotes de la diócesis de Vilkaviškis". En la carta se condena a los sacerdotes "reaccionarios" de la diócesis de Vilkaviškis y se exige que el obispo Labukas, al visitar el Vaticano, desde allí condene a todos aquellos que "intentan dar marcha atrás a la rueda de la historia".

Los sacerdotes de Lituania creen que el obispo Labukas puede ser obligado por los órganos de la seguridad a llevar este anónimo al Vaticano, como demostración de lo que piensan sobre la actual situación de la Iglesia Católica de Lituania los sacerdotes "laboriosos".

Por cuanto dicho anónimo es comentado amplia­mente por los sacerdotes y los creyentes, entonces Crónica de la ICL no solamente que lo hará conocer, sino también las respuestas, que escribieron los sacerdotes de las diócesis de Vilkaviškis y de Kaunas. Sus nombres son bien conocidos para Crónica de la ICL.

EL ANONIMO

A Su Excelencia el Obispo J. Matulaitis-Labukas, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Kaunas y de la Diócesis de Vilkaviškis.

Copias a: S. E. Obispo J. Pletkus, S. E. Obispo R. Krikščiūnas, S. E. Obispo L. Povilonis, Mons. C. Krivaitis y Can. J. Andrikonis.

El Único Hijo de Dios fué enviado por el Padre a la tierra, para que con su encarnación, al salvar a toda la familia humana, la renovara y la uniera en una sola. Y El, antes de sacrificarse en el ara de la cruz, rogaba al Padre por los creyentes "para que todos fueran uno" (Jn. 17, 21), les dio a sus discípulos un nuevo mandamiento de amarse entre sí, para que los creyentes crecieran en un solo cuerpo. Si así los creyentes, entonces cuanto más los sacerdotes — los edificadores de ese Cuerpo de Cristo.

Hoy se extraña especialmente esa unidad sacerdo­tal. Vuestra Excelencia conoce perfectamente las predisposiciones de los sacerdotes de las diócesis que gobernáis, especialmente Os resulta bastante bien conocidas las actividades de algunos sacerdotes reaccionarios de la diócesis de Vilkaviškis, que son contrarios a la voluntad de Cristo, — no construyen, sino que destruyen Su Iglesia. Ante los ojos de los creyentes ellos calumnian y enlodan a muchísimos trabajadores activos de la viña de Cristo, sin exceptu­ar a los propios Ordinarios, quienes, según las ideas del acuerdo general Vaticano II y de los últimos Papas, trabajan diligentemente dentro de las actuales condiciones de la vida, las cuales, en verdad, no ablandan a nadie. No es ningún secreto, que las condiciones de nuestra vida y trabajo religioso no son fáciles, empero aún en ellas resulta posible trabajar fructíferamente en beneficio de la Iglesia y la salvación de las almas.

En el concilio general Vaticano II se habla mucho sobre las relaciones entre sí de los sacerdotes, sobre su obligación de crear el Cuerpo de Cristo. "Ello demanda, especialmente en nuestros tiempos, multi­formes y nuevas formas de adaptación" (Decreto sobre servicio y vida de los sacerdotes).

(Los éxitos de los sacerdotes laboriosos):

Gracias a los sacerdotes laboriosos y bien entende­dores del espíritu de los tiempos, se han levantado de las ruinas las iglesias de K. Naujamiestis, Pajevonis, Sakiai y otras, en muchos lugares se han construido casas de oración temporarias, tales como en Kapčia­miestis, Bartininkai, Pilviškiai y otros lados, y con todo su esplendor resplandecieron las restauradas iglesias en los últimos años. Se puede afirmar resueltamente que, actualmente, las iglesias de nuestra diócesis son restauradas, adornadas y hermo­seadas en más amplia escala que en la época de preguerra. ¿Y quién hizo todo eso? ¿Acaso aquellos que se consideran, y hasta son denominados por radio

Vaticano, "nobles lituanos"? ¡No! En su mayoría fueron aquellos que, por los sacerdotes reaccionarios, son considerados ubicados por los ateístas para destruir la fe y la Iglesias católicas de Lituania.

(Los esfuerzos de los "sacerdotes patriotas" para dar marcha atrás a la rueda de la historia):

¡Rara paradoja! Los ubicados por los ateístas adornan y hermosean las iglesias, en lugar de tenerlas que destruir y desviarse de ellas, mientras que los llamados "sacerdotes patriotas", "los lucha­dores por la Iglesia y la libertad religiosa" de todas las maneras posibles intentan dar marcha atrás a la rueda de la historia, aspirando solamente a la vana fama de las. radios y las columnas de la prensa extranjeras, de tornarse en mártires no coronados, de satisfacer su irrefrenable amor propio y ansias de honor.

Es por demás conocido de viejo la antigua regla — "divide et impera". No resultaría tan enojoso si esa división partiese por el lado de los ateístas, ¿pero cómo justificar esa división entre nosotros? ¿Acaso no es llevar agua al molino ajeno?

Excelencia sabe perfectamente que los órganos de gobierno locales en algunos raions comienzan a anular los permisos de restauración de las iglesias, no facilitan los materiales necesarios, en algunos lugares empiezan a restringir la concurrencia de los sacer­dotes a las conmemoraciones, etc. ¿Acaso no es una justa reacción del gobierno soviético contra la propaganda chauvinista llevada por algunos sacerdotes-reaccionarios? ¿Por qué a ello no reaccio­nan nuestras Curias, obispos y administradores de las diócesis? ¿Acaso es de provecho para la Iglesia tamaña actitud?

(Seminario eclesiástico clandestino):

    La dirección del Seminario se queja de que escasean candidatos para el 1-er curso, que este año se efectuó una más poderosa selección de candidatos. ¿Acaso para ello no hizo el servicio del oso el llamado Seminario clandestino, para el cual recluían sus candidatos los sacerdotes reaccionarios? Finalmente, Excelencia, conocéis perfectamente cuanto valen y cuanta utilidad tienen los "sacerdotes podpolshchik", o sea los sacerdotes consagrados por quien sabe quien. El sacerdote cumple plenamente las obligaciones de su vocación y es útil a la Igleisa, cuando trabaja en la misma iglesia, y no cuando se arrastra bajo sus cimientos.

¡Vuestra Excelencia! Nosotros conocemos perfec­tamente vuestra añosa práctica de labor en la Curia, también no son menos conocidos vuestros reales puntos de vista hacia la vida, así como el actual desarrollo de la comunidad; nosotros sabemos que Vos sabéis denominar a las cosas por sus verdaderos nombres, empero desearíamos que fuerais también objetivo al valorar la situación que se ha formado ahora en la diócesis deVilkaviškis que gobernáis.

(Busquemos lo que nos une):

El Papa Juan XXIII expresó la idea de que debemos buscar, no aquello que nos separa, sino lo que para nosotros es común y que nos une. Desearía­mos que Vos, también, Excelencia, observéis al futuro con los ojos de ese gran Papa de nuestros tiempos y, en cuanto de Vos dependa, pusierais fin a la división del clero que nada tiene en común con el espíritu de Cristo y a las infundadas calumnias de aquellos, que sobre sus hombros llevan "el peso del día y el calor" (Mateo 20,12); desearíamos que Vuestra pastoral palabra ayudase a realizar lo más pronto posible las palabras de oración de Jesús: "qué todos sean uno" (Juan 17,21).

Muy pronto, Vos, Excelencia, viajaréis al Vaticano. Nosotros desearíamos escuchar desde allí Vuestra, como pastor, palabra de verdad sobre nuestra diócesis y sus sacerdotes, puesto que, al callar nosotros, habla por Vos la Crónica de la Iglesia Católica de Lituania, que no representa ni a la Iglesia Católica de Lituania, ni a nuestra diócesis.

Un grupo de sacerdotes de la diócesis de Vilkaviškis.

1.IX.1974.