ARQUIDIÓCESIS DE VILNIUS

Vilnius

(Los bienes quitados durante los allanamientos no son anotados en las actas):

Al Procurador General de la URSS

Al Comité de Seguridad Nacional de la URSS

Al Presidente del Consejo de Ministros de

Moscú

Exposición

de Viadas Lapienis, domiciliado en Vilnius, Dauguviečio 5-11

El 20 de noviembre de 1973, los empleados de la Seguridad, dirigidos por el teniente primero Gudas, realizaron un allanamiento en mi domicilio y se apoderaron de una máquina de escribir y gran cantidad de viejos libros religiosos. Parte de ellos escritos a máquina. No todos los libros fueron anotados en el acta de allanamiento o en el detalle de los libros tomados, sino que fueron literalmente arrojados en bolsas y llevados. Las bolsas no fueron selladas. Al propio tiempo desearía recordar que los libros son valores culturales y, por lo tanto, hay que proceder con ellos convenientemente. De tal manera fué infringido brutalmente el art. 192 del CPP de la RSS de Lituania.

Por lo tanto, el 4 de enero de 1974 me dirigí al Procurador de la RSS de Lituania, solicitando, de acuerdo al art. 24 del CPP, se enmendara la violación de la ley y se me devolvieran los libros o, por lo menos, se tomara nota en un detalle suplementario de los libros que no fueron registrados. De tal manera sería enmendada la torpe violación de las leyes soviéticas cometida por los de la seguridad. Fué en vano. El 14 de enero del presente año recibí de la Procuraduría una carta del siguiente tenor:

"Respondiendo a vuestra exposición del 4 de enero de 1974, le notifico que el 20 de noviembre de 1973 en vuestro domicilio hubo un allanamiento sancionado por el Procurador, en relación con las indagaciones de un proceso judicial. La cuestión de la devolución de la literatura que se le ha tomado en ocasión del allanamiento la resolveremos en la marcha de las indagaciones".

Tal respuesta del Procurador es por esencia insatisfactoria, puesto que durante la requisa me resultaba sumamente claro que ello se realizaba con la sanción del Procurador. Por lo tanto, yo no preguntaba eso, sino que hacía constar que los de la seguridad habían violado brutalmente el art. 192 del CPP de la RSSL. Tal respuesta promueve la idea de que el propio Procurador es dependiente de la Seguridad o sino, conjuntamente con ellos desea burlarse una vez más de un ciudadano. Si el Procurador hubiera tenido algo de buena voluntad, entonces hubiera dispuesto la devolución de los libros, o sino que fueran anotados en un nuevo listado y notificándome. Si la propia Procuraduría ignora las leyes soviéticas, entonces ¿cómo puede desearse que el ciudadano común las respete? O, también pudiera ser, que unas normas legales estén en el papel, y otras — para la propaganda del exterior.

El art. 12 del CPP de la RSSL afirma que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, mientras que en la vida cuotidiana vemos otra cosa. A los creyentes — en. este caso católicos — se les quitan las máquinas de escribir, los libros y manuscritos de índole religiosa, se realizan allanamientos en sus domicilios. Mientras tanto, los ateístas no conocen nada de esto, tienen oportunidad de propagar sus opiniones, a su servicio se encuentran los medios de información masiva — la prensa, la radio, la televisión, el cine y el teatro.

(Los católicos son procesados y detenidos a causa de los libros religiosos):

Los católicos, a causa de libros religiosos viejos, o nuevos escritos a máquina, son llamados al Comité de la Seguridad, investigados, atemorizados o sino sufren en las cárceles. A través de 30 años de ordenamiento soviético en Lituania, los católicos no poseyeron ni poseen ningún periódico o revista, no pueden im­primir ni un solo catecismo. Si ante la ley somos todos iguales, como afirman las fuentes del derecho soviético, entonces por qué a nosotros, los católicos, no se nos aplican las normas legales, sino los creiterios, opiniones o instrucciones verbales de los ateístas — los de la seguridad u otros funcionarios estatales.

(Los católicos no tienen libertad de prensa ni de palabra):

Continuamente se afirma por la prensa y la radio, que a todos los ciudadanos soviéticos se les han otorgado los mayores derechos y libertades. Nosotros, los católicos, afirmábamos resueltamente que no tenemos libertad de palabra ni de prensa, sino por el contrario, no tenemos ni los más elementales dere­chos del hombre. Los sacerdotesAntanas Šeškevičius, Juozas Zdebskis, Prosperas Bubnys fueron condena­dos únicamente porque se atrevieron, cumpliendo sus directas obligaciones, a explicar a los niños el fundamento de la fe católica: el catecismo, mientras Jonas Stašaitis, Petras Plumpa, Paulius Petronis y V. Jaugelis fueron arrestados y mantenidos en la cárcel, solamente porque se atrevieron a elaborar libros de oraciones.

(Continuamente es trasgredida la Constitución Soviética):

La Declaración Universal de los Derechos Huma­nos, que fuera firmada también por la Unión Soviética, carece de todo efecto práctico en nuestra vida. Los católicos se enfrentan incesantemente con las violaciones de la Constitución Soviética, que garantiza la libertad de conciencia y la continua discriminación en el trabajo, la escuela y la vida.

Creo que estaréis de acuerdo, que al igual que a un hombre normal — creyente o ateo — le es necesario el aire y el alimento, del mismo modo a todos los ciudadanos les resulta necesaria la libertad y la igualidad frente a la ley, e iguales derechos y obligacio­nes.

"Sin la libertad de reunión, prensa y palabra — enseñaba Lenin — todas las conversaciones sobre religión son mentira". (Lenino rastai — Escritos de Lenin —, t. VI, 1951, art. Patvaldyste švytuoja).

(La discriminación por convicciones religiosas):

Cuando los representantes gubernamentales dis­criminan a sus ciudadanos por sus convicciones religiosas, por eso mismo ellos perjudican a toda la nación. Es que, espontáneamente predisponen a los creyentes — y son la mayoría — contra el orden establecido. Quien crea que mediante las persecusio-nes se podrá destruir a la Iglesia y a los creyentes, se equivoca dolorosamente. Además, también Lenin aseveraba que la propagación del ateísmo "en un país de una revolución proletaria triunfante" es factible no prohibiendo la religión (con ello se exacerbaría el fanatismo religioso), sino demostrando lógicamente la verdad a los creyentes, incorporándolos a la vida social activa. (Art. Moksline pasaulėžiūra ir ateistinis auklėjimas — La científica concepción del mundo y la educación ateísta —, "Tiesa", 1-III-1974).

(El número de creyentes no disminuye, sino que aumenta):

La vida demuestra que los ateístas hacen caso omiso de las indicaciones de Lenin, utilizan la fuerza brutal y existen datos de que el número de creyentes no solamente que no disminuye, sino por el contrario, que aumenta.

El mundo es muy variado, la gente también. Resulta erróneo e inhumano hacer ateístas a todos por la fuerza. Una política así, pretendiendo unificar las mentes humanas, automatizar sus comportamien­tos, es perniciosa, tanto al Estado como a los ciudada­nos.

El incremento del alcoholismo, el pandillismo, la desunión de las familias, el robo, las colonias de trabajo de menores, las prisiones y los campamentos, ¿acaso no son el resultado del ateísmo obligatorio?

— El respeto del derecho de la ley, — especificó L. Brezhnev en la XXIV asamblea del PCUS, — debe convertirse en convicción personal de toda persona. Tanto más ello afecta la acción de los funcionarios. Cualesquiera intentonas de desviación de la ley o de marginarla, no importa en que fueran motivadas, no pueden ser permitidas. Tampoco pueden ser permiti­das las violaciones de los derechos humanos, ni el desprecio de la potestad de los ciudadanos. Para nosotros, los comunistas, los partidarios de los más humanitarios ideales, es una cuestión de principios.

Por lo tanto, solicito ordenar a los órganos judiciales de la RSS de Lituania, que sean enmenda­das las trasgresiones de las leyes soviéticas (art. 192 del CPP de la RSSL), detenido el camino de la discriminación de los creyentes, no se violen los más elementales derechos humanos, y aseguradas la (constitución Soviética y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

2 de julio de 1974.             Viadas Lapienis

Ignalina

(Los derechos de los sacerdotes y los comités parroquiales):

El 28 de marzo de 1974, en el Comité Ejecutivo del raion de Ignalina, fueron reunidos los presidentes de los comités parroquiales católicos de todo el raion, así como los presidentes de las comisiones revisoras de esos mismos comités. El subrogante del presidente del Comité Ejecutivo, Vaitonis y el director de la sección Finanzas, A. Ziukas, durante unas tres horas estu­vieron enseñando a los convocados.

Al principio, Vaitonis se refirió sobre la nación más democrática del mundo — la Unión Soviética, en la cual toda la gente posee iguales derechos al trabajo, al descanso, tiene libertad de conciencia, de religión, de prensa, etc. Habiendo "demostrado" a los reunidos que en Lituania la religión goza de plena libertad, Vaitonis comenzó a enumerar lo que estaba prohibi­do:

1. Se prohibe preparar en grupos a los niños para la Primera Comunión. Los sacerdotes tienen derecho de examinar a los niños solamente uno por uno.

2. A los niños se les prohibe ayudar en la Santa Misa, cantar en el coro parroquial, participar en las procesiones. Si los niños ayudan, cantan, participan en las procesiones, serán castigados sus padres. Estos deben recordar, que ios niños pertenecen mayor­mente al Estado y no a ellos.

— Nació el niño y ya no es tuyo, sino del Estado, — paveaba Vaitonis.

3. A las celebraciones parroquiales, no es el cura párroco quien está facultado a invitar a otros sacerdotes, sino el comité parroquial. Al invitar se debe comunicar por escrito al subrogante del presi­dente del Comité Ejecutivo del raion, y este sabrá a que sacerdotes permitir y a quienes prohibir. Sola­mente el decano podrá viajar a las celebraciones parroquiales sin permiso del raion. Está prohibido invitar sacerdotes de un raion distinto.

4. Para ejecutar aún las más pequeñas reparaci­ones de la iglesia o de otros edificios parroquiales, imprescindiblemente se debe obtener permiso del raion. Sobre las reparaciones se debe consultar con el raion y no con el párroco.

5. En el interior de la iglesia solo puede recolectar dinero el delegado del comité parroquial. El dinero recolectado debe ser guardado en cuentas de ahorro. Es obligatorio destinar dinero para el fondo de la paz.

6. Si alguien se suicidara en una familia creyente, el sacerdote no tiene derecho a negar un sepelio católico.

7. En los sermones de los sacerdotes se les prohibe hablar sobre la baja moral de la gente, sino solamente sobre Dios.

8. A los sacerdotes se les prohibe casar a los novios o bautizar, si no se han extendido los certificados de casamiento civil o de nacimiento. Ni las criaturas graves pueden ser bautizadas sin certificado de nacimiento.

9. Los creyentes no tienen derecho de recolectar cualquier clase de firmas o denunciar de que se obstaculiza la libertad de religión.

El subrogante del presidente del Comité Ejecutivo, Vaitonis, no les permitió hablar a los que quiesieron hacerlo. Lleno de cólera, golpeaba la mesa con los puños.

El presidente del comité parroquial de la iglesia de Vosiunai se dirigió a Vaitonis explicando, que los domingos él no podía dejar a los niños solos en la casa, pues si ellos quemasen la casa, ¿quién sería el responsable? Vaitonis lo amenazó de que el Estado le quitaría la patria potestad, si llevaba a sus hijos a la iglesia.

— ¡No me la quitaréis, pues los hijos son míos! En primer lugar, cuidad vosotros las demás leyes.

(Muy espaciada entrega de certificados de nacimiento):

El jefe de la sección Finanzas controló los libros de entradas y salidas de las parroquias.

En algunas poblaciones rurales se ha impuesto la costumbre de extender los certificados a los recién nacidos solo pocas veces al año. El día indicado los padrinos deben llevar el niño a la regional, donde se realiza la ceremonia de imposición del nombre — de otro modo no se entregan los certificados. Acaso los católicos habrán de mantener durante varios meses sin bautizar a sus hijos, cuando la religión obliga a bautizar lo más pronto posible hasta a una criatura sana.

Adutiškis

(La exposición del P. B. Laurinavičius, porque se le ha formado proceso por invitar sacerdotes a dirigir retiros espirituales):

Al ministro de Justicia de la RSS de Lituania Arankevicius

Al Delegado del Soviet de Asuntos Religiosos K. Tumenas

A los Obispos y Administradores Apostólicos de Lituania

Exposición

La Constitución Soviética reconoce a todos los ciudadanos la libertad de cumplir sus cultos religiosos (art. 124) y mediante la ley garantiza la libertad de palabra, de prensa, de reunión y de marchas públicas (art. 125), mientras que el CP de la RSS de Lituania (art. 145) hasta prevé penalidades para aquellos que entorpezcan el cumplimiento de las ceremonias religiosas. Empero, la práctica demuestra algo distin­to.

Del 15 al 17 de marzo de 1974, en la iglesia de Adutiškis hubo retiros de Cuaresma. Ellos se realiza­ban tranquilamente hasta en la época del señorío de Stalin. Inmediatamente después de los retiros, el 20 de marzo, el presidente del departamento de Adutiš­kis me llamó a la regional, donde formuló un acta de "trasgresión administrativa", en el cual me acusaba de que los días 15 al 17 de marzo yo había trasgredido la segunda parte del artículo del decreto del 12 de mayo de 1966 del PSS de la RSS de Lituania. Poco después me enviaron hasta dos comunicaciones de que el 25 de mayo la Comisión Administrativa del Comité Ejecutivo consideraría mi proceso, donde yo debía participar.

En la reunión participaron el subrogante del presidente del Comité Ejecutivo del raion de Švenčio­nis — Macionis, el jefe de la milicia — Archipov y otros miembros de la Comisión Administrativa. Macionis me acusó de que yo, al invitar a los sacerdotes a los retiros sin la autorización del raion, había infringido al articulado segundo del decreto del 12 de mayo de 1966 del PSS de la RSS de Lituania. Sin embargo anotó en la decisión: "Infringió las leyes, organizando y realizando reuniones religiosas." ¡A los simples retiros espirituales los vieron como reunio­nes!

 

(El decreto de la RSSL es contrario al art 125 de la Constitución de la URSS):

En el segundo subpárrafo del decreto del PSS de la RSSL del 12.V.1966, se expresa: "Por el infringimiento de las reglas dispuestas por la ley, organizando y realizando reuniones religiosas, marchas y otras ceremonias de culto". Este subartículo es claramente opuesto al art. 125 de la Constitución de la URSS, que garantiza a los ciudadanos la libertad de reunión. En la iglesia de Adutiškis no hubo ninguna clase de reuniones, sino simples retiros espirituales de Cua­resma.

En el decreto del 12.V.1966 del PSS ni se menciona sobre la invitación de sacerdotes a las festividades religiosas o a los retiros espirituales, ni sobre los permisos del raion para la asistencia de los sacerdotes. Quien y donde se promulgó la ley prohibiendo invitar a los sacerdotes a los retiros sin permiso del raion, nadie pudo decírmelo.

Al escuchar la acusación en la reunión, quise aclarar que esa acusación carecía de fundamento, pero el miliciano participante de la reunión comenzó a vociferar: "¡Cállate! ¡Aquí no es tu iglesia!" El subrogante del presidente del CE del raion, Macionis, preguntó: "Dime, si habías invitado a sacerdotes". Lo afirmé. Entonces Macionis dijo: "Con eso nos basta", mientras el jefe de la milicia Archipov, amenazaba: "¡Nosotros lo arreglaremos!"

*   *   *

(El jefe de la milicia no reprende a los pandilleros, sino que lucha contra la Iglesia):

Es muy lamentable que el jefe de la milicia no reprima a los pandilleros, que hasta en los cementeri­os destruyen cruces y monumentos. En nuestra parroquia, en 1969 ellos depredaron en el cementerio de la aldea de Davaisiai. En 1972, en el cementerio de la aldea de Jakeliai, derribaron una artística columna-capilla, que durante siglos ornaba el cemen­terio. Una tarde de octubre de 1973, habiéndose arrancado cierta cantidad de cruces del cementerio de Adutiškis, los pandilleros se dieron a cometer desmanes con ellas en las calles de la ciudad. Y cuantos borrachos y otros pandilleros hay, pero por tales ultrajes no se preocupa el jefe de la milicia, sino que derrocha toda su energía en luchar contra la Iglesia.

"¡Nosotros lo arreglaremos!" Al carente de dere­chos e inocente sacerdote resulta muy fácil "arreglar­lo". Calumniar y acusar de cualquier cosa todos tienen derecho y no hacen remilgo. Empero nadie posee derecho de defender al sacerdote — pues ello sería considerado como delito.

Me llamaron a la reunión, pero no me permitieron explicar. Entonces, ¿para qué me convocaron, si no me permitieron hablar? Por lo tanto, me veo obligado a escribir a los órganos del gobierno soviético.

(El sínodo de la Arquidiócesis faculta invitar a los sacerdotes a los retiros espirituales):

1.Mis derechos y obligaciones sacerdotales no habré de ceder ni en beneficio del comité parroquial, ni del gobierno civil.

2.Invité a los sacerdotes a los retiros espirituales, puesto que el cura párroco está facultado por el derecho eclesiástico y las resoluciones de la Arquidió­cesis de Vilnius:

 

a) "Los curas párrocos deben ocuparse que anualmente sean realizados retiros espirituales de por lo menos tres días, para que los creyentes puedan prepararse para los santos sacramentos" (art. 22).

b) "Que los curas párrocos procuren, que los creyentes a ellos encomendados se preparen lo mejor posible para la Comunión Pascual, a través de retiros espirituales o sino por semones especiales y que inviten suficiente cantidad de sacerdotes para escu­char las confesiones" (art. 381).

En la resolución del sínodo se expresa: "los curas párrocos deben ocuparse", y no el comité parroquial ni el gobierno civil.

3. Invité justamente a tales sacerdotes, sobre los cuales se refiere el acuerdo de 1948, que fuera firmado por el comité parroquial de Adutiškis con el Comité Ejecutivo del raion de Švenčionėliai. Allí se establece claramente: "... y no permitir que cum­plan ceremonias religiosas de culto aquellos servi­dores que no estuvieran registrados por el delegado del soviet de asuntos religiosos para la República SS de Lituania". Yo invité solamente a los registrados. El mencionado acuerdo conserva su validez, puesto que existe ese mismo Estado y esa misma Iglesia. El acuerdo no puede ser unilateralmente anulado oenmendado.

4. Invité a los sacerdotes sin permiso, pues el subrogante del presidente del CE del raion de Švenčionis, me dijo el 10 de julio de 1973: "Pídelo, y concederemos el permiso para 2 ó 3 sacerdotes". ¿Acaso tres sacerdotes hubieran podido escuchar tantas confesiones como las que hubo durante los retiros del presente año — 3104 personas?

(En la historia de la Iglesia no se ha oído que un gobierno ateísta enviara a "sus sacerdotes"):

Además, el 21 de noviembre de 1973, Macionis me dijo: "En el futuro, el permiso para la asistencia de los sacerdotes a las celebraciones religiosas, será solicita­do por el comité parroquial. Lo concederemos, pero no siempre la cantidad solicitada, y no siempre para todos aquellos pedidos — nosotros también enviare­mos los nuestros". En la historia de la Iglesia jamás se ha oído que un gobierno civil, y todavía ateísta, envíe "sus sacerdotes" para suministrar los santos sacra­mentos a los creyentes. Es la más brutal e inadmisible intervención en los asuntos internos de la Iglesia.

En la prensa soviética se escribe frecuentamente que el Estado no interfiere en la vida interna de la Iglesia. Por ejemplo, de J. Anicas y J. Rimaitis: "Tarybiniai įstatymai apie religinius kultus ir sąžines laisve" (Las leyes soviéticas sobre la libertad de culto religioso y de conciencia), V., 1970, pág. 21.

(Lenin, suprimiendo los "ucases", suprimió también la prohibición de que los sacerdotes concurrieran a las conmemoraciones religiosas y retiros espirituales):

5. El obispo M. Valančius en su libro "Maskoliams katalikus persekiojant" (Cuando los moscovitas per­seguían a los católicos) (Kaunas, 1929, pág. 39), y también A. Alekna en "Bažnyčios istorija" (La historia de la Iglesia) (Tilze, 1920, pág. 223) escriben que el zar había promulgado un "ucase", prohibiendo a los sacerdotes concurrir a las conmemoraciones religiosas sin permiso del gobierno. Estoy seguro que Lenin, anulando los "ucases" zaristas, suprimió también aquel, motivo de risa, mediante el cual se les prohibía a los sacerdotes la concurrencia a las conmemoraciones religiosas y retiros espirituales. En la época soviética nadie ha promulgado una ley semejante. Por lo tanto, invitando a los sacerdotes, no quebranté ninguna ley. Los caprichos de ciertos funcionarios soviéticos, no son la ley. La ley posee validez y obligación solo cuando es promulgada públicamente y no se opone a la Constitución. Por consiguiente, la Comisión Administrativa me estuvo molestando y advirtiendo sin el menor fundamento.

(Los tribunales populares hacen caso omiso de cualquier documento):

En la resolución de la Comisión Administrativa se dice que yo puedo denunciar esta resolución ante el tribunal popular. No la denuncié. En el pasado quedé convencido que el tribunal popular hace caso omiso de cualquier documento, hasta de aquellos, a los que los juristas soviéticos reconocieron como muy impor­tantes — suficientes como para anular la ilegal confiscación de mi casa, que yo había construido junto a la iglesia de Švenčionėliai.El tribunal conformó el capricho de los órganos del gobierno soviético, únicamente porque yo no accedí a ser su acólito.

Solicito amablemente al Delegado del soviet de, Asuntos Religiosos la anulación de la advertencia que se me ha hecho sin ningún fundamento y explicar al subrogante del presidente del raion de Švenčionis, Macionis, que no tenía derecho a juzgarme ni advertirme basándose en el decreto del 12.V. 1966 del PSS de la RSSL, puesto que yo no lo infringí.

Adutiškis, 30.IV.1974.

P. B. Laurinavičius